El pasado lunes, la
viñeta de Antonio Mingote en ABC nos traía al recuerdo el fenómeno de los
cesantes, tan habitual en el siglo XIX galdosiano (casualmente el mismo día en
el que el periódico daba notica de la reapertura en Las Palmas de su
Casa-Museo tras una reforma).
Fenómeno fruto del
sectarismo de los partidos políticos de la época, con el que, en cada cambio de
Gobierno iban a la calle ingentes cantidades de personas que trabajaban en la
Administración por el claramente evaluable hecho de ser simpatizantes del
partido perdedor, y eran remplazadas por otras cantidades similares, cuyo único
mérito era su simpatía por el partido vencedor.
Este baile se conservaba
muy liberalmente (así se llamaban los partidos en cuestión), hasta que alguien pensó
que tal vez fuera bueno que un escribiente lo fuera por ser bueno en eso, sin
depender del partido en el Gobierno. Esta ocurrencia tan aburrida tuvo como
resultado la creación de la especie “funcionario”.
No obstante, cada vez son
más las voces que claman contra esta especie, pidiendo su práctica extinción,
para lo cual, en una primera instancia, propugnan despidos masivos de
funcionarios, con el argumento, básicamente, de que son funcionarios.
Mientras volvemos a los
tiempos galdosianos, el problema, en estos momentos, es otro.
Muchos de los
exterminadores a que he hecho referencia hablan de lo elevadas y preocupantes
que son las cifras del paro. Sin embargo, hace tiempo que a esas cifras no les
ponen caras, con nombres y apellidos. Lo más parecido que he visto
recientemente es la imagen que nos trajo Caragüevo, por lo que tal vez haya que
recordar imágenes reales, por ejemplo, la portada de ABC de allá por el 16 de
octubre de 1976.
Créditos:
Viñeta de Antonio Mingote
en ABC del pasado día 9 de enero de 2012, de la hemeroteca del autor.
Imagen de la portada de
ABC del día 16 de octubre de 1976, tomada de la hemeroteca del periódico en
internet.
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