Las matemáticas, como
todo el mundo sabe, son una ciencia exacta. El uso de las matemáticas, como
todo el mundo o sabe o intuye, no.
Hace algo más de treinta
años, Mingote, desde su rincón en ABC, nos mostró esta circunstancia, poniendo
como ejemplo, precisamente, a un economista. Justo lo que ahora se estila tanto
en España, las cifras y los economistas (y las opiniones sobre economía de
quienes no lo son, como, por ejemplo, yo).
Resulta curioso cómo se
quiere destacar la importancia de las cifras en un sector, como es el de la
economía, en el que precisamente son importantes las cifras, cosa muy distinta de ‘la verdad de las cifras’.
Hace tiempo tuvo su
pujanza la ingeniería financiera y la contabilidad creativa. No hace falta
llegar a tanta calificación, basta con decir contabilidad: en unos casos, con
errores apreciables, en otros, sin errores, pero también apreciables.
En resumen, ya se decía
en una aventura de Astérix hace unos 35 años: “A las cifras se les hace decir
lo que se quiere”.
Pero eso sí, se
convierten en criterios objetivos, las cifras, no la forma de calcularlas.
(Y mientras decido si
contar o no quién encargó los doce yunques en cuestión, dejo un enlace al artículo de Juan Ramón Rallo del pasado viernes).
Créditos:
Viñeta de Antonio
Mingote, publicada en ABC el 30 de agosto de 1980, tomada de la hemeroteca del
diario en internet.
Viñeta de la aventura El
regalo del César (con traducción de Víctor Mora), protagonizada por Astérix y
sus vecinos, dibujada por Uderzo sobre guión de Goscinny, publicada por Dargaud
Editeur en 1974, y tomada del volumen 6 de la edición de Las aventuras de Astérix,
realizada por Grijalbo en 1986.
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