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Traemos a colación este recordatorio religioso porque el mundo en que vivimos anda sobrado de mitos y falto de claridad sobre los fundamentos de las relaciones a gran escala entre las comunidades humanas; y el mundo occidental (si existe tal cosa, y es muy posible que sí) arrastra unos complejos de culpa –ajenos a los demás– que lo maniatan y atormentan en el plano moral y esterilizan buena parte, incluso, de las acciones positivas que podría desarrollar, no como restitución de agravios y abusos (reales e irreales, de todo hubo y hay), ni por sentimientos caritativos o paternalistas, sino por simple solidaridad humana. Mucho se está haciendo pero, sin abandonar los intereses de los estados fuertes o de las multinacionales, al tiempo se sufre una parálisis por motivos de imagen –para el consumo interno en las sociedades occidentales– que lastra y acaba imposibilitando las actuaciones políticas , económicas y hasta militares que resultan necesarias para promover cambios imprescindibles que dignifiquen y faciliten la prosperidad del Tercer Mundo.
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Aunque hace tiempo, atendiendo a una ‘petición de los lectores’, traje a estas páginas la llegada del Moro Muza a España, y este pasado verano recordé el suceso, el hecho de que se hayan cumplido 1.300 años, trece siglos, de ese acontecer histórico ha pasado, al menos en lo que yo sé, prácticamente ignorado.
Y eso que el año empezó bien, aunque únicamente en ese sentido de recuerdo, con un tratamiento especial en el dominical de El Mundo. Sin embargo, no ha sido hasta este final de año cuando he tenido noticia de dos actos culturales relativos a la conmemoración:
Uno, la celebración de unas Jornadas en diversas ciudades de Andalucía, bajo el título 1.300 años de la caída del reino hispano-visigodo de Toledo, que se prolongan, entrre conferencias y visitas guiadas, hasta finales de febrero.
El otro, una exposición en el Museo Arqueológico Regional, en Alcalá de Henares, titulada 711. Arqueología e Historia entre dos mundos, que estará abierta hasta abril.
Tarde, aunque espero que a tiempo, este modesto recordatorio de lo que sucedió (y de lo que no sucedió, ni sucede), hace, sí, trece, trece siglos.
Créditos:
Párrafos finales del capítulo 7 El sueño de al-Andalus de la obra de Serafín Fanjul La quimera de al-Andalus (2004), en edición de Siglo XXI, según su tercera reimpresión, de febrero de 2005 (pp. 250-252)
Ilustración de la batalla de Guadalete, tomada de la obra del Padre Mariana Historia general de España, en la edición publicada por la Imprenta y Librería de Gaspar y Roig (en Madrid, calle del Príncipe, 4), en el año de Nuestro Señor de 1852 (pág. 197)
Portada del ejemplar del 9 de enero de 2011, del dominical Magazine de El Mundo.
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ResponderEliminarPor lo que se ve, los hay que siguen empeñados en volver.
ResponderEliminarEl refranero no siempre acierta, pero ¿"quien la sigue, la consigue"?
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ResponderEliminarS.Cid:
ResponderEliminarPor error, he borrado tu comentario de las 00:18 del 27 de diciembre de 2011, por lo que lo reproduzco ahora:
«Sí que estamos acomplejados, sí. Si durante el Ramadám alguien pusiera una bomba en una mezquita a la hora de la oración principal, habría que oír los lamentos y lloros de los líderes de los países occidentales. Y, sin embargo, ¿quién ha dicho siquiera "mu" por la matanza de cristianos ayer durante la misa del gallo?
Por cierto, ¿es "del gallo" o "de gallo"? Hoy oí en la radio que lo correcto es "de gallo", pero yo siempre lo he oído y utilizado con "del".»
Y te contesto diciendo que tienes razón, y que no sea sólo complejo.
Sobre 'de' o 'del', lo ignoro, aunque estoy en tu misma situación respecto de 'del'.
Un saludo.