viernes, 31 de agosto de 2012

En ruta hacia…

En estos momentos quedan 100 minutos (160 en Canarias) para que finalice el mes de agosto. Y con él, la sensación del final del verano… y de las vacaciones. Aunque aún quede este fin de semana o, incluso, más vacaciones para quienes no las hayan agotado, por no hablar de las tres semanas que restan de verano astronómico.

Pero el caso es que es ahora cuando se produce la, más o menos, gran avalancha de desplazamientos de regreso, lo que da pie a la tradicional ‘Operación Retorno’ que se coordina desde la Dirección General de Tráfico.

Ayer, precisamente, S.M. el Rey se acercó a esta Dirección para enterarse sobre el particular, y parece que tuvo sus problemas en el momento del aparcamiento.

Lo que me ha recordado esta fotografía que vi el otro día en internet, donde se aprecia que los problemas de aparcamiento, al menos del coche en cuestión, serían de otra índole.

Y si S. M. el Rey pareció un poco gruñón, la fotografía anterior, según indican, es en Griñón, un pueblo del sur de Madrid, en el que, siguiendo con las cuestiones de aparcamiento, parece que hace años se materializó lo que dicen que en realidad es una leyenda urbana.

Créditos:
Viñeta de Enrique Ventura con guión de M. Ángel Nieto de la historieta El largo y cálido veraneo, publicada en el número 42, del 15 de julio de 1972, de la revista Trinca.
Fotografía de un automóvil aparcado tomada de internet.

Una claridad musical


Aunque sea con retraso, hay que recordar el sesquicentenario del nacimiento de Claude-Achille Debussy, que tuvo lugar el pasado miércoles 22 de agosto, y qué mejor forma que aprovechar esta segunda Luna llena de agosto, y recordar, aun siendo en versión orquestal, su Claro de Luna, tercer movimiento (pero el primero en ser compuesto) de su Suite Bergamasque.

Créditos:
Fotografía de la obra Homenaje a Debussy, óleo sobre lienzo de de Genaro Lahuerta López, en el Museo de Bellas Artes San Pío V, de Valencia, de este agosto, del autor.

Mucha Luna… lunera


Hoy entramos en Luna llena, y me he enterado de que la expresión ‘Blue Moon’ inglesa se refiere al mes en el que coinciden dos Lunas llenas, como ha sucedido en este mes de agosto que en breve acaba.

Pero también se refiere a cuando en una estación astronómica, en vez de tres, hay cuatro Lunas llenas. Y en este caso, la Luna de hoy no sería una ‘Blue Moon’.

Sí parece que no estamos ante una Luna traidora, dado que esta fecha estival boreal no tiene relación posible con Cuaresma ni Pascua de Resurrección.

Nos quedaría la opción de que la Luna se viera azul, pero está nublado; o triste o melancólica, pero más bien depende del estado de ánimo de quien la ve (si no fuera por las nubes).

Lo que estoy viendo es que, definitivamente, habrá que averiguarlo a través de, cómo no, Blue Moon Investigations.

jueves, 30 de agosto de 2012

Otra colección… de años

Ayer por la tarde vi en el escaparate de un kiosco la primera entrega de una de las nuevas colecciones para esta temporada.

Se trata de una reedición de la colección Dumbo, unos libritos, de unas 80 páginas, con historietas de Walt Disney, por lo común, dos historias largas (la primera dando nombre al álbum; por eso el ‘y…’ en la cubierta), y otro par o tres más cortas. En algún número que otro, la primera de las historietas principales se correspondía con una de las películas ya clásicas de dibujos animados (Merlín el encantador, 101 dálmatas,…)

En todo caso, los personajes eran los propios de Disney: el Pato Donald y su familia (especialmente sus sobrinos y el Tío Gilito); Mickey Mouse junto con Goofy (en aventuras policíaco-detectivescas –bien ayudando al Sargento O’Hara o bien a través de Ojo avizor, su propia agencia de detectives); y otros personajes ‘menores’ como el Lobo y los Cerditos,…

En ocasiones, la aventura principal, a través de su título, hacía un guiño a la literatura ‘seria’, como es el caso de Las minas del Rey Salomón, o de El Rey del Mar, libros que fueron los primeros que tuve con este título, mucho antes que las obras genuinas, fuera en adaptaciones resumidas en inglés, o íntegras traducidas.

