Hace 75 años, como no había calentamiento global, Nueva York estaba nevada (ahora que sí lo hay, también, pero esto es otra historia).
A pesar de la inclemencia, hubo quien fue al cine, por ejemplo, Mordaunt Hall, a la sazón, crítico cinematográfico del New York Times. Como, además, le pagaban por eso (supongo), en la edición del día siguiente (o sea, el 27 –lo digo por lo del problema matemático aún pendiente–), salió publicada la crítica que hizo a la película que vio.
De ella decía que “is a skillful blend of history and fiction in which [the actress], looking as alluring as ever, gives a performance which merits nothing but the highest praise. She appears every inch a queen”
Sobre el guión y de la dirección dice que “S. N. Behrman, the playwright, is responsible for the dialogue, which is a bright and smooth piece of writing, and Rouben Mamoulian did the direction. Mr. Mamoulian still has a penchant for asking the audience to fasten their gaze on his work with lights and shades rather than continuing the story, but here he does it less frequently than hitherto, and his scenes are, without a doubt, entrancing compositions.”
A continuación, expone un resumen del argumento, el cual obviaremos aquí, y finaliza, como es normal, hablando del final:
A pesar de la inclemencia, hubo quien fue al cine, por ejemplo, Mordaunt Hall, a la sazón, crítico cinematográfico del New York Times. Como, además, le pagaban por eso (supongo), en la edición del día siguiente (o sea, el 27 –lo digo por lo del problema matemático aún pendiente–), salió publicada la crítica que hizo a la película que vio.
De ella decía que “is a skillful blend of history and fiction in which [the actress], looking as alluring as ever, gives a performance which merits nothing but the highest praise. She appears every inch a queen”
Sobre el guión y de la dirección dice que “S. N. Behrman, the playwright, is responsible for the dialogue, which is a bright and smooth piece of writing, and Rouben Mamoulian did the direction. Mr. Mamoulian still has a penchant for asking the audience to fasten their gaze on his work with lights and shades rather than continuing the story, but here he does it less frequently than hitherto, and his scenes are, without a doubt, entrancing compositions.”
A continuación, expone un resumen del argumento, el cual obviaremos aquí, y finaliza, como es normal, hablando del final:
“How the film ends is best left untold here”
En resumen, que la película cuenta con una protagonista de la que se puede decir, y escribir, que, además de “fascinating”, “reveals her sense of humor and she handles some of the reticent levity in a superb fashion. She is forceful as Her Majesty and charming as Christina the woman”.
De la película Hal Erickson, en su obra All Movie Guide, dice que “Queen Christina is as fascinating today as it was nearly seven decades ago, and will undoubtedly continue to remain just as fascinating for the next seven decades”, según figura en la página correspondiente a la película en el sitio de Barnes&Noble.
Por supuesto, a estas alturas de la película todo el mundo sabrá que se trata de “La reina Cristina de Suecia”, y suponía, tras una ausencia de 18 enigmáticos y largos meses, el regreso de Greta Garbo.
Y ya que llegamos al final de la anotación, decir que el final del final de la película es una de las escenas inolvidables, de la película y del cine. De ella, se dice que Greta Garbo expresó sus dudas respecto a cómo interpretarla, sobre lo que refleja el antedicho Hal Erickson que “director Rouben Mamoulian always claimed that he ordered Garbo to think about "absolutely nothing", but one wonders”.
Y si alguien tiene dudas sobre la escena, las puede resolver aquí.
Acabamos con una curiosidad histórico-religiosa. Es cierto que la reina Cristina dejó el trono, y además, hubo motivos religiosos: se convirtió al catolicismo.
En el sitio del Vaticano, hay una referencia a este hecho, y quien lo lea, algo aprenderá.
El Papa con quien se planteó la conversión era Inocencio X (sí, el del retrato de Velázquez, que se encuentra en la Galería Doria-Pamphili -pues el Papa era de la familia Pamphili), quien la autorizó (al tratarse de persona de marcada significación), la Nochebuena de 1654, aunque no llegó a verla efectiva ya que poco después (el 7 de enero), falleció.
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