El rancio catolicismo español impide,
nuevamente, el desarrollo de un próspero comercio mundial.
Una de estas acciones reaccionarias
(contradicción que en España no es sino una afirmación histórica), es jaleada,
lógicamente, desde COPE.
El ovejuno pueblo tinerfeño impidió hace
algo más de dos siglos, el establecimiento de una misión comercial, ética y provechosa,
franquiciada por la Corona Británica y liderada por el Almirante Horacio
Nelson. Las trabas administrativas para el desarrollo de tan noble actitud
mercantil, impidiendo el asentamiento de numerosos emprendedores que, por qué
no, se lucraran ofreciendo lo que la sociedad (inglesa) demandaba, hizo,
finalmente, que el Almirante torciera su brazo… y lo perdiera.
Créditos:
Portada del libro El fuego de bronce, de Jesús
Villanueva Jiménez, editado por Libros Libres, tomada del correo de
la editorial por el que me invitaba a la presentación de la novela esta noche,
en Madrid, en la Casa de Canarias, a las 20 horas (y a la que, como se ve, no
he podido ir).
Véte a saber porqué, me vino a la mente la idea que tuvo Serrano Suñer de apoyar a los japoneses, en la Segunda Guerra Mundial, a fin de recuperar la posesión de las Filipinas. A relación de esto, también acude a mi cabeza aquél plan de Felipe II de tener un enclave en Asia similar al Macao portugués...En fin, extrañas asociaciones que hace uno.
ResponderEliminarPor cierto, te recomiendo una novel que leí estos días y me gustó mucho: "Moravia", del argentino Marcelo Luján.
Un saludo
Lejos me envías a averiguarlo, desde Tenerife hasta las Filipinas ;-)
ResponderEliminarPor otro lado, en cierto modo, así funcionó Manila, y su famoso "Galeón de Manila, que entonces sí tenía mérito el comercio mundial y la globalización, no ahora que se viaja sin problemas.
Gracias por la recomendación literaria, que queda apuntada, y espero que en breve, adquirida y leída.
Un saludo.