También había guiños a personajes casi legendarios, como en este volumen titulado Gilito de Arabia.

La colección la editaba Ediciones Recreativas S.A. (E.R.S.A.) y más que de libros era más bien de revistas, pues estaba registrada en la Dirección General de Prensa, con el número 18 del R.P.I., y por eso, en las primeras publicaciones, figuraba como Depósito Legal el M. 2845-1958, aunque el inicio de la colección debió de ser en 1967 o algo antes. La misma editorial lanzó también la colección Películas, gruesos volúmenes con recopliación también en formato de tebeo de las clásicas películas de Walt Disney, aunque al poco incluyó a la ‘competencia’, Hanna-Barbera.

Los primeros ejemplares que tengo de la colección (de 1968 y 1969), costaban la friolera de 35 pesetas, mientras que en los siguientes (años 1970 y 1971), ya figura en la contraportada el importe de 40 pesetas. El importe de la colección de esta temporada no sé cuál es, pero posiblemente sea, proporcionalmente hablando entre ambas épocas, bastante superior al de entonces.

Lo que sí que me figuro es el mercado objetivo de la colección: visto los gustos del actual segmento infantil, no puede ser sino los padres de los niños de ahora, es decir, los que eran niños cuando se lanzó la colección original, hace más de cuarenta años. Igual que la colección de Bruguera, ya conocida en estas páginas, Joyas literarias juveniles.

[Nota:
Después de ver la introducción en la portada de Salvat para la colección, no es cuestión de figurarse nada: la misma publicidad habla de “tu infancia” y “tu niñez”.]

Y la duda que esto plantea es la siguiente:
¿De verdad está tan mal la cosa (económica, artística y socialmente, incluso), que sólo cabe refugiarse en la nostalgia de la infancia?

Créditos:
Cubiertas de los volúmenes de Las minas del Rey Salomón (segunda edición, en 1970), El Rey del Mar (ediciónsin identificar, también en 1970) y Gilito de Arabia (edición sin identificar,ya en 1971), de la biblioteca del autor.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Y ahora, ¿dónde los pongo?: Que no se agosten los estantes

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Stanislaw Lem o Juan Donoso Cortés: de antes, pero para ahora mismo.








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Edmundo de Amicis, o las Cruzadas: o de antes, pero para ahora mismo… también ¿no?




Créditos:
Cubiertas de los libros en cuestión.

martes, 28 de agosto de 2012

Desalmados y vivales

Señor Cicikov:
La tarjeta de visita que, al entrar en el hotel, dejaste a la recepcionista te califica como «Consejero», rango parecido al de coronel del ejército zarista.
(…)
Te anda dando vueltas por la cabeza un negocio magnífico que te dispones a poner en práctica. Te has dicho: «El gobierno concede tierras colonizables en Cherson a todo el que demuestre poseer un buen número de siervos de la gleba o 'almas'. Hace poco ha habido una epidemia y los siervos han muerto, gracias a Dios, en buen número, pero siguen figurando como vivos en los registros. Aprovecharé esta circunstancia: los compraré a sus amos como 'almas vivas', aunque en realidad estén 'muertas', y presentaré su lista al gobierno. Así conseguiré las tierras y me haré rico».

Entre las diversas cartas que forman parte de la recopilación Ilustrísimos Señores, del Patriarca de Venecia Albino Luciani, escritas varios años antes de ser elevado a la Cátedra de San Pedro como Juan Pablo I, se encuentra la dirigida a un personaje de ficción, Pavel Ivánovic Cicikov, de la obra Las almas muertas, de Nicolai Vasilevic Gogol.

Es posible que el tal Cicikov sea un personaje de ficción, pero desde luego, está claro que hay otros personajes de los que se podría decir mucho, menos que sean de ficción y que no sean unos vivos.

Créditos:
Extracto del inicio de la carta dirigida a  Pavel Ivánovic Cicikov, de la obra Ilustrísimos Señores, del Patriarca de Venecia,  Albino Luciani, según traducción de José L. Legaza y otros, publicada en la Biblioteca de Autores Cristianos, tomado de la décima edición de la obra, publicada la Vigilia de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora de 1978 (pp. 139-140).

Dos versiones ¿de lo mismo?

