jueves, 31 de marzo de 2011

¿Silencio clamoroso?

De modo que le pregunté si no estaba preocupado por la posible pérdida de su trabajo en el Museo Grecorromano de Alejandría. Frunció el ceño y se quitó las gafas, pinzándose el puente de la nariz con gesto cansado.
- Mi trabajo… –murmuró, y se quedó pensativo unos instantes–. Usted no sabe lo que está pasando en Egipto, ¿verdad, doctora?
- No. No lo sé –respondí, desorientada.
- Verá… Yo soy copto y ser copto en Egipto es ser un paria.
- Me sorprende, profesor Boswell –repuse–. Ustedes, los coptos, son los auténticos descendientes de los antiguos egipcios. Los árabes llegaron mucho después. De hecho, su lengua, la copta, procede directamente del egipcio demótico, el que se hablaba en tiempo de los faraones.
- Ya, pero… ¿sabe?, las cosas no son tan bonitas como usted las pinta. Ojalá todo el mundo lo viera como lo ve usted. Lo cierto es que los coptos somos una pequeña minoría en Egipto, una minoría dividida, a su vez, en cristianos católicos y cristianos ortodoxos. Desde que comenzó la revolución fundamentalista, los
irhebin…, los terroristas, quiero decir, de la Gema’a al-Islamiyya, la guerrilla islámica, no han cesado de asesinar a miembros de nuestras pequeñas comunidades: en abril de 1992 mataron a tiros a catorce coptos de la provincia de Asyut por negarse a pagar «servicios de protección». En 1994, un grupo de irhebin armados atacaron el monasterio copto de Deir ul-Muharraq, cerca de Asyut, matando a los monjes y a los fieles –suspiró–. Continuamente hay atentados, robos, amenazas de muerte, palizas… Últimamente, han comenzado a poner bombas en la entrada de las principales iglesias de Alejandría y El Cairo.
Deduje, en silencio, que el gobierno egipcio no debía estar haciendo mucho por impedir esos crímenes.
- Afortunadamente –exclamó, riéndose de repente–, yo soy un mal copto-católico, lo reconozco. Hace muchos años que dejé de acudir a la iglesia y eso me ha salvado la vida.
Siguió sonriendo y se puso las gafas, ajustándolas cuidadosamente en las orejas.
- El año pasado, en junio,
Gema’a al-Islamiyya puso una bomba en la puerta de la iglesia de San Antonio, en Alejandría. Murieron quince personas, entre ellas mi hermano menor, Juana, su mujer, Zoe, y su hijo de cinco meses.
Me quedé muda de asombro y de horror, y bajé la mirada hasta la mesa. - Lo siento… –conseguí balbucir a duras penas.
- Bueno, ellos... ellos ya no sufren. Quien sufre es mi padre, que no podrá superarlo nunca. Ayer, cuando le llamé por teléfono, me pidió que no volviera a Alejandría, que me quedara aquí.
No sabía qué decir. Ante infortunios semejantes, ¿qué palabras son las apropiadas?


Este fragmento de El último Catón, de Matilde Asensi, podía sonar, en Occidente, en su día, otoño de 2001, algo exagerado… si no fuera porque poco antes de su publicación se estrenó el siglo XXI, un once de septiembre, en Nueva York y Washington.

Sin embargo, la memoria de este Occidente actual es corta; pero no hay problema, siempre podremos encontrar quien se encargue de refrescarla. Además, del mismo modo que el que relata el profesor Boswell, es decir, a las puertas de iglesias durante la celebración de la misa: hace cinco meses justos, en la víspera de Todos los Santos, en Bagdad; o, como en su caso, en Alejandría, en Año Nuevo. O aunque no haya fieles, como en Zahlé, en el Líbano, o en varias ciudades de Pakistán.

Ni siquiera el ser mal practicante puede ‘salvar’ a los cristianos, ya que los disturbios también son habituales, trátese de Egipto, o de Etiopía.

Todos estos actos acaban en el olvido, más rápidamente aún, cuando se trata de víctimas anónimas. Algo más tardan las víctimas con nombre, pero también son olvidadas, sea una sencilla campesina como Asia Bibi, o todo un ministro, que osó defenderla.

Es cierto que frente a atentados como los anteriores, las, en principio, estupideces de algunos paisanos nuestros pueden parecer juegos de niños.

Por desgracia, los argumentos (!?) que utilizan no son ningún juego de niños.

No sabía qué decir. Ante infortunios semejantes, ¿qué palabras son las apropiadas?

No sé qué palabras serán las más apropiadas, pero, desde luego, el silencio no lo es.

Créditos:
Extracto del capítulo 2 de El último Catón, de Matilde Asensi, tomado de la segunda edición, noviembre de 2001, de Plaza y Janés (pp.92-93).
Fotografía de Asia Bibi tomada de Hazte Oír.
Fotografía de Shabaz Batí visitando a la familia de Asia Bibi, distribuida por EFE, y tomada de Libertad Digital.

martes, 29 de marzo de 2011

Sin prisa

Este martes he tenido también reunión en el colegio, en esta ocasión con la tutora de mi hijo (al regreso, la librería estaba cerrada).

Como iba con tiempo, me di un paseo por las calles cercanas, y acabé decidiendo ir a comprar la merienda, unas galletas o algo parecido, a una tienda de la que ya hablé en su momento.

En ese sentido tuve suerte, pues me comentaron que como está próxima la Pascua judía, ya no se podrá comer galletas y similares, y por tanto, los retirarán de la venta. El caso es que compré unas galletas, tipo barquillo, con sabor a limón, procedentes, eso sí, de Israel.

Supongo que lo de no comer galletas es porque en Pascua sólo puede comerse pan ácimo (matzá): “No comerás con ella pan fermentado; durante siete días la comerás con ázimos, pan de aflicción, porque a toda prisa saliste del país de Egipto todos los días de tu vida” (Deuteronomio 16, 3).

Nota: Para quien esté interesado, este año la Pascua judía empieza el próximo 19 de abril.

Créditos:
Fotografía del paquete de galletas en cuestión, del autor.

Y ahora, ¿dónde los pongo?: Pasaba por aquí

Este lunes he tenido una reunión en el colegio con el tutor de mi hija. Al salir, regresaba por una calle como podía haberlo hecho por otra, y… acabé con tres libros más para mi biblioteca.



Sí ya sé que lo de “Vale la pena tener un Sopena” era para los diccionarios, pero si alguien sabe dónde conseguir el tomo II de La revolución francesa. Historia de los girondinos, le quedaré agradecido.

