“Un día, cuando Moisés ya era mayor, fue adonde estaban sus hermanos, y
vio sus duros trabajos; vio también cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno
de sus hermanos. Miró a uno y a otro lado y, no viendo a nadie, mató al egipcio
y lo enterró en la arena. (…) Cuando el faraón se enteró de lo sucedido, buscó
a Moisés para matarlo.
Moisés huyó de la presencia del faraón y se dirigió
al país de Madián.”
Allí, en Madián, en el
este de la península del Sinaí, al cabo de un tiempo, se casó, tuvo familia. Un
día, pastoreando el rebaño de su suegro, llegó al monte Horeb, donde vio una
zarza ardiendo:
“Moisés vio que la zarza ardía, pero no se consumía. Dijo, pues, Moisés:
«Voy a acercarme para ver este extraño caso: por qué no se consume la zarza.» Cuando
Yavhé vio que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la zarza:.
«Moisés, Moisés.» (…) Yavhé le dijo: «He visto la aflicción de mi pueblo (…).»”
Luego, ya sabemos qué pasó:
el pueblo de Israel salió de Egipto y llegó a la “tierra que mana leche y miel”. Y para eso, antes, Moisés salió de Madián
dirigiéndose hacia el oeste.
Este principio de año está
teniendo mucha importancia lo que empezó, no en el país de Madián, sino en la
plaza de Maidán de Kiev, precisamente por unos cuantos que querían dirigirse
hacia el oeste.
En este caso, las
disensiones han comenzado pronto, y otros cuantos han decidido irse hacia el este. Al revés que en la historia bíblica de Moisés, en la que las disensiones
surgieron ya estando en ruta hacia el este, y habiendo preferido algunos haber
regresado hacia el oeste.
Se ve que da lo mismo en
qué lado se coloque la letra ‘i’: la cuestión es disentir sobre hacia dónde ir.
“Yahvé le dijo [a Moisés]: «Ésta
es la tierra que bajo juramento prometí a Abrahán, Isaac y Jacob, diciendo: A
tu descendencia se la daré. Te dejo verla con tus ojos, pero no pasarás a ella.»”
Y así fue: salvo Caleb y
Josué, ninguno de los adultos que salieron de Egipto entró en la Tierra Prometida;
ni siquiera Moisés, quien había partido antes desde Madián.
Y la duda, pues, es cuántos
de los que han salido de Maidán llegarán a ver la Tierra Prometida en Ucrania.
[Nota final:
Puestos a hacer
similitudes extrañas, y fijándonos en qué es lo que mira el Moisés de la falla, ¿cuántos (y quiénes)
que ahora miran hacia el Ayuntamiento de Valencia, dentro de no ya cuarenta
años sino de catorce meses, se quedarán sin disfrutarlo?]
Créditos:
Extractos de Éxodo (2, 11-15, 3, 2-7 y fragmento de
3,8) y de Deuteronomio (34, 4 y 5), tomados
de la Nueva Biblia de Jerusalén,
revisada y aumentada, editada en 1998 por Desclée De Brouwer, de la biblioteca
del autor.
Fotografía del edificio
del Ayuntamiento y de la figura de Moisés
de la falla municipal, en la Plaza del Ayuntamiento, en Valencia, hoy, del
autor.
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