Yahvé bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte, y llamó a Moisés a la cima del monte, y Moisés subió. (…)
Dios pronunció estas palabras: «Yo soy Yahvé, tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, del lugar de esclavitud. No tendrás otros dioses fuera de mí. (…)
Después de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.
(…) Yahvé dijo a Moisés: «¡Anda, baja! Porque se ha pervertido tu pueblo, el que sacaste del país de Egipto. Bien pronto se han apartado del camino que yo les había prescrito. Se han hecho un becerro fundido y se han postrado ante él. (…)»
(…) Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés ardió en ira, arrojó las tablas y las hizo añicos al pie del monte.
Yahvé dijo a Moisés: «Tállate dos tablas de piedra como las primeras, sube donde mí, al monte y yo escribiré en ellas las palabras que había en las primeras tablas que rompiste. Prepárate para mañana; sube temprano al monte Sinaí y aguárdame allí en la cumbre del monte. Que nadie suba contigo, ni aparezca nadie en todo el monte. Ni siquiera las ovejas o las vacas pasten en el monte.» Moisés labró dos tablas de piedra como las primeras, se levantó temprano y subió al monte Sinaí como le había mandado Yahvé, llevando en su mano las dos tablas de piedra. Yahvé descendió en una nube y se detuvo allí junto a él.
(…) Yahvé dijo a Moisés: «Escribe estas palabras, pues a tenor de ellas hago alianza contigo y con Israel.»
Moisés estuvo allí con Yahvé cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las diez palabras.
Luego, Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas del Testimonio en su mano. (…)
Moisés habló así a toda la comunidad de los israelitas: «Ésta es la orden de Yahvé. Reservad de vuestros bienes una ofrenda para Yahvé. (…) Que vengan los artífices hábiles de entre vosotros a realizar cuanto Yahvé ha ordenado: la Morada, su Tienda y su toldo, sus broches, sus tableros, sus travesaños, sus postes y sus basas; el Arca y sus varales, el propiciatorio y el velo que lo cubre; (…)»
(…) Así, pues, Besalel, Oholiab y todos los hombres hábiles a quienes Yahvé había concedido habilidad y pericia para saber realizar todos los trabajos en servicio del Santuario, ejecutaron todo conforme había mandado Yahvé.
(…) Besalel hizo el arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho, y codo y medio de alto. La revistió de oro puro, por dentro y por fuera, y además puso en su derredor una moldura de oro. (…)
(…) Moisés vio todo el trabajo y comprobó que lo habían llevado a cabo; tal como había mandado Yahvé, así lo habían hecho. Y Moisés los bendijo.
(…) Moisés hizo todo conforme a lo que Yahvé le había mandado. Así lo hizo. En el primer mes del año segundo, el día primero del mes, fue alzada la Morada. (…) Luego tomó el Testimonio y lo puso en el arca, puso al arca los varales y sobre ella colocó el propiciatorio en la parte superior. Llevó entonces el arca a la Morada, colgó el velo de protección y cubrió así el arca del Testimonio, como Yahvé había mandado a Moisés.

Como podemos ver, el origen de las Tablas de la Ley fue un tanto agitado.

Las que acabaron guardándose en el arca (¿dónde se custodiaban hasta entonces?) son las que escribió Moisés de acuerdo con lo que le había dicho Yahvé-Dios.

Sin embargo, las primeras, las había hecho añicos Moisés, irritado al ver al becerro de oro. Estas primera tablas son las que estaban hechas y escritas por el mismo Yahvé-Dios.

Y aun así, nadie se preocupó de recoger los trozos.

¿Y si ahora los ‘encuentra’ un Daniel Marrón cualquiera, y ‘comprueba’ que lo que estaba escrito en esas tablas “por el dedo de Dios”, no es exactamente igual o, incluso, es distinto a lo que luego figuraba en las tablas versión 2.0?

Créditos:
Extractos del Éxodo (19, 20; 20, 1-3; 31, 18; 32, 7-8; 32, 19; 34, 1-5; 34, 27-29, 35, 4-5 y 10-12; 36, 1; 37, 1-2; 39, 43; 40, 16-17 y 20-21), tomada de la Nueva Biblia de Jerusalén, revisada y aumentada, editada en 1998 por Desclée De Brouwer.
Imagen de El becerro de oro, óleo sobre lienzo de Esteban March, de la Colección Santander, de la Fundación Banco Santander, expuesta en la Iglesia de San Esteban con motivo de la exposición La gloria del Barroco, en Valencia, y tomada del catálogo de la exposición.

lunes, 27 de agosto de 2012

Lemas electorales ¿proféticos?

