Hace diez días, al regresar del fin de semana en que sucedió el terremoto y maremoto en Japón, el editorial de César Vidal versaba sobre dicho tema. Lógicamente, empezó con una referencia histórica (sobre el Coloso de Rodas) y pasó a recordar los hechos de la la tragedia. Tras un breve paréntesis en que no pude escucharlo, me incorporé nuevamente pudiendo oír los siguiente:
“… asistido al desplome de centenares, quizá millares, de edificios, al asalto a los supermercados y comercios, al saqueo de los domicilios abandonados, y a una incompetencia más que generalizada apenas paliada por ejemplos heroicos derivados del arrojo de miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado, de Bomberos, de Militares y de ciudadanos de a pie, todas ellas excepciones generalizadas pero que no podrían ocultar el marasmo generalizado.”
“Vaya –pensé– está recordando lo sucedido en Nueva Orleans tras el azote del huracán Katrina.”
Y es que, en aquel entonces, se pudo leer:
“El alcalde había indicado poco antes que era explicable que algunas personas irrumpieran en los comercios para obtener alimentos o agua, que han comenzado a escasear. "Los saqueos comenzaron con gente que no tenía alimentos y eso no se puede discutir demasiado. Pero ésto se ha convertido en un caos masivo en el que la gente está robando artículos electrónicos", dijo.”
Llegándose incluso a leer: “Suspenden la evacuación en el 'Superdome' de Nueva Orleans al recibir disparos los helicópteros.”
Sin embargo, durante la tertulia política, el comunicador se encargó de dejarme claro que estaba en un error, yo, claro. Se refería a una situación hipotética… en España.
Allá por octubre último, traje a estas páginas varias anotaciones sobre la riada que sufrió Valencia en octubre de 1957. En una de ellas, mostraba cómo el carácter de la gente llevaba a reconstruir lo que se pudiera y como se pudiera. El ejército llegó, pero fue para ayudar y para quitar el barro.
Otro octubre, el de 1982, una nueva riada, agravada con/por el desmoronamiento de una presa, arrasaba las comarcas vecinas al río Júcar. El ejército también apareció, también para ayudar, también para limpiar. Una semana después, incluso, pudieron realizarse (en mejores o peores condiciones) las elecciones generales del famoso 28-O (el resultado no es objeto de esta anotación).
Habiendo casos reales de catástrofes naturales sucedidos en España, con un comportamiento totalmente positivo de la gente (y habiendo gente viva que los sufrió y que ayudó, y no eran excepciones), tener que inventarse una situación calamitosa, con referencias intencionadamente negativas (o no haber usado las también reales y negativas de Nueva Orleáns) se puede calificar de muchas maneras.
Lo que pasa es que ahora no consigo encontrar ninguna positiva.
Será que estoy en España y no en el sur de Estados Unidos, y será, también, supongo, que la cultura católica me influye en exceso.
Será.
Créditos:
Transcripción parcial del editorial de César Vidal del lunes 14 de marzo de 2011 (minuto 05:33).
Fotografía y transcripción parcial de una noticia, y titular de otra, publicadas en El Mundo el 1 de septiembre de 2005.
“… asistido al desplome de centenares, quizá millares, de edificios, al asalto a los supermercados y comercios, al saqueo de los domicilios abandonados, y a una incompetencia más que generalizada apenas paliada por ejemplos heroicos derivados del arrojo de miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado, de Bomberos, de Militares y de ciudadanos de a pie, todas ellas excepciones generalizadas pero que no podrían ocultar el marasmo generalizado.”
“Vaya –pensé– está recordando lo sucedido en Nueva Orleans tras el azote del huracán Katrina.”
Y es que, en aquel entonces, se pudo leer:
“El alcalde había indicado poco antes que era explicable que algunas personas irrumpieran en los comercios para obtener alimentos o agua, que han comenzado a escasear. "Los saqueos comenzaron con gente que no tenía alimentos y eso no se puede discutir demasiado. Pero ésto se ha convertido en un caos masivo en el que la gente está robando artículos electrónicos", dijo.”