Por cierto, la librería donde conseguí los libros es la de la foto (ya sin ‘mis’ libros, claro).

Créditos:
Portadas de los libros en cuestión.
Fotografía de un montón de libros, junto a un contenedor de papel, ayer, en Valencia, del autor.

Y ahora, ¿dónde los pongo?: Yo sólo entré a saludar

Ya comenté el otro día que camino de la concentración Sí a la vida, había pasado por mi librería habitual a saludar. Es verdad, sólo entré a saludar. Bueno, también entré en la otra tienda que tienen en la calle Navellos, justo al lado de la Plaza de la Virgen, lugar de la concentración.





¿Hay que decir que con uno de los libros me vinieron ciertos recuerdos?

Créditos:
Portadas de los libros en cuestión.

lunes, 28 de marzo de 2011

La enemistades peligrosas

Cuando Fernando retornó a Castilla, restableció el orden con firmeza y dejó a Cisneros manos libres para proseguir la expansión española en el norte de África, como una prolongación natural de la conquista de Granada. De acuerdo con esto, el cardenal organizó una milicia permanente y dispuso una flota que bajo el mando de Pedro Navarro se apoderó del Peñón de Vélez de la Gomera, en 1508, y un año después conquistó Orán, Bugía y Trípoli, y obtuvo el vasallaje de Tremecén, Argel y Túnez.

En 1525, en plena guerra entre España y Francia que culminaría en la batalla de Pavía, el sultán Solimán o Gran Turco, como también era llamado, envió un emisario al campo francés para proponer una alianza entre los dos soberanos. Después de Pavía y la prisión del rey Francisco I en Madrid, los esfuerzos diplomáticos de la corte francesa consiguen apuntalar el pacto entre París y Estambul.
Fue el antiguo comunero y trásnfuga español, Antonio Rincón, el artífice de este acuerdo y otros similares con reyes cristianos de Europa Oriental, que se sentían amenazados por el poder de Carlos V. (…)
En paralelo a estas gestiones se produce también el envío de la primera embajada francesa a Turquía. Una decisión que fue tomada por la reina madre poco después de la derrota de Pavía. El embajador francés llevó ricos presentes: un magnífico rubí, un cinturón dorado y cuatro candelabros de oro, pero ni él ni sus doce acompañantes llegaron nunca a Estambul. El pachá de Bosnia los hizo asesinar a todos cuando pasaban por su territorio para apoderarse de las riquezas que portaban. Pero esto no fue obstáculo para que la corte francesa enviara inmediatamente otra embajada dirigida por un noble croata al servicio de Francia, Jean Frangipani, portador de una carta de la regente y otra de Francisco I para el sultán y el gran visir Ibrahim, que había escondido en las suelas de sus botas. La carta pedía reparaciones por el asesintato del primer embajador, a lo que el sultán accedió de inmediato. (…)
En su carta al sultán, Francisco I le pedía que atacara al rey de Hungría mientras él guerreaba con Carlos V. Frangipani propuso también al sultán organizar una expedición para «liberar al rey» preso en España. El sultán accedió a todo y su respuesta le llegó a Francisco I poco después de firmar el tratado de Madrid, que luego impugnó traidoramente, cuando ya estaba a salvo en Francia.
La alianza de Solimán con Francia rompió el frente cristiano de Europa y en este sentido la estrategia del Gran Turco tuvo pleno éxito. Después de Francisco I fueron los príncipes protestantes quienes buscaron la ayuda de Turquía en su lucha contra Carlos V. El enviado del sultán, Muharren Savus, se entrevistó con muchos de ellos para prometerles apoyo. Hay una carta de Solimán, fechada en mayo de 1522 en la que se manifiesta con claridad que el Elector de Sajonia, el duque de Prusia y demás príncipes protestantes de Alemania «no tienen nada que temer» de Turquía. Solimán estudió la posibilidad de ayudar directamente a Lutero, y tras incitar a los protestantes alemanes a colaborar con Francisco I contra Carlos V, terminó apoyando a los calvinistas de Hungría y Transilvania.
Carlos V entendió bien el riesgo enorme que para su Imperio suponía el entendimiento entre turcos y protestantes, y esa fue una importante razón por la que terminó admitiendo los derechos de los príncipes protestantes en la Dieta de Augsburgo (octubre de 1555), lo que terminó de quebrar definitivamente la unidad católica en los dominios imperiales. La escisión entre la España católica y la Alemania protestante fue en gran parte obra de Turquía, como reconocen hoy algunos historiadores.


Todo esto es Historia, claro, y no tiene nada que ver con la expansión del Islam, con Francia ni con Trípoli, claro.

Aunque Roberto Centeno no opine lo mismo.

Actualización del 30 de marzo: Parece que en Estados Unidos empiezan a pensar, un poco, como don Roberto.

Créditos:
Extractos del capítulo 1. Dos imperios frente a frente (pp. 30-31) y del capítulo 2. La ofensiva turca (pp. 44-46), de La guerra del Turco. España contra el Imperio Otomano. El choque de dos gigantes, de Fernando Martínez Laínez, editado por EDAF en su colección Clío. Crónicas de la Historia.
Ilustración reflejando a Francisco I y Carlos V, y retrato de Solimán el Magnífico, tomados del referido libro.

domingo, 27 de marzo de 2011

¡Eres un sol!

El enorme disco de la vela se tensó en el aparejo, hinchada por el viento que soplaba entre los mundos. Dentro de tres minutos empezaría la regata.

De este modo comienza El viento del Sol, relato de Arthur C. Clarke fechado en mayo de 1963.

Afuera había una vela de cincuenta millones de pies cuadrados, sujeta a su cápsula por casi un centenar de millas de cordaje. Todo el velamen de todos los clípers cargados de té que cruzaron un día los mares de la China, cosidos en una sola sábana gigantesca, no habrían podido competir con la vela única que el Diana había desplegado bajo el sol. Sin embargo, era muy poco más consistente que una burbuja de jabón; aquellas dos millas cuaddradas de plástico aluminizado tenían un espesor de unas pocas millonésimas de pulgada tan sólo.
(…)
Dos vueltas en torno a la Tierra reforzarían el promedio de su velocidad de escape, y luego pondría proa a la Luna, llevando tras de sí toda la fuerza del Sol.


Y es que el relato trata sobre una regata entre la Tierra y la Luna de naves… solares, es decir, propulsadas por el viento del sol.