Vistos los resultados que, ante la próxima celebración de elecciones al parlamento autonómico de la región vascongada, vienen apuntando las encuestas, tal vez sea momento de reconocer que aquella tradición que tanto tiempo estuvo arraigada en la sociedad de aquellas tierras, ha acabado asentándose y teniendo éxito.

Esa tradición tenía por habituales lemas, los siguientes:

¡Algo habría hecho!

¡ETA, ven y mátalos!

Y, finalmente, como signo de prosperidad en las relaciones con las sociedades vecinas:
¡Ven y cuéntalo!



Créditos:
Viñeta de Antonio Mingote publicada en ABC en el año 1994, tomada del libro ABC. Libro del año 1994.

Comerás el pan,…


… Esperanza, con el sudor de tus profesores, ¿no?

Es curioso, sí en La Gaceta, sí en ABC, pero en Libertad Digital no he encontrado la noticia de la última boutade de la Sra. Dª ¿Esperanza? Aguirre.

Estarán cuidándola para que no se le corte la digestión.

Felicidades por su santo

... a una canción


Mónica, del grupo granadino Los Ángeles, allá por 1970.

domingo, 26 de agosto de 2012

Son diez, pero…

Ayer estuve parte de la mañana en el Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia.

En una de las obras expuestas, Moisés sostiene, lógicamente, las Tablas de la Ley (aunque en este caso sea sólo una), con los Diez Mandamientos escritos en latín y numerados, naturalmente, del uno al diez. La tabla no está fechada, pero es de mediados del siglo XVI.

Al verla, me vino a la memoria una exposición de los Diez Mandamientos que también me llamó la atención. Era en Londres, en la antigua Iglesia del Temple, en octubre de 2006. El texto está en inglés, por lo que es más reciente que la iglesia, y también tiene numerados los mandamientos del uno al diez. Sin embargo…

Además del idioma y de que, por cuestiones de espacio, el panel londinense se explaya más en el texto de los Mandamientos, ¿alguien encuentra alguna otra diferencia?

Y sobre todo, ¿alguien sabría decirse el porqué de la diferencia?

Créditos:
Fotografía de detalle de la obra Moisés, óleo sobre tabla de Juan de Juanes, expuesta en el Museo de Bellas Artes de Valencia, correspondiente a la tabla con el Decálogo, de ayer, día 25 de agosto de 2012, del autor.
Fotografía del panel con el Decálogo existente en la Iglesia del Temple, en Londres, de octubre de 2006, del autor.

Esta vez el ausente… es el envío,… o no


En la película Arabesco, un documento importante se envía por correo para así evitar su robo.

Si bien el otro día traje por aquí tres casos de robos de obras de arte en museos, ahora la noticia del pasado jueves es un extravío. Pero no en un museo, sino en el servicio noruego de correos.

Salvo que, claro, no sea un extravío.

ὁμιλία: ¿Se me entiende, o es que hablo en griego?

Dice el Santo Padre en Sacramentum Caritatis que la homilía debe evitar generalidades; debe centrarse en dar la formación a los fieles.

Hace cinco semanas éramos, entre el resto de asistentes, un grupo de otras tantas personas participando de la Santa Misa, lo que supone también escuchar la homilía que predicó el señor Cura.

En estas páginas ya recogí y comenté el texto del Evangelio que se leyó ese día.

Naturalmente, lo hice mucho más brevemente que el señor Cura, básicamente, porque mis conocimientos al respecto son los que son, como católico de a pie.

Sin embargo, quedó en el ambiente otra cosa.

Y es que se echa en falta, en muchas ocasiones, en las homilías “la duración adecuada, la entonación (no vale pronunciar el nombre de la Virgen sin devoción), el ritmo, la capacidad de mantener la atención, la concreción, la cantidad de doctrina impartida sin aturdir, etc.