Llegándose incluso a leer: “Suspenden la evacuación en el 'Superdome' de Nueva Orleans al recibir disparos los helicópteros.”
Sin embargo, durante la tertulia política, el comunicador se encargó de dejarme claro que estaba en un error, yo, claro. Se refería a una situación hipotética… en España.
Allá por octubre último, traje a estas páginas varias anotaciones sobre la riada que sufrió Valencia en octubre de 1957. En una de ellas, mostraba cómo el carácter de la gente llevaba a reconstruir lo que se pudiera y como se pudiera. El ejército llegó, pero fue para ayudar y para quitar el barro.
Otro octubre, el de 1982, una nueva riada, agravada con/por el desmoronamiento de una presa, arrasaba las comarcas vecinas al río Júcar. El ejército también apareció, también para ayudar, también para limpiar. Una semana después, incluso, pudieron realizarse (en mejores o peores condiciones) las elecciones generales del famoso 28-O (el resultado no es objeto de esta anotación).
Habiendo casos reales de catástrofes naturales sucedidos en España, con un comportamiento totalmente positivo de la gente (y habiendo gente viva que los sufrió y que ayudó, y no eran excepciones), tener que inventarse una situación calamitosa, con referencias intencionadamente negativas (o no haber usado las también reales y negativas de Nueva Orleáns) se puede calificar de muchas maneras.
Lo que pasa es que ahora no consigo encontrar ninguna positiva.
Será que estoy en España y no en el sur de Estados Unidos, y será, también, supongo, que la cultura católica me influye en exceso.
Será.
Créditos:
Transcripción parcial del editorial de César Vidal del lunes 14 de marzo de 2011 (minuto 05:33).
Fotografía y transcripción parcial de una noticia, y titular de otra, publicadas en El Mundo el 1 de septiembre de 2005.
No escucho demasiado últimamente a César Vidal, pero sí creo que en España no seríamos (no serían, en realidad, yo sí que lo sería) tan cívicos como han sido los japoneses en su desgracia. Aquí hay mucho bestia, aunque no acierto a entender qué tiene eso que ver con los católicos.
ResponderEliminarDe todo hay en la viña del Señor, bien es verdad, pero ser cívico o no, nada tiene que ver con la religión y sí mucho con la educación que te den en casa, ¿no crees? Aunque supongo que todo está relacionado... ¿O tal vez no?
S. Cid, quizá no venga al caso, pero, ya que estamos. César Vidal aprovecha cualquier resquicio informativo que encuentre en su programa y sus artículos en prensa para atacar sin contemplaciones a la Iglesia Católica.
ResponderEliminarA veces sus monsergas descatolizantes me recuerdan a la de esos reverendos charlatanes del profundo sur de los Estados Unidos que vendían sin éxito, una mercancía averiada,
por falsa. Por lo demás, no tengo nada contra él, es más, aprendí mucho con él,
cuando lo escuchaba.
A veces, me siento más papista que el Papa.
Es lo que siento.
Un saludo
Ps. Posodo, no te pierdas el enlace, plis
Aquí podemos leer a César Vidal dar las gracias a Dios (¡¡!!¿¿??) por no ser católico:
ResponderEliminar"Al poco de mi conversión, hace ya treinta y tres años, un sacerdote bienintencionado me regaló un ejemplar de la Apologia pro vita sua de Newman (de Newman.. ¡ha dicho algo el mozo). Lo leí con atención… y, acto seguido, di gracias a Dios por no ser católico. Newman compendiaba para mi en su libro todo lo que resultaba inaceptable desde una perspectiva espiritual sustentada en la Biblia, Biblia, por cierto, a la que Newman apenas dedicaba unas líneas en su obra para indicar que no le servía para dilucidar lo que debía hacer con su vida espiritual."
A Enrique VIII lo cataloga de "cismático, pero nunca reformado"; que fue un putero verbenero que le ponía los cuernos a nuestra Catalina de Aragón, ni pío, debe ser una don "cismático, pero nunca reformado" que poseía el rey de la Casa Tudor. En fin.
Un saludo y perdon por el tostón que he soltado en tu bitácora, Posodo.
Bate: Sí, desde que salió de la COPE no pierde oportunidad de darle un palo a los católicos. Pero por ahí iba un poco mi comentario: "Aquí hay mucho bestia, aunque no acierto a entender qué tiene eso que ver con los católicos". Esto es, me pregunto cómo hilaría el señor Vidal esas dos ideas: incivilidad y catolicismo.
ResponderEliminarS.Cid: Es decir, que cuando C. Vidal sentaba sus reales ante los micrófonos de la COPE por un buen plato de lentejas, estaba dispuesto hacer un pequeño paréntesis en sus plegarias y olvidarse de la celestial gracia que Dios le concedió por no hacerlo católico.
ResponderEliminarTiene que ver algo más profundo, que ahora no encuentro, como, alguna tara psicológica, algún que otro disgusto con la vida o qué sé yo, un porrazo en el coco que le endiñó su tontolaba hermanito cuando era aún un tierno infante (pero ilustrado), en ese odio a lo católico que este tipo cultiva con tanto ímpetu.
Sea lo que sea, me recuerda con sus maneras, que nunca se debe morder la mano que te da comer, que dirían los castizos. Pero sigo sin entender que un hombre con tanto talento y tanta ciencia (dones del Espíritu Santo) compartiese su gélido estudio radiofónico con una fanática manada de virulentos e incívicos católicos.
Tras leer su encolerizado ataque al Cardenal Newman (de lo más granado sabio y santo que ha parido la Iglesia católica en las dos últimas centurias, inductor intelectual y espiritual del llamado “Grupo de Oxford”; escritores conversos -¡ESCUCHA CESAR!- británicos como Tolkien, Chesterton, Belloc, Guareschi y Lewis nacidos a la sombra doctrinal del Cardenal), este pavo de matorral dejó de interesarme.
Ahora sí que estoy lanzado..
Posodo, tenemos 30ª centigrado en Sevilla.
ResponderEliminarMenos mal que esta mañana la ciudad recibió un soplo de aire fresco
Bate: Pues, chico, no recuerdo exactamente y a lo mejor meto la pata, pero no creo haberle escuchado a C. Vidal este tipo de comentarios cuando estaba en la COPE. Y si lo hizo (cosa que dudo), desde luego no con la virulencia de ahora. Es que (y ya digo que no le escucho demasiado últimamente), en los últimos tiempos se lo he oído decir unas cuantas veces: que si los católicos somos más vagos que los protestantes, más virulentos, más no sé qué, menos no sé cuánto. Me toca las narices un poco, la verdad. Sobre todo cuando dice que somos más vagos. ¿Pero ese tipo de qué va? ¡¡¡Yo soy una curranta de primera!!! Eficiente, rápida, productiva, eficaz, ágil, atenta, cumplidora (y más que cumplidora). Y..., anda..., ¡¡¡soy católica!!!
ResponderEliminarPD: perdón, Posodo, por las flores que me echo, pero en cuestión trabajo son auténticas. Así soy yo. O Yo soy esa, que diría la copla. ;-)
Señores, por favor.
ResponderEliminarHace un año publiqué una anotación con el significativo título de Lo último de César Vidal.
¿Cómo habéis descubierto cuál era el objeto real de dicha anotación? Al final, la voy a tener que publicar (y aquilatar antes, claro).
Bate: en resumen, viene totalmente al caso.
S.Cid: en relación a tu comentario en la anotación de hace un año,... ya puedes dormir tranquila.
Un saludo muy agradecido a ambos... y a ver si hago por fin los deberes.