“De Urano ó Herschel todo lo que vemos es un disco pequeño, redondo, y
uniformemente iluminado, sin anillos, bandas; ni manchas discernibles. Su
diámetro aparente es de unos 4", de los cuales nunca varía mucho, por
razon de la pequeñez de nuestra órbita en comparacion de la suya. Su diámetro
real tiene sobre 30.000
millas , y su volúmen es como 80 veces el de la tierra.
Le siguen dos satélites cuando menos, y probablemente hasta cinco ó seis, cuyas
órbitas presentan señaladas particularidades.”
Tal día como hoy, un 13
de marzo, pero de 1781 (esta vez, sí, pues ya se aplicaba en Inglaterra el
calendario gregoriano), en Bath, Friedrich Wilhelm Herschel (aunque para
entonces, ya era William Herschel), consiguió ver por primera vez, mediante un
telescopio de su invención, lo que luego, tras observaciones continuadas,
confirmó que se trataba de un planeta no identificado como tal.
Luego resultó que el tal
planeta puede ser visto a simple vista, sólo que en ciertas condiciones, entre
las cuales figura, en primer lugar, tener una vista muy buena, y en segundo, una buena dosis de paciencia y memoria. Por la acumulación de estas circunstancias,
no fue hasta hace 233 años cuando se pudo concluir que el astro en cuestión era
un planeta. Y por ello, el honor le corresponde a Herschel (cuyo nombre, como
vemos, y aunque él lo bautizó de otro modo, mantuvo el planeta durante un
tiempo).
Quien, si residía en Bath
no era por la facilidad del lugar para las observaciones astronómicas, sino por
que era organista en la Octagon Chapel, en dicha ciudad balneario.
Es decir, que va a acabar
siendo cierta la famosa «música de las esferas celestes».
Créditos:
Extracto del punto 447,
en el Capítulo VIII Del Sistema Solar,
de la obra Tratado de Astronomía, de
Sir John Frederick William Herschel (hijo de William Herschel),
según la traducción de
Saturnino Montojo publicada en 1844, tomado de la edición facsimilar realizada
por París-Valencia en 2002 (pág. 241), de la biblioteca del autor.
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