El sermón en cuestión pasará a la pequeña historia por una digresión (o al menos yo la recuerdo como tal). Durante la exposición de los distintos momentos que se marcan en el texto del Evangelio irrumpió una consideración sobre los animales, y en general, el resto de seres vivos, excluido el Hombre. Y es que los animales son criaturas divinas, en cuanto han sido creadas por Dios, pero el Hombre está a un nivel superior, pues él sí tiene conciencia (alma) para poder alabar a Dios, y aquí es cuando llegó la expresión famosa: el Hombre es «portavoz de la alegoría cósmica». Podrá discutirse lo afortunado de la expresión, así como lo acertado de la consideración, pero desde luego, era un tema que difícilmente encajaba con lo que se estaba predicando.

Qué interesante les sería a muchos frailes y sacerdotes aprender de grandes predicadores, como, por ejemplo, San Vicente Ferrer.

Conclusión: no hay que subirse por las ramas sino ir a lo concreto. (…) Debe predicar según la doctrina de la Iglesia, le guste a la gente o no. Ya verás que le gustará, si lo están buscando, ¿es que no lo veis? Y el que habla mal, el obispo le debe prohibir hablar, si no, contamina y confunde. Haciendo las cosas como hay que hacerlas, en una generación se realiza la reforma, no hay más.

P.S.
Por cierto, ¿qué tal las homilías de hoy en relación con la Segunda Lectura?

Créditos:
Imagen de Sermón soporífero, óleo sobre lienzo de Fernando Cabrera Cantó, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V, y actualmente forma parte, en dicho museo, de la exposición Pintores de entresiglos, tomada de internet.
Extractos de la anotación de Milenko Bernadic, en su ‘blog’ O frío o caliente, alojado en InfoCatólica, publicada el pasado 5 de agosto de 2012.

sábado, 25 de agosto de 2012

Este viaje sí es importante

Hace algo más de 43 años, en medio mundo no se tuvo en consideración que fuera de madrugada para estar pendientes de las noticias, y vivir en directo la llegada de Neil A. Armstrong y Edwin E. Buzz Aldrin Jr. a la Luna, y con ello, el Hombre.

Aunque esta noche la Luna está más triste.


Hoy, Neil A. Armstrong ha viajado más allá de la Luna, pero eso no quiere decir que esté lejos.

Que tenga un viaje en paz y sea recibido por Él.

Ir pa' ná, es tontería

No conocía el camino del puerto, pero creía no hallarme lejos de él; pregunté a una tendera por dónde debía pasar.
La mujer dió un grito de extrañeza.
- ¿Quiere usted ir al puerto, caballero?
- Sí, al puerto.
- ¡Ave María Purísima! ¿Al puerto á estas horas?
Y volviéndose hacia un grupo de mujeres que estaban sentadas junto á la puerta, les dijo en dialecto valenciano:
- Señoras, respondan ustedes por mí: este caballero me pregunta por dónde ha de pasar para ir al puerto.
Las mujeres respondieron á la una:
- ¡Que Dios le proteja!
- Pero ¿de quién?
- ¡Que no se fíe usted!
- Pero ¿por qué?
- Por mil razones.
- Dígame una.
- Pueden asesinarle.
Me contenté con esta sola razón, como se comprende, y desistí de mi curiosidad por saber el camino del puerto.

Visto lo leído, no sé si es buena señal que yo no tuviera ayer que preguntar el camino del puerto, pero en cualquier caso, regresé sin que me asesinaran (que yo sepa).

Créditos:
Extracto del capítulo dedicado a Valencia, en España. Impresiones de un viaje hecho durante el reinado de Don Amadeo I, obra de Edmundo de Amicis, según traducción de Cátulo Arroita, publicada en Barcelona por la Casa Editorial Maucci, en su Biblioteca Maucci, en 1899, tomado de la edición en facsímil realizada por Librerías París-Valencia en 2000.
Fotografía de una antigua grúa del puerto de Valencia, junto a la Plaza de la Armada Española, ayer durante el paseo, del autor.

¿Solo? No, con humor

El pasado jueves, siguiendo la recomendación de caraguevo, visité la exposición que en el IVAM hay de dibujos de Antonio Mingote sobre el tema Hombre solo, ahora titulada, Aquellos hombres solos.

Se trata de una selección de 37 dibujos junto con uno final de Paco Roca como homenaje a Mingote (precisamente el único dibujo de todos en el que no hay sólo un hombre dibujado).

