“De guerras y soldados, como de Medicina, de higiene o de hispanoamericanismo, puede hablar cualquier aficionado.
(…)
Y mientras los médicos borramos de los libros de Patología esta o la otra enfermedad, nacen enfermedades nuevas que mantienen, por uno u otro mecanismo, intacto, el volumen del sacrificio que la Muerte exige de la Humanidad cada día. Ya no morimos de cólera o de peste bubónica, pero nuestras arterias y nuestros nervios se estropean y se rompen mucho más pronto que hace varios siglos; y lo cierto es que las camas de nuestros hospitales varían de clientes, pero no están nunca vacías.”
Estas palabras de Gregorio Marañón, pronunciadas no sé cuándo, cobran cierta actualidad, curiosamente, localizadas en Madrid en el hospital que lleva su nombre. Y es que en el Hospital Gregorio Marañón lleva varios días ingresado el Vicepresidente del Gobierno y Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
La indisposición que, según se informó, padeció el domingo pasó entonces sin mayor pena ni gloria, aunque ya mereció honores de portada en la edición del lunes de la hemeroteca de Libertad Digital el ingreso en la UCI.
Cuando surgió la noticia del cáncer de Esperanza Aguirre, en las páginas de Libertad Digital (“Que en todo el grupo de Libertad Digital hay debilidad por Esperanza Aguirre es evidente. Para una liberal que ejerce, sólo faltaría”, empezaba su anotación en el blog Federico Jiménez Losantos), se manifestaron numerosos casos de sano interés por su salud, valga la redundancia, tanto entre los lectores/comentaristas como en las propias noticias del medio de comunicación.
En cambio ahora… Ahora, lo siento mucho, pero el estilo lo han perdido por completo. Y no me vale el interés de que Rubalcaba se enfrente con la justicia. Digan lo que digan numerosos lectores/comentaristas de Libertad Digital.
Ya no es que en la portada de la edición en la hemeroteca del martes ya no hubiera rastro del enfermo, pues no deja de ser un criterio informativo. Ya no es que la anotación de Federico Jiménez Losantos del mismo lunes empezara ‘dando fuerte’: “Desconozco si Rubalcaba está enfermo o lo finge”, finalizando con la clara manifestación de que la salud de Rubalcaba no le interesa, sólo lo quiere vivo para que lo juzguen: “Yo deseo la curación de Rubalcaba, pero no por caridad sino por simple razón de justicia: tiene que sentarse en el banquillo por el caso Faisán”.
El caso es, ¿qué necesidad hay de rebajarse y entrar en el desprecio burlón de la enfermedad ajena?: “¿Qué entregaste ayer,… enfermito?” (min 15:32).
Roguemos por que se recupere satisfactoriamente, y no nos deleitemos en el mal ajeno. “Lo demás, os vendrá por añadidura”.
Créditos:
Transcripción parcial del ensayo Los deberes olvidados, de Gregorio Marañón, recogido en Raíz y decoro de España, según edición en la colección Grandes pensadores españoles, colección de kiosco actualmente en curso, editada por Planeta DeAgostini.
(…)
Y mientras los médicos borramos de los libros de Patología esta o la otra enfermedad, nacen enfermedades nuevas que mantienen, por uno u otro mecanismo, intacto, el volumen del sacrificio que la Muerte exige de la Humanidad cada día. Ya no morimos de cólera o de peste bubónica, pero nuestras arterias y nuestros nervios se estropean y se rompen mucho más pronto que hace varios siglos; y lo cierto es que las camas de nuestros hospitales varían de clientes, pero no están nunca vacías.”
Estas palabras de Gregorio Marañón, pronunciadas no sé cuándo, cobran cierta actualidad, curiosamente, localizadas en Madrid en el hospital que lleva su nombre. Y es que en el Hospital Gregorio Marañón lleva varios días ingresado el Vicepresidente del Gobierno y Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
La indisposición que, según se informó, padeció el domingo pasó entonces sin mayor pena ni gloria, aunque ya mereció honores de portada en la edición del lunes de la hemeroteca de Libertad Digital el ingreso en la UCI.
Cuando surgió la noticia del cáncer de Esperanza Aguirre, en las páginas de Libertad Digital (“Que en todo el grupo de Libertad Digital hay debilidad por Esperanza Aguirre es evidente. Para una liberal que ejerce, sólo faltaría”, empezaba su anotación en el blog Federico Jiménez Losantos), se manifestaron numerosos casos de sano interés por su salud, valga la redundancia, tanto entre los lectores/comentaristas como en las propias noticias del medio de comunicación.
En cambio ahora… Ahora, lo siento mucho, pero el estilo lo han perdido por completo. Y no me vale el interés de que Rubalcaba se enfrente con la justicia. Digan lo que digan numerosos lectores/comentaristas de Libertad Digital.
Ya no es que en la portada de la edición en la hemeroteca del martes ya no hubiera rastro del enfermo, pues no deja de ser un criterio informativo. Ya no es que la anotación de Federico Jiménez Losantos del mismo lunes empezara ‘dando fuerte’: “Desconozco si Rubalcaba está enfermo o lo finge”, finalizando con la clara manifestación de que la salud de Rubalcaba no le interesa, sólo lo quiere vivo para que lo juzguen: “Yo deseo la curación de Rubalcaba, pero no por caridad sino por simple razón de justicia: tiene que sentarse en el banquillo por el caso Faisán”.
El caso es, ¿qué necesidad hay de rebajarse y entrar en el desprecio burlón de la enfermedad ajena?: “¿Qué entregaste ayer,… enfermito?” (min 15:32).
Roguemos por que se recupere satisfactoriamente, y no nos deleitemos en el mal ajeno. “Lo demás, os vendrá por añadidura”.
Créditos:
Transcripción parcial del ensayo Los deberes olvidados, de Gregorio Marañón, recogido en Raíz y decoro de España, según edición en la colección Grandes pensadores españoles, colección de kiosco actualmente en curso, editada por Planeta DeAgostini.
A mí tampoco me gustaron este tipo de comentarios. Luego criticamos cuando la gentucilla de El País (y demás medios afines)hace lo propio.
ResponderEliminarCon respecto al asunto en sí, esto es, la salud de Rubal, ni siquiera haría falta la caridad cristiana. Por simple humanidad, habría que desearle una feliz recuperación. Ahora bien, además de por ello, también yo deseo que se recupere nuestro querido Rubal para que haga frente al Faisán... y todas las demás cloacas de las que está al frente.
En efecto. Es que remedando el dicho, lo valiente no quita lo cortés.
ResponderEliminar