- Extiendan las manos al Sol –les había dicho él– ¿Qué sienten ustedes? Calor, claro. Pero reciben también una presión… aunque no la noten debido a lo pequeña que es. Sobre el área de sus manos se ejerce una presión de una millonésima de onza, más o menos. Pero en el espacio exterior, incluso una presión así de pequeña puede ser importante, ya que actúa perpetuamente, hora tras hora, día tras día. Al contrario del combustible de un cohete, es libre e ilimitada. Si queremos, podemos utilizarla. Podemos confeccionar velas que recojan esa radiación que procede del Sol.

La regata que nos narra Clarke es especial para el protagonista, John Merton, impulsor de esta técnica motriz:
Había una razón concreta por la que él estaba aquí, solo en el espacio. Durante casi cuarenta años había trabajado en equipos de cientos y hasta de miles de hombres, ayudando a diseñar complicados vehículos que jamás habían visto la luz. Durante los últimos veinte años había dirigido uno de dichos equipos y había visto cómo sus creaciones se remontaban hacia las estrellas (a veces hubo fallos… que él no olvidó jamás, aun cuando no fue suya la culpa). Era famoso, y había dejado un brillante historial tras de sí; siempre había sido un fuera de serie.
Esta era la última oportunidad de que disponía para intentar una proeza individual, y no iba a compartirla con nadie. No habría más regatas de yates solares lo menos en cinco años, dado que estaba terminando el período de calma solar y comenzaba el ciclo del mal tiempo, en el que las tormentas de radiación se propagarían por todo el sistema planetario. Cuando volviera el tiempo idóneo para que estas embarcaciones frágiles y sin protección se aventuraran a recorrer las alturas sería ya demasiado viejo. Si es que, efectivamente, no lo era ya…


He recordado este relato tras localizar unas noticias en ABC sobre una potente llamarada solar sucedida a mediados de febrero, en este inicio del nuevo ciclo solar de actividad.

Aunque no se esperaba especial afección sobre la Tierra, poco después se confirmó que, además, hubo suerte: los ejes magnéticos estaban adecuadamente alineados con la llamarada, y la radiación fue desviada hacia los extremos polares.

Sin embargo, según noticias publicadas este pasado año, parece que para el próximo se espera algo ‘grande’. Y no se refieren a las elecciones generales en España.

Entonces, súbitamente, con absoluta certeza, comprendió qué era lo que debía hacer. Por última vez, se sentó ante la computadora que le había guiado durante la mitad del viaje hacia la Luna.

Créditos:
Portada de El viento del Sol. Relatos de la era espacial, de Arthur C. Clarke, en la edición de Alianza Editorial como número 531 de su colección El libro de bolsillo.
Extractos del relato El viento del Sol, según la traducción de Francisco Torres Oliver, recogido en la edición referida.
Fotografía, creo que en la gama de los ultravioleta, de la llamarada solar del 14 de febrero de 2011, obtenida por el satélite SDO, distribuida por la NASA, y tomada de ABC.

Orden, concierto… y mi oído por ajustar

Hace mucho tiempo, comenté que estaba reorganizando mi biblioteca.

Sigo en ello.

En su momento, caragüevo comentó que el principal problema era encontrar sitio para poner los libros, lo que me sugirió “Y ahora, ¿dónde los pongo?”, título de la serie de anotaciones en las que comento mis últimas adquisiciones librescas.

Este sábado he pasado, camino de la concentración del Sí a la vida, por mi librería de cabecera… con el resultado habitual, lo que será objeto de una anotación propia.

El caso es que mientras departíamos sobre lo divino y lo humano, me comentaron que esta semana, tras el parón de Fallas en Valencia, los distribuidores habían retomado su frenética actividad de reparto de libros y novedades: 45 cajas han tenido que gestionar, albaranes, ajuste con los pedidos, correspondientes altas de los volúmenes en cuestión… y, sí, y buscarles acomodo en las ya d epor sí abarrotadas estanterías. Como me dijo Maribel, una de las libreras, “no hay problema, me gusta el Tetris”.

Lógicamente, se pasó a hablar sobre cómo organizar la biblioteca en casa, teniendo en cuenta que es un ser vivo, y que hay que establecer un criterio y un espacio que permita añadir las incorporaciones que se vayan produciendo posteriormente al establecimiento del ‘orden’ inicial.

En la librería de El Corte Inglés (al menos en el Centro que suelo frecuentar), está disponible una revista con el nombre Panorama de libros. Mercurio. En su número de este mes, figura una entrevista con Luis Mateo Díez titulada Héroes del fracaso, y que ya comentaré en su momento. La entrevista está ilustrada con la fotografía de tal escritor, delante de una estantería repleta de libros, supongo que en su casa.

El objeto final de esta anotación, pues, es enumerar, simplemente, algunos de los libros que se alcanza a distinguir:

Tom Jones, de Henry Fielding; La última tentación, de Nikos Kazantzakis; El diablo meridiano, de Luis Mateo Díez; Vértigo, de W.G. Sebald; Doktor Fautus, de Thomas Mann; El libro que Helga no llegará a leer, de Juan Retana; Las claves del arte expresionista, de Antonio Manuel González Rodríguez; Apuntes de La Habana, de Agustín García Simón; Liberalismo y Socialismo. La encrucijada intelectual de Stuart Mill, de Dalmacio Negro Pavón; De tu tierra, de Cesare Pavese; Teoría de la acción comunicativa, de Jürgen Habermas; Longitud, de Dava Sobel; Los principios de la matemática, de Bertrand Russell; Vanguardismo y crítica literaria en España, de Andrés soria Olmedo; Naufragios, de Julien Green; Cuentos, de Emilia Pardo Bazán; La leyenda del Santo Bebedor, de Joseph Roth; Tratado sobre los Vampiros, de Agustín Calmet; Palabras y sangre, de Giovanni Papini; La leyenda negra, de Joseph Pérez; El quinto en discordia, de Robertson Davies; Extramuros, de Jesús Fernández Santos; Viaje con Venus, de Angelos Terzákis; Los amigos de los amigos, de Henry James; Café Hugo, de Adolfo García Ortega; La cinta de Moebius, de Manuel Talens; La conciencia de Zeno, de Italo Svevo; Kashtanka: historia de un perrito, de Antón Chejov; Tragedia de la infancia, de Alberto Savinio; Escuchando al Prozac, de Peter D. Kramer; La luz fallida, de Rudyard Kipling; Cinefilia, de Álvaro del Amo;…

Todos estos títulos se encuentran en la misma estantería, más o menos juntos, por lo que uno se pregunta sobre el criterio de ordenación de los mismos.