Los dibujos sacan punta (en principio humorística, pero no sólo) a situaciones en que es razonable que haya sólo una persona, y a situaciones en las que lo absurdo es precisamente que haya sólo una persona.

Como indica caraguevo, totalmente recomendable su contemplación y admiración. Y quien no llegue a tiempo para verla en Valencia (acaba con el verano, el 23 de septiembre), siempre tendrá el Museo ABC en Madrid.

Muchos de los dibujos fueron portada de El Loro, suplemento dominical de humor de ABC hace sus 15-20 años, y por eso tenía un recuerdo vago de ellos. En lo que tengo a mano no figura ninguno de los expuesto, pero creo que éste que acompaña estas líneas tampoco está mal, sobre todo, enlazándolo con el famoso dibujo sobre Velázquez y Las Meninas que ha sido portada de su reciente antología.

Además, así podríamos empezar la recopilación Mujer sola.

Créditos:
Portada del tríptico (en inglés) de la exposición.
Portada de El Loro, suplemento humorístico de ABC, con un dibujo de Antonio Mingote, del día 4 de agosto de 1996.

viernes, 24 de agosto de 2012

Quien madruga... se va a paseo

Esta mañana, aprovechando que era mi último día de vacaciones en este periodo, he decidido irme a paseo…, mejor dicho, dar un paseo matutino, por eso de la salud y cosas parecidas. Una hora dicen que está bien, y allá que he salido a la calle siendo las ocho.

Me dirigí hacia el puerto, y un poco más allá.

A pesar de que el edificio se llame Veles e Vents (un verso de Ausias March), los veleros las tenían recogidas, y no ya los vientos, ni las brisas hacían acto de presencia.

Por tanto, y dado que si seguía la siguiente etapa ya sería Mallorca, di media vuelta, y pude comprobar que la playa aún estaba desierta.


Y por mucho que lo cantaran hace cuarenta años Los Payos, ni apenas los había, ni yo tenía ni sombrero ni crema para prestar.

Por tanto, seguí mi camino de regreso a casa.

Y al final, llegué.

Casi las diez y media y sin haber desayunado.

Créditos:
Fotografías del edificio Veles e Vents, en la Marina Real Juan Carlos I del Puerto de Valencia, general de la playa de El Cabañal y Malvarrosa y demás hacia el norte, y de una limusina con la que me he cruzado, de esta mañana, del autor.

Que paren el mundo que me bajo, o no

En 1533, una década antes de que su obra magna fuera publicada, el Papa Clemente VII se hizo informar por el jurista y orientalista alemán Johann Albrecht Widmanstadt [secretario del Pontífice] de las características del nuevo sistema del mundo. Tres años después, el 1 de noviembre de 1536, el cardenal de Capua –el dominico Nikolaus von Schönnerg– escribió a Copérnico desde Roma solicitándole información acerca de sus trabajos y, muy en concreto, pidiéndole una copia del pequeño tratado que tanta celebridad había alcanzado (a pesar del –o quizás más bien en virtud del– reducido número de copias del mismo disponibles).

El pequeño tratado en cuestión se titulaba Nicolai Copernici de hypothesibus motuum coelestium a se constitutis commentariolus, es decir, Breve exposición de las hipótesis de Nicolás Copérnico acerca de los movimientos celestes, y a lo que se ve había causado interés en Roma.

Es (mal) conocida la historia de Galileo en su relación con la Iglesia Católica como consecuencia de la teoría heliocentrista. Menos conocida (aún) es la historia de Copérnico (unos setenta años antes) cuando empezó a conocerse su argumentación  a favor de la misma teoría astronómica.

Y es que Copérnico también recibió desprecios y condenas por ello. Así, por ejemplo, se llegó a escribir sobre “un astrólogo advenedizo que pretende probar que es la Tierra la que gira, y no el cielo, el firmamento, el Sol o la Luna (…). Este loco echa completamente por tierra la ciencia de la astronomía, pero las Sagradas Escrituras nos enseñan que Josué ordenó al Sol, y no a la Tierra, que se detuviese”; o que “muchos son los que consideran meritorio hacer lo que ese buscador de estrellas prusiano, que pone en movimiento a la Tierra y deja inmóvil al Sol. En verdad los gobernantes, si son sabios, deberían poner freno al desencadenamiento de los espíritus”.

