Tras la vuelta del verano, se publicó la
noticia de que el obispo de San Sebastián había asistido a la JMJ en Madrid
acompañando a un grupo de presos de Martutene, un acto más de la pastoral penitenciaria. La noticia tuvo, en general, la repercusión que se le quiso dar…
a las conclusiones ya pre-establecidas, especialmente por cierto comunicador
(mencionado en los comentarios de la noticia enlazada), quien, desde entonces, además,
no pierde ocasión de recordar su particular visión de los hechos cada vez que le
sirve en la exposición que tenga en curso.
Así, Monseñor Munilla, por si no tenía
bastante con el odio y desprecio de muchos de sus convecinos y de bastantes de
sus supuestos feligreses, pudo añadir un cachito más a la palma del martirio
(incruento, eso sí) que porta desde su nombramiento por el Papa.
Este sábado, día 21, ha tenido lugar en San Sebastián un homenaje a Gregorio Ordóñez,
asesinado por la ETA hace ya 17 años. El homenaje ha sido tributado por su
familia y políticos, mayoritariamente, compañeros suyos del Partido Popular (lo
que hace más curiosa la elección de la fotografía que ilustra la noticia, con
un político que ni siquiera es mencionado en el cuerpo de la noticia).
Aun no estando presente en dicho
homenaje, Monseñor Munilla sí tuvo en su recuerdo a Gregorio Ordóñez, víctima
del terrorismo, y, como si dijéramos, mártir laico de la libertad, en la homilía
que pronunció durante la Eucaristía del día anterior con motivo de la celebración
del Santo Patrono de la ciudad, San Sebastián quien, por esas cosas de la Vida,
es Mártir de la Fe.
“Las víctimas deben ocupar un lugar
central en el camino hacia la paz y la reconciliación, de forma que no añadamos
nuevas injusticias a las ya cometidas”, dijo el prelado, entre otras cosas, según
se recoge en otro de los pocos medios que se han hecho eco de sus palabras.
Y es que la lluvia de flechas verbales
tanto lo es por los exabruptos que se dicen (acción), como por las reseñas que
se callan (omisión).
Créditos:
Fotografía del Martirio
de San Sebastián, óleo de Pedro de Orrente (1580-1645), existente en el altar
central de la Capilla dedicada al Santo, en la Catedral de Valencia, de agosto
de 2010, del autor.
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