Claro que, mientras me lo pregunto, me quedo sin ordenar mis libros…

Créditos:
Fotografía de Luis Mateo Díez, tomada del número de marzo de 2011 de Panorama de libros.Mercurio.

sábado, 26 de marzo de 2011

Sí a la vida

Ayer se celebró el Día Internacional por la Vida. Si no es intencionada la elección de la fecha, merece serlo, pues, como sabemos, ayer se celebró la Anunciación de Nuestro Señor Jesucristo.

La Jornada fue, poco a poco, anunciada, bien por particulares en internet (como Elentir o Anghara), bien por diversos medios de comunicación (incluso César Vidal entrevistó a Gádor Joya).

Para este sábado había convocadas una manifestación en Madrid y numerosas concentraciones en diversas ciudades de España.

Del resultado de la manifestación en Madrid ya han informado otros con mayor alcance que estas páginas.

En Valencia, la concentración era a las siete de la tarde en la Plaza de la Virgen. Y pude acercarme un rato por ahí.

Al principio, muchos de los presentes estaban en la zona vecina a la Basílica de la Virgen, por lo que se hacían llamamientos para que pasaran a ocupar el centro de la plaza, facilitando así el acceso a la Basílica.

Precisamente esa zona era la designada como “zona de niños” en la que, entre otras cosas, se estuvo preparando un cartel con un Sí a la vida dibujado y pintado por niños.

También al principio se recordó que numerosas asociaciones de ayuda, por la crisis, también lo están pasando mal. En concreto, lo obtenido a cambio de las camisetas que estaban a disposición de los asistentes, se destinaría a la Casa Cuna Santa Isabel, ayudando su lucha contra el aborto apoyando y acogiendo a mujeres embarazadas sin recursos.

No sé calcular la cantidad de gente, pero para eso están las fotografías.

Una cosa que sí debería corregirse en posteriores jornadas es el volumen de la megafonía. En la Catedral se estaba celebrando misa y con las puertas abiertas del entrar y salir gente, entraba más sonido del deseable.

Pero eso puede arreglarse. Un aborto, no.

Créditos:
Cartel de la Jornada, tomado de la página Sí a la vida.
Fotografías de la manifestación de Madrid tomadas de Libertad Digital.
Fotografías de la concentración en Valencia, de hoy, del autor.

viernes, 25 de marzo de 2011

Angelus Domini




Créditos:
Anunciación, talla policromada de un seguidor de Pedro Duque Cornejo, de la primera mitad del siglo XVIII, en la Insigne Iglesia Colegial del Santísimo Salvador, de Sevilla.
Anunciación, óleo de Bartolomé Esteban Murillo, en su día en el Convento de Capuchinos, ahora en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Obsérvese en ambas fotografías (tomadas en enero de 2011, por el autor), que el Ángel del Señor se encuentra a la derecha de la composición, no a la izquierda.
Y es que… Sevilla tiene algo especial.

jueves, 24 de marzo de 2011

Pequeñas diferencias

Hace diez días, al regresar del fin de semana en que sucedió el terremoto y maremoto en Japón, el editorial de César Vidal versaba sobre dicho tema. Lógicamente, empezó con una referencia histórica (sobre el Coloso de Rodas) y pasó a recordar los hechos de la la tragedia. Tras un breve paréntesis en que no pude escucharlo, me incorporé nuevamente pudiendo oír los siguiente:
… asistido al desplome de centenares, quizá millares, de edificios, al asalto a los supermercados y comercios, al saqueo de los domicilios abandonados, y a una incompetencia más que generalizada apenas paliada por ejemplos heroicos derivados del arrojo de miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado, de Bomberos, de Militares y de ciudadanos de a pie, todas ellas excepciones generalizadas pero que no podrían ocultar el marasmo generalizado.

“Vaya –pensé– está recordando lo sucedido en Nueva Orleans tras el azote del huracán Katrina.”

Y es que, en aquel entonces, se pudo leer:
El alcalde había indicado poco antes que era explicable que algunas personas irrumpieran en los comercios para obtener alimentos o agua, que han comenzado a escasear. "Los saqueos comenzaron con gente que no tenía alimentos y eso no se puede discutir demasiado. Pero ésto se ha convertido en un caos masivo en el que la gente está robando artículos electrónicos", dijo.

Llegándose incluso a leer: “Suspenden la evacuación en el 'Superdome' de Nueva Orleans al recibir disparos los helicópteros.

Sin embargo, durante la tertulia política, el comunicador se encargó de dejarme claro que estaba en un error, yo, claro. Se refería a una situación hipotética… en España.

Allá por octubre último, traje a estas páginas varias anotaciones sobre la riada que sufrió Valencia en octubre de 1957. En una de ellas, mostraba cómo el carácter de la gente llevaba a reconstruir lo que se pudiera y como se pudiera. El ejército llegó, pero fue para ayudar y para quitar el barro.

Otro octubre, el de 1982, una nueva riada, agravada con/por el desmoronamiento de una presa, arrasaba las comarcas vecinas al río Júcar. El ejército también apareció, también para ayudar, también para limpiar. Una semana después, incluso, pudieron realizarse (en mejores o peores condiciones) las elecciones generales del famoso 28-O (el resultado no es objeto de esta anotación).

Habiendo casos reales de catástrofes naturales sucedidos en España, con un comportamiento totalmente positivo de la gente (y habiendo gente viva que los sufrió y que ayudó, y no eran excepciones), tener que inventarse una situación calamitosa, con referencias intencionadamente negativas (o no haber usado las también reales y negativas de Nueva Orleáns) se puede calificar de muchas maneras.

Lo que pasa es que ahora no consigo encontrar ninguna positiva.

Será que estoy en España y no en el sur de Estados Unidos, y será, también, supongo, que la cultura católica me influye en exceso.

Será.

Créditos:
Transcripción parcial del editorial de César Vidal del lunes 14 de marzo de 2011 (minuto 05:33).
Fotografía y transcripción parcial de una noticia, y titular de otra, publicadas en El Mundo el 1 de septiembre de 2005.

miércoles, 23 de marzo de 2011

El chasco de los charcos

Tras el Día Internacional del Agua, tenemos el Día Meteorológico Mundial. El lema para este año es “El Clima y Tú”, en una confusión difícil de calificar, entre clima y meteorología.

Este día lo hemos amanecido en Valencia habiéndose decretado la existencia de “Riesgo” por lluvias, que podrían alcanzar los 60 l/m2.

Tras aparcar, mientras me dirigía al trabajo, he coincidido con un compañero, quien, después de hablar de lo habitual (en este caso, la lluvia), ha comentado el lamentable estado de las aceras.

Yo me he visto obligado a corregirle el comentario, indicándole que, en realidad, se trata de un sofisticado sistema para detectar y evaluar la lluvia. No ya para obtener la conclusión de que si están mojadas las aceras es que habrá llovido, sino porque es el número y tamaño de los charcos los que nos indican la importancia de la lluvia: un ejemplo sencillo, si sólo se ve un charco, eso sí, muy grande, es que ha llovido pero a base de bien. Podrá parecer una tontería esto último, pero doy fe: en una ocasión, sólo había un charco, sin distinguir la acera de la calzada, y allá al fondo, se podía apreciar mi coche; como aún no estaba creada la U.M.E. famosa, me resultó inalcanzable, dejándolo esa noche, con el agua al nivel de los bajos del coche… pero por dentro.

Como puede observarse, en esta ocasión la importancia de la lluvia no ha sido lo que se esperaba, tanto por el nivel de los charcos como por los registros del Ayuntamiento (sólo unos diez litros).

¡Ah, una cosa importante! En la ciencia es importante el procedimiento por el que se obtienen las mediciones de los fenómenos. Hay que tener en cuenta en este caso dos cosas que pueden alterar sensiblemente el resultado de los charcos.

Por un lado, la acera debe ser tal. En esta foto se alcanza a ver al fondo una mancha verde, que se corresponde con unas hierbas. Esto, hay que decirlo, altera gravemente la medición, ya que es una zona sin acera, directamente contra el terreno, y claro, el agua se filtra y perdemos un (1) charco en las medidas.

Por otro lado, no vale hacer trampas, y los imbornales hay que limpiarlos, porque si no, creamos un (1) charco artifical, falso, y eso no está bien.

Créditos:
Imagen de la página de AEMET sobre los riesgos en Valencia.
Imagen de la página del Ayuntamiento de Valencia, con el registro de lluvia.
Fotografías de charcos en acera y calzada, y de un imbornal obstruido, en Valencia, del autor.
Todos, del 23 de marzo de 2011.

El Cambio… sigue y sigue

Y lo que nos llevaron a observar fue la inauguración del, sí, lo siento, tengo que decirlo; la inauguración del Observatorio del Cambio Climático, obvio quehacer municipal, inexcusable obligación de los regidores, incalificable ausencia en nuestra ciudad… hasta el Día Internacional del Cambio Climático, digo, del Agua, de este año.

La Alcaldesa nos ofreció el discurso habitual que le tienen preparado para estas ocasiones. No el discurso, pues lo improvisa en el momento (o al menos, no lo lee, salvo las cifras y algunos datos concretos que decida decir), sino las ideas que quiere destacar para la prensa.

Habló de los jardines verticales, del CO2 ahorrado, de los semáforos,… y de los enchufes eléctricos, es decir, para vehículos eléctricos en el aparcamiento de la Plaza de Cánovas del Castillo,… omitiendo el de la Plaza del Ayuntamiento (pero como no había nadie de Endesa, creo, pues no hubo mayor alteración entre el público).

El Observatorio se ubica en un edificio en El Cabañal (lo de la rehabilitación y revitalización, también lo dijo la Alcaldesa), que en su día, quienes lo veíamos, pensábamos en que ya era hora de derribarlo, antes de que se cayera él solo y matara a alguien. Pero resulta que está protegido (el edificio, no el peatón), y ha habido que hacer algo en él… y con él.

Éste es el resultado, de momento, y aproveché la ocasión para hacer unas fotos del interior, en concreto, de los techos, de la planta baja y de la cubierta a dos aguas en el primer piso.

Y es que, no sé, me da que esta primera presencia mía dentro del edificio será también… la última.

Créditos:
Fotografías del nuevo Observatorio del Cambio Climático de Valencia (exterior y techos del interior), en su inauguración el 22 de marzo de 2011, del autor.

¡Agua! (pero tocado)

Ayer, dentro de esa dinámica actual de que cada día tenga, no su afán, sino alguna cosa ‘solidaria’ que recordar, conmemorar ‘u lo que sea’, era el Día Internacional del Agua.

El Ayuntamiento de Valencia decidió celebrarlo con una Jornada técnica en la que se expusieron diversas ponencias acerca del abastecimiento de agua de Valencia. Esta Jornada fue publicitada por el mismo Ayuntamiento indicando que se analizaba “la relación entre agua y cambio climático”. Y es que, de un tiempo a esta parte, al Ayuntamiento de Valencia le da mucho por lo del Cambio Climático: mientras él lo acomoda en todas sus actuaciones ‘transversalmente’, a mí, en cambio, se me atraviesa.

El programa de la Jornada nos mostró dos cosas. La primera, que a los ponentes, eso del ‘cambio climático’ no parece que se lo dijera nadie, porque de los títulos no se desprende mayor relación, y de lo que se oyó… tampoco. Bueno,... sólo el discurso de la concejala, que por y para eso estaba.

La segunda es que parecía un programa electoral. Quiero decir, que aparte de las intenciones que pudiera haber tras la Jornada,… no se cumplió. Además de por la cosa del párrafo anterior, porque la Clausura, prevista para la una de la tarde… un poco más y la hacen aún por la mañana.

Al último ponente casi no le dio tiempo de empezar cuando ya había movimiento en los pasillos que llevaron a que gente de la sala se levantara sin más consideración, marchándose. Y no, no era el cambio climático; era la Alcaldesa que había llegado, y ninguno de los pelotas habituales tuvo la decencia de aclarar la situación con unas palabras, ni a la propia alcaldesa, ni a los asistentes, ni, menos aún, al ponente ninguneado.

En resumen, que, al final no se observaron las más elementales formas y maneras educadas, pero nos llevaron a observar otra cosa.

Créditos:
Anverso del folleto de la Jornada en cuestión.

martes, 22 de marzo de 2011

Shalom

Como personas de bien que somos, no podemos aceptar que aquí en nuestra tierra se haya cubierto de pasada un hecho tan terrorífico, mostrando un claro doble rasero en función de si las víctimas son de un lado o de otro.

Ocultada bajo una placa tectónica, ha pasado muy desapercibida la noticia de que el pasado día 11, viernes por la noche, es decir, siendo ya Shabbat, hubo un atentado terrorista en el poblado de Itamar, en la Franja Occidental del Jordán, es decir, Cisjordania. Como consecuencia del atentado, cinco personas murieron.

Si ya resulta intrínsecamente despreciable un atentado terrorista, y en particular aquéllos, como los que utilizan coches bomba, con cuya ejecución se busca causar víctimas indiscriminadamente las víctimas, en el caso concreto del atentado del pasado día 11 el desprecio es, si cabe, aún mayor.