Como puede verse, no eran halagos lo que recibía, sólo que en este caso no venían desde Roma.

El primer extracto lo escribió un 4 de junio de 1539 en sus Tischreden un tal Martin Lutero; el segundo extracto es de una carta dirigida a Burkhardt Mithobius y fechada el 16 de octubre de 1541, escrita por Philipp Melanchton. Es decir, la más pura y exquisita Reforma Luterana.

Es cierto que al cabo de un tiempo los protestantes dejaron en paz el heliocentrismo (o al menos, así se nos ha vendido), mientras que en Roma había un tribunal viendo la causa contra Galileo (a quien, en definitiva, le pedían pruebas de lo que decía), pero vista la contundencia de lo expresado por Lutero, y teniendo en cuenta que, en efecto, la Escritura es eso lo que dice, más bien creo que no fue la Sola Escritura lo que les hizo cambiar de opinión, sino, de modo similar al cambio del calendario juliano a gregoriano, algo tan importante como no querer compartir la misma opinión que el Papa y los católicos.

Y la reivindicación del método científico, teniendo en cuenta que Copérnico era católico, mejor dejarla aparte.

Créditos:
Datos y extractos de la Introducción de Alberto Elena a su obra recopilatoria Opúsculos sobre el movimiento de la Tierra, tomados de su primera edición, de 1983, por Alianza Editorial como número 953 de su colección El Libro de Bolsillo (pp. 7-8 y 8).
Imagen de Josué parando el sol (h. 1650-1660), óleo sobre lienzo, obra de Esteban March, existente en el Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia, tomada de su página de internet.

Vacaciones de verano

Una de las cosas que tiene el mes de agosto es la proliferación de carteles, en muchos locales, informando de que se encuentran de vacaciones.

Traigo a esta anotación dos que comparten su carácter de poco habituales, uno, en los tiempos de corren, y el otro, precisamente por lo contrario, por la novedad.

Éste último es un cartel que informa que una sucursal bancaria cierra por vacaciones. Creo que nunca había vista nada igual, pero es que la ‘gran banca’, que diría aquél, ya no es lo que era. Lo bueno es que la sucursal más cercana está casi a un kilómetro y además, cruzando al viejo cauce, lo que no es poner fáciles las cosas.

El primero, que además, lo es también cronológicamente, presenta la característica de que informa qué día regresan de las vacaciones ‘D.M.’, es decir, ‘Dios mediante’, lo cual casi suena ahora a extemporáneo (en su segunda acepción). Este local no sabría ahora identificarlo, pero a ojo, debe de estar en la Gran Vía de Madrid, en la acera de los impares.

En lo que casi coinciden ambos carteles es en el día: la sucursal, hoy día 24, aún está de vacaciones; el local madrileño, el 24 del 2007, reabría (espero que este pequeño comercio, el que sea, aún pueda seguir en activo).

También es coincidencia que, a efectos prácticos, hoy finalizo este periodo de vacaciones, y el lunes (D.M.), me incorporo al trabajo.

Créditos:
Fotografía de un cartel en una sucursal de Banesto, de finales de julio de 2012, del autor.
Fotografía de un cartel en un local madrileño, de agosto de 2007, del autor.

jueves, 23 de agosto de 2012

Un siglo de lluvia


Hace un siglo nacía Eugene Curran Nelly, y nada más empezar la primavera de hace cincuenta años, nos enseñó que se puede cantar bajo la lluvia, pues en su caso, no llovía porque cantara o bailara.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Alit lectio: Llegó el ovillo

Hace un mes finalicé la lectura de El hilo invisible, que había recibido poco antes, y desde entonces estoy pensando en cómo hacer la reseña del libro.

Y es que se trata del conjunto de los relatos premiados en el I Concurso Literario Católico Vita Brevis, y por tanto, cada relato es hijo de su padre y de su madre: uno es bastante breve, otro es bastante largo; uno es un relato coral, otro más familiar, aquél, unipersonal; hay leyenda revisada, e historia rememorada; éstos, se desarrollan en un ambiente rural, en aquéllos, su entorno es urbano; cuitas del día a día, y catástrofes naturales; en uno, hay presencia animal, como muestra de los humanos; en otro, hay presencