sábado, 6 de diciembre de 2008

Hoy es festivo

Aunque por lo que se pulsa en la calle, no parece notarse mucho su presencia, no hay que olvidar que hoy se celebra la festividad de San Nicolás de Bari, Santo Patrón de Requena.

Es curioso cómo un Santo, originario de Asia Menor, y en particular, obispo de Myra (aunque es conocido por la ciudad donde, desde el siglo XI descansan sus restos), cuando esa parte del mundo era todavía pujante actor en la cultura ahora llamada occidental (participó en 325 en el Concilio de Nicea), ha llegado, en su generosidad, a amparar bajo su patronazgo una ciudad, llave entre los reinos de Castilla y Valencia, antes ahí, ahora aquí.

En Requena (supongo que se seguirá efectuando), se desarrollaba una procesión en su honor, dentro de la cual desfilaba un ejemplo gastronómico de la ciudad, como es el pan bendito. Cada uno de estos panes que desfilaban era encargo de, por lo general, una familia de la ciudad, como muestra de devoción al santo, y cuya intercesión se solicitaba en el momento de la bendición.

Entre mis vagos recuerdos, figura una talla de San Nicolás en casa de mis abuelos maternos, similar en su composición, a ésta cuya imagen se acompaña (en el Museo del Capítulo, en la población belga de Soignies). No diremos, respecto del pan bendito que, si existe, no pueda encontrarse algún día alguna foto de alguno de los numerosos que en casa se tuvieron, ya que el Santo es muy conocido por sus milagros (la talla representa uno de ellos).

Sin embargo, el que me resulta más importante de todos ellos, aunque no sea oficial, sucedió tal día como hoy.

Era por la mañana y estábamos en casa (no había colegio, claro), cuando, no recuerdo por qué, salí a la escalera de casa, observando la presencia de bastante humo, ante lo que hice lo que todo niño: se lo dije a mi madre.

Se avisó, no recuerdo cómo, para que vinieran los bomberos (cuyo camión cisterna, como alarde técnico, no dejaba de ser el que regaba el albero de la plaza antes de las corridas, o el paseo de la Avenida, por ejemplo, para que no se levantara el polvo).

En el entretanto, mi madre me envió en busca de mi padre (quien formaba parte de la procesión en honor al Santo) y, ni corta ni perezosa, se dispuso a entendérselas con el origen del humo.
Cuando llegué a la iglesia del Carmen, de donde partía la procesión, ya hacía rato que había salido, y tuve que buscarla, sin conocer con certeza el recorrido.

Para cuando llegamos a casa, mi madre ya había dado cuenta del foco del incendio, una viga de madera junto al hueco de la chimenea, en la casa de mis abuelos, en el piso de arriba, prendida por el calor del humo de la calefacción.

Los bomberos, remataron la faena, (es decir, para pasar de la fase de 'controlado' a la de 'extinguido' que se diría ahora), a pesar de que la manguera se empeñaba en regar todo el hueco de la escalera a través de los múltiples agujeros que en su serpenteante recorrido, tenía (no creo que este hecho histórico haya sido el que motivara que, tiempo después, a alguien se le ocurriera en el Ayuntamiento, considerar esa misma escalera como elemento protegido arquitectónicamente).

Bueno, pues hace unos 35 años más o menos, ése fue el milagro que Dios Nuestro Señor obró, seguro que por intermediación de San Nicolás de Bari, en el día de su festividad, en la ciudad bajo su patronazgo, y en casa de una familia devota de él.

Laus Deo

1 comentario:

  1. Y había una figura portátil del santo que iba itinerante durante un período de tiempo corto por las casas de los miembros de la cofradía.

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