Y es que el atentado fue, directamente, contra una familia israelí que estaba… durmiendo en su casa, y que fue acuchillada y degollada, sin discriminar, con las propias manos de los asesinos, a los tres de los hijos que estaban en casa, el menor de ellos, un bebé de meses.

Este pasado viernes, día 18, Juan Carlos Girauta recordaba en la tertulia de La Linterna, en COPE, este atentado, y comentaba que en Barcelona se había producido una concentración en recuerdo de las víctimas, convocada por la comunidad isrelita de Barcelona (a partir del minuto 26:06).



Ha leído el final del comunicado, con cuyo primer párrafo se inicia esta anotación, y que finaliza así:

Los judíos de Cataluña no estamos acostumbrados a participar en concentraciones. Pues bien, hoy nos hemos concentrado aquí para mostrar con la cara alzada que nos da igual que nos vean, nos da igual que digan esto o aquello, nos es indiferente lo que opinen de nosotros porque hoy clamamos a una voz el derecho de recordar, narrar y orar por el alma de Udi, Ruth, Hadas Yoav y Elad.

Fogel, el apellido de la familia, es como se pronuncia en alemán ‘Vogel’, es decir, pájaro.

Un pequeño recuerdo y una oración por quienes, especialmente los tres niños, pequeños pajarillos, han ascendido ya al Seno de Abraham. Shalom.

lunes, 21 de marzo de 2011

La imaginación ganó por 43 años

A las cinco de la mañana del 21 de marzo, me encontraba ya en cubierta. El capitán Nemo, que se había anticipado, me dijo que el tiempo tendía a despejar y que luego de almorzar nos trasladaríamos a tierra.
En efecto. En la canoa embarcamos el capitán Nemo, dos marineros y yo. Llevábamos con nosotros los instrumentos necesarios, o sea un cronómetro, un anteojo y un barómetro.
Hacia las nueve atracamos en tierra. El cielo había aclarado, las nubes huían en dirección sur y las brumas se levantaban de la helada superficie de las aguas. El capitán se dirigió al picacho, en el cual seguramente quería establecer su observatorio. La ascensión fue penosa, pues hubimos de hacerla sobre lavas cristalizadas y piedra pómez, y entre una atmósfera saturada a menudo por las emanaciones sulfurosas de las fumarolas.
Dos horas invertimos en alcanzar la cima de aquel pico, mezcla de pórfido y basalto.
El capitán Nemo, al llegar a la cúspide del picacho, calculó con toda minuciosidad su altura, valiéndose del barómetro. Poco después, provisto de un anteojo de retículas, que con el auxilio de un espejo corregía la refracción, observó el astro diurno, que trasponía poco a poco el horizonte siguiendo una diagonal muy pronunciada. Yo tenía el cronómetro. El corazón me latía aceleradamente. Si la desaparición del disco solar coincidía con las doce del cronómetro, nos encontrábamos en el mismo polo.
- ¡Las doce! –exclamé.
- El polo sur –respondió el capitán con solemne acento, dándome el anteojo, a través del cual pude ver el sol cortado en dos mitades exactamente idénticas por el horizonte.
El capitán Nemo apoyó su mano en mi hombro y me dijo:
- Nadie hasta ahora ha llegado al grado noventa y nueve, o sea al polo sur. Pues bien, hoy, 21 de marzo de 1868, tomo posesión de esta parte del globo, equivalente a la sexta parte de los continentes conocidos.
- ¿En nombre de quién, capitán?
- En el mío, profesor.
Y al decirlo, desplegó una bandera negra con una “N” bordada en oro en su centro. Después, volviéndose hacia el astro del día, cuyos últimos resplandores lamían el horizonte del mar, exclamó:
- ¡Adiós, sol! ¡Desaparece, refulgente astro! ¡Dejo envuelto en la sombra de una noche de seis meses mi nuevo dominio…!


Así pues, justo hoy hace 143 años que el Polo Sur fue visitado… más o menos.

Dentro de nueve meses (menos una semana) se cumplirán los 100 años de otra forma de llegar al Polo Sur, más heroica y no menos novelable,… que conmemoraremos en su momento.

Nota: lo que entiendo que se trata de una errata, es la latitud que menciona el capitán Nemo. No tengo una edición en francés de esta novela, por lo que ahora no puedo confirmarlo. Pero todo se andará.

Créditos:
Final del capítulo 37 El Polo Sur, de Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne, según traducción de Heliodoro Lillo Lutteroth, en edición de Círculo de Lectores de julio de 1969 (pp. 187-188).
Ilustración de Ballestar, en dicha edición (pág. 189).

domingo, 20 de marzo de 2011

Acciones y efectos de las palabras

Como es bien sabido, en Libia están sucediendo cosas. Aunque no sepamos con certeza qué, ni el porqué, el caso es que sí parece que esté sucediendo… algo.

Pero de momento, ya van las Fuerzas Armadas españolas hacia allá.

La nota del Ministerio es de ayer, día 19. Y hoy, día 20, los cuatro aviones de combate F-18 “están ya operativos e integrados en el dispositivo aliado y tienen autorización para abrir fuego”.

La actividad no cesa, y mañana día 21, se reúne la Junta de Portavoces del Congreso de Diputados, para “tramitar escrito de solicitud previsto en el artículo 17 de la Ley Orgánica de Defensa Nacional”. El a partir de ahora, famoso artículo 17, dice lo que sigue:
Artículo 17. Autorización del Congreso de los Diputados.
1. Para ordenar operaciones en el exterior que no estén directamente relacionadas con la defensa de España o del interés nacional, el Gobierno realizará una consulta previa y recabará la autorización del Congreso de los Diputados.
2. En las misiones en el exterior que, de acuerdo con compromisos internacionales, requieran una respuesta rápida o inmediata a determinadas situaciones, los trámites de consulta previa y autorización se realizarán mediante procedimientos de urgencia que permitan cumplir con dichos compromisos.
3. En los supuestos previstos en el apartado anterior, cuando por razones de máxima urgencia no fuera posible realizar la consulta previa, el Gobierno someterá al Congreso de los Diputados lo antes posible la decisión que haya adoptado para la ratificación, en su caso.


En definitiva, que estamos en el supuesto tercero del artículo, para que no quepan dudas: aquí nadie aprueba nada, sólo se ratifica lo ya hecho.

Rodríguez se lo ha tomado en serio esta vez. Elentir nos informa del porqué, según viene a reconocer el director de Público: Gadaffi se ha comparado con Franco, y eso no está bien. Aunque… aunque tal vez sea porque para Franco, Rodríguez.

