viernes, 30 de diciembre de 2011

A cabalgar

Ford nunca oculta la verdad; reconoce la utilidad social de las leyendas pero se niega a perpetuarlas. En esta su crónica de la vida de un olvidado bastión militar de frontera en el Territorio de Arizona narra las las tensiones personales y sociales, a ratos con truculento humor irlandés, a ratos con la áspera rugosidad de la denuncia de la hipocresía, la melancolía, de la intolerancia. De igual manera, primero nos deja ver, justo al revés que hará en Liberty Valance, la derrota de Thursday, las razones de la misma y luego nos cuenta cómo se formó la leyenda.

Ford permite, algo inusual en el formato western de la época, que York denuncie el maltrato que los apaches han recibido del Gobierno, ejemplificado en el corrupto agente indio Meacham, y que Collingwood alabe su destreza como guerreros, antes de permitir que el propio Cochise lo haga en sus propias palabras, para ser insultado por el arrogante y racista Thursday. La complejidad del cine de Ford, un patriota capaz de criticar los abusos del sistema, un conservador incapaz de no denunciar el clasismo, la hipocresía, la intolerancia, un cineasta clásico que nunca respetaba las reglas que podían amordazarle narrativa o visualmente, luce en Fort Apache en todo su esplendor.

A esta hora anuncia Luis Herrero en su programa la decisión del Consejo de Ministros de proponer a Eduardo Torres-Dulce como Fiscal General del Estado.

“El señor fiscal” es conocido por su afición al cine del oeste, y en particular, al de Ford y su forma de ver las cosas y la vida. La decisión de éste de ‘no ocultar la verdad’, de ‘denunciar la hipocresía y la intolerancia’, del ‘maltrato y la corrupción en el gobierno’, entiendo que le servirán de referencia en su nuevo trabajo.

Así pues, como en Fort Apache, “señor fiscal”, empieza el baile.


Créditos:
Extracto del capítulo La vida en Fort Apache. La leyenda, en la parte Fort Apache: el honor del regimiento, de la obra Jinetes en el cielo, de Eduardo Torres-Dulce, en edición de 2011 de Nickel Odeon y Notorius Ediciones (pp.53-54)

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