El pasado miércoles me enteré de que, en
cierta forma, me encontraba en un museo.
No, podéis dejar de sonreir; no me
refiero a nada relacionado con mi edad, aunque sí con algo que tiene sus años,
como concepto, claro.
Y es que la noticia era que la Enciclopedia
Británica, fundada en 1768 en Edimburgo, aunque con sede desde hace un tiempo
en Chicago, deja de publicarse en papel.
Y por tanto, sus ejemplares pasan a ser,
casi, objetos de museo.
Sí que me va a resultar difícil realizar
cualquier consulta a partir de ahora, sí.
Créditos:
Fotografía del cuerpo principal de la
Enciclopedia Británica, del autor (en ambos sentidos).
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