Y es que tantas cosas están sucediendo, que claro, el idioma se puede forzar pero no tanto: acción y efecto de suceder, esto es, sucesión.

Según parece, Rodríguez ya está pensando, como Franco, en nombrar a un sucesor, aunque no sé si lo será a título de Rey o de qué.

Hasta hace poco, los comentarios eran que sí pero no, que sí pero sí, que no y nunca no, y como mucho, que si una, otro o todo lo contrario.

De momento, como en la canción, “Chacón se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena”.

Y por el otro lado, Elentir nos informa en un comentario a su anotación que, según La Voz de Galicia, el Reino Unido ya lleva tiempo preparando, en la misma Libia, el terreno para los ataques, gracias a… agentes de los servicios secretos. O sea, Freddy.

Y eso que el nombre oficial de Libia es Socialista y Popular Jamahiriya Árabe Libia. Pero no, por muy socialista que sea Gadaffi... no creo que sea elegido como sucesor.

Créditos:
Fotografía de la “Salida de los F-18 para la operación de apoyo al pueblo libio”, tomada de la página del Ministerio de Defensa de España.
Imagen de la agenda del Congreso de los Diputados, para mañana día 21 de marzo.

Hay mucha cera para arder

Una película de gran éxito de los años 80 fue Karate Kid.

Y el motivo del éxito de la película, lo quieran o no algunos, fue el personaje encarnado por ‘Pat’ Morita: el maestro o preceptor del pipiolo alocado, que lo centra y endereza, como uno de esos bonsáis a los que en sus ratos se dedica.

El influjo del personaje es tal que todas las referencias que en la película se hacen a él van siempre tratadas con educación: señor. Oriundo de Okinawa, tiene por nombre el de una región del Japón metropolitano: Miyagi, el señor Miyagi.



El pasado viernes, en la tertulia de La Linterna, Juan Carlos Girauta llamaba a la reflexión sobre todos los fallecidos, heridos y desaparecidos tras el terremoto y maremoto del Japón, dejados a un lado ante lo ‘mediático’ del catastrofismo nuclear.

A media tarde de hoy se ha informado que en la prefectura de Miyagi, la principal región afectada por el maremoto del pasado día 11, se estima que la cifra total de fallecidos podría ser de unas 15.000 personas.

Y esta misma noche, se ha informado del rescate, en esa misma región de Miyagi, de una anciana de 80 años junto con su nieto, de 16: la señora Sumi Abe y el joven y Jin Abe, han conseguido sobrevivir bajo los escombros durante estos nueves días.

Eligió buen nombre el señor Miyagi, sí,s eñor.

Créditos:
Fotografía del rescate de la señora Sumi Abe, tomada de ABC.

Se va

El mismo Calendario Zaragozano que nos informaba sobre la Luna Llena, nos dice que hoy, el Sol entre en Aries, en concreto, a las 23:21. De acuerdo con ello, daremos la bienvenida a la primavera, tras, muy cordialmente, despedirnos, hasta otra, del invierno.

De momento, yo ya he saludado el último atardecer de este invierno de 2011.

Créditos:
Fotografía del atardecer de hoy, en Valencia, del autor.

¡Ahora lo entiendo!

Tengo que decir que este año, las Fallas se me han desarrollado de una forma extraña: se me han pasado volando, podría decirse que apenas me he enterado. Sin embargo es algo casi tradicional el que la cremá de anoche en la Falla del barrio se demorara ante el empeño del monumento en no quemarse.

Esta mañana, navegando un rato por la internet del ABC, lo he entendido.

En respuesta al primer comentario, leo en ABC que “la duración del día se ha acortado en 1,8 millonésimas de segundo”. Oye, y es que 1,8 millonésimas de segundo… cunden un rato (si no, que se lo pregunten a César Vidal).

Mientras esperábamos que se hiciera la hora prevista (la real se demoró bastante), los más pequeños de la familia se dedicaron a tirar petardos en la calle. Mientras intentábamos que no se desmadraran demasiado, comentamos que menos mal que teníamos a mano un mechero, porque como hubiera que hacer el fuego frotando dos palitos, íbamos listos.

En línea con este comentario, y explicando lo que se está convirtiendo en tradicional, leo, también en ABC, que “el dominio del fuego, más tarde de lo que se creía”.

Yo no sé si la Falla tendrá restos de ADN neandertal, pero tardó un rato en prender; eso sí, lo de transportar “el fuego de un sitio a otro”, también estuvo en un tris de hacerlo. Gracias a Dios, no se pasó del susto.

Créditos:
Fotografía de la cremá de la Falla Avda.Francia-Alfred Torán i Olmos, también conocida como “del Parotet”, en la madrugada del 20 de marzo de 2011, del autor.

¡Esa Luna!

En mi edición de este año del Calendario Zaragozano, indica, sobre la Luna, para ayer: “Llena en Virgo, a las 18:11 horas”. Lo que no dice es que esta Luna Llena coincide con un perigeo en su navegar espacial. Esto supone que al estar más cerca (cosa que por lo demás, sucede una vez al mes), la Luna Llena se verá más grande (esto sí es ya lo menos habitual, la situación de oposición Sol-Tierra-Luna en un perigeo de ésta).

El caso es que yo no pude verla en su orto, aunque una vez ya entrada la noche,… ¡ah, qué noche!; una vez entrada la noche de San José… la vi como siempre.

Bueno, en realidad, como siempre no. Como se demoró un poco la cremá, la Luna tuvo tiempo de subir en el cielo, de modo que en el momento de disparar el castillo de fuegos artificiales previo a la cremá, ahí estaba ella, en medio de todas las luces del castillo.

Pero…, pero…, ‘hombre! ¡que alguien quite esa Luna de ahí! ¡que le van a dar!

Créditos:
Fotografías de la Luna llena, y de la Luna junto a las explosiones de unas carcasas del castillo de fuegos artificiales, de la madrugada del 20 de marzo de 2011, del autor.

sábado, 19 de marzo de 2011

Día importante en Valencia

Hoy, día de San José, es un día importante en Valencia, aunque no está teniendo ninguna repercusión en los medios nacionales: estamos en Fallas y claro, moverse por la ciudad es un poco complicado, si no se hace con algo de cabeza.

De entrada, el transporte público mediante los autobuses de la EMT, ya se encuentra con los habituales caarteles de todos los años, informando de los desvíos de las líneas debidos a unos actos falleros u otros.

Sólo que este año se ha juntado con lo anterior, las reclamaciones de los comités de empresa de EMT y de FGV, con lo que tenemos diversos paros de unas horas en ciertos días, aunque cubiertos con servicios mínimos, e incluso, ayer, día 18, una jornada huelga propiamente dicha.

Como puede observarse en el cartel informativo, se hace referencia a los paros del mes de marzo, y eso es porque se lleva desde no sé cuándo con esta dinámica. Esta situación, lógicamente, no ha supuesto ninguna militarización de nadie (el gobierno en Valencia es del Partido Popular), ni ha tenido ninguna repercusión en los medios nacionales (la alcaldía no la tiene Gallardón).

Pues lo que decía, hoy es un día importante: hoy no hay huelga.

Nota:
Lo de los sabotajes a los autobuses, DENTRO de los recintos de las cocheras, debe ser una actividad sindical más del comité de empresa de EMT. Por lo menos, hasta que él mismo lo denuncie. Lo que ya no sé es para qué sirven los controles de acceso y las cámaras de seguridad que seguro que hay. Cosa que también denunciará el Ayuntamiento, claro. No, si a pesar de la cirsis, los juzgados no van a parar, lo estoy viendo.

Créditos:
Fotografías de los carteles informativos en las paradas de autobús de Valencia, relativos a los desvíos por Fallas y a los paros de los trabajadores, de marzo de 2011, del autor.

Cuando falta Fe en el Deber

No hace mucho, en una conferencia que di a los estudiantes de Medicina de Valencia, les pintaba el porvenir que espera nuestra profesión, en el sentido que acabo de indicar. El siglo XIX creó el tipo de médico poderoso e hizo desaparecer, rompiéndola en pedazos, la vieja estampa romántica del doctor desinteresado, consejero de todos, abierto a todos los sacrificios, sin otra recompensa que la conciencia del deber cumplido y un modesto pasar de proletario. Aun quedan algunos ejemplares de tal especie perdidos por los pueblos, sobre todo en España, como individuos supervivientes de una fauna que está en trance de extinguirse. Y, sin embargo, esa humilde profesión hipocrática, tan vecina de la del sacerdote, cuando el sacerdote es bueno, es la expresión más eficaz de nuestro arte, y por ello tendrá que renacer, para bien de los sanos y de los enfermos, aun cuando adopte modalidades más a tono con la vida actual. La Medicina, como ciencia, ha progresado en proporciones increíbles. Como profesión, ha retrocedido a la retaguardia de los más inconfesables profesionalismos. Y digo esto sin demasiado rubor; porque si hay médicos libres de tan grave pecado, por lo menos colectivamente, son, sin duda, los médicos españoles.
La causa de este retroceso ético de la Medicina contemporánea ha sido el excesivo crédito que hemos dado a las ciencias positivas; o de otro modo, la excesiva valoración que nosotros, como los demás hombres, hemos acordado a los técnicos. Si la Medicina es un simple manejo de técnicas, como con necia vanidad hemos llegado a creer, está explicada la actitud profesionalista, que en el fondo es siempre lo mismo: exigencia excesiva de derechos y tacañería en el rendimiento de deberes. El médico clásico no hubiera podido anunciar en los periódicos, como se anuncian las corrientes eléctricas, que daría un consejo entrañable a quien esté dolorido; ni hubiera podido evaluar en una factura este consejo. Pero si resulta que la enfermedad es sólo un desperfecto que se diagnostica con una técnica hábil y se cura con otra, entonces cabe la propaganda y la estimación material de la Medicina como la de una instalación de motores.
Sin embargo, a medida que se aclara el misterio de las enfermedades; a medida que nuestros medicamentos se alejan del empirismo primitivo y se convierten en métodos científicos y, a veces, aproximadamente exactos, los médicos nos damos cuenta de que hay un margen en torno de cada trastorno, incluso del más orgánico, que sólo se deja atacar por la brecha ideal y misteriosa de la sugestión y que cada médico, aun sabiendo las mismas cosas y empleando las mismas recetas que los demás, lleva consigo una cantidad específica de energía curativa de la que él mismo no se da cuenta y de la que, en definitiva, depende su eficacia tanto como de su experiencia y de su ilustración.

LA ESENCIA DE LA VOCACIÓN
Y esta fuerza, que no creo que deba llamarse extracienctífica, depende en último término de una sola cosa: del entusiasmo del médico, de su deseo ferviente de aliviar a sus semejantes; en suma, del rigor y de la emoción con que sienta su deber. En esto consiste, si bien se mira, la vocación, tan precisa para las profesiones que ahora comentamos –la Medicina o la Milicia–: en una emoción primordial del deber, con detrimento de los posibles derechos. Eso es mucho más importante que el problema de la aptitud, en el que la gente ligera localiza la vocación. La aptitud se adquiere –salvo excepciones rarísimas– aun cuando se carezca de ella por completo, al calor de la emoción ética. Todos los hombres servimos para casi todo, en cuanto lo queramos con irrefrenable voluntad. La vocación es una cuestión de fe y no de técnica. Por eso la vocación por antonomasia es la religiosa, en la que no se requiere aptitud alguna, fuera de la entusiasta inclinación.
Hoy se habla mucho de la «falta de vocación» que aleja a los jóvenes de las actividades no directamente ligadas con un inmediato interés; por ejemplo, de la investigación científica. Los laboratorios empiezan a encontrar tanta dificultad para reclutar adeptos como los seminarios religiosos. Y cuando nos preguntamos cuáles son las causas de esta pérdida de la vocación, encontramos la respuesta en el mismo fenómeno representativo que estamos examinando: en la falta de emoción del deber; en el ansia de gozar de los derechos profesionales con olvido de la necesaria contrapartida del sacrificio por los altos ideales, por la verdad, por el bien de los semejantes.


El que todo lo anterior lo dijera Gregorio Marañón no nos obliga a estar de acuerdo completamente, pero está claro que hay profesiones en las que el binomio deberes-derechos está más basculado hacia el primer término. Sin que ello quiera decir que haya que poner obstáculos, por tierra o por aire, al desempeño de los deberes; que se dificulte la percepción bien por ruido, o por deslumbramiento; que se abandone, sin más, lo que ya no nos sea útil; que, en fin, no dejemos en el ejercicio de la profesión, un reflejo nuestro.

En definitiva, que no debe faltar el “SÍ”.

Créditos:
Transcripción parcial (pp. 46-49) del ensayo Los deberes olvidados, de Gregorio Marañón, recogido en Raíz y decoro de España, según edición en la colección Grandes pensadores españoles, colección de kiosco actualmente en curso, editada por Planeta DeAgostini.
Fotografías del Nuevo Hospital La Fe, Univesitario y Politécnico, en Valencia, de enero a marzo de 2011, del autor.