Una cosa curiosa del
idioma español es el uso de las palabras.
Por ejemplo, la palabra ‘pulla’
se enmarca en el mundo de la expresión humana, en un contexto algo más que dialéctico,
diríamos; en cambio, la palabra ‘puya’, simplemente, es un utensilio o
herramienta, con la que, es cierto, se puede herir.
Sin embargo, la derivación
que de ‘pulla’ nos daría ‘pullazo’, mantiene su mundo expresivo y contexto dialéctico,
pero, según el DRA, sólo en Venezuela; en cambio, lo mismo, con ‘puyazo’, es, lógicamente,
un uso de la puya, y en todo el mundo hispano.
¡Pero…!
Pero resulta que ‘puyazo’
también se puede utilizar en sentido figurado.
Con lo cual, ya está el lío
armado cuando alguien quiera deshacer el camino, y regresar al origen etimológico:
ni siquiera confundirá ‘puya’ con ‘pulla’, pues ésta última ni siquiera la
tendrá en cuenta.
Todo esto viene motivado,
además de por la noticia que ayer me encontré, naturalmente, buscando otra, con
el hecho de que por querer decir una cosa al principio, y luego otra, y
corregir sólo parte, acabé ayer publicando ‘cayó’ en vez de ‘calló’.
Error (que no errata) que
gracias a un par de comentarios (privados) ha quedado subsanado, aunque he
preferido mantener visible el mismo para vergüenza propia.
Créditos:
Imagen de la noticia en
cuestión en Libertad Digital.
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