“¿Qué hubiera sido de Europa, destrozada aquel dia la armada de la Liga por los alfanjes de los jenízaros? Dueño Selim de Chipre, conquistada en breve Candia, infestados por sus escuadras los golfos del Mediterráneo. Y favorecidas sus empresas por los rebatos de los berberiscos, hubiera sojuzgado de un extremo á otro las costas del Adriático y del tirreno. Dilatando luego su imperio desde el mar de Azof hasta Córcega y las Baleares, y sometida á su voluntad el África, ni el Moscovita, débil aun para probar sus fuerzas, ni el Austriaco, poderoso apenas para conservar la Ungria, ni el mismo Rey Católico, desalentado ya y enflaquecido con su derrota, hubieran bastado á detener aquel torrente, cuando se hubiese precipitado desde las montañas del Norte para juntarse á la impetuosa avenida del Mediodia. Quebrantando sin duda en aquella lid el cetro de Carlomagno, quizá no hubiera cabido tampoco á la armada del Gran Señor la infausta suerte de de la Invencible. No era destino de Europa gemir otra vez en la esclavitud de naciones bárbaras; pero lucha tan porfiada y sangrienta hubiera entorpecido su industria y sus artes por largo tiempo, deteniendo y frustrando acaso el vuelo de sus ingenios y el progreso feliz de sus conquistas é instituciones.”
El caso es que la ocasión se aprovechó, y quedó detenido durante mucho tiempo el avance del turco. Para cuando decidió reanudarlo, aún pujante, ya no era igual.
Créditos:
Extracto del capítulo V de la obra Historia del combate naval de Lepanto y juicio de la importancia y consecuencias de aquel suceso, de Cayetano Rosell, “premiada por voto unánime de la Real Academia de la Historia en el concurso de 1853”, tomado de la edición facsimilar de la de dicho año, publicada por París-Valencia en 1998 (pp. 152-153).
Fotografía del fresco de Lucas Valdés, representando la Batalla de Lepanto, junto con la consagración de la victoria de la Virgen del Rosario por el Pontífice San Pío V, en la Iglesia de la Magdalena de Sevilla, en enero de 2011, del autor.
El caso es que la ocasión se aprovechó, y quedó detenido durante mucho tiempo el avance del turco. Para cuando decidió reanudarlo, aún pujante, ya no era igual.
Créditos:
Extracto del capítulo V de la obra Historia del combate naval de Lepanto y juicio de la importancia y consecuencias de aquel suceso, de Cayetano Rosell, “premiada por voto unánime de la Real Academia de la Historia en el concurso de 1853”, tomado de la edición facsimilar de la de dicho año, publicada por París-Valencia en 1998 (pp. 152-153).
Fotografía del fresco de Lucas Valdés, representando la Batalla de Lepanto, junto con la consagración de la victoria de la Virgen del Rosario por el Pontífice San Pío V, en la Iglesia de la Magdalena de Sevilla, en enero de 2011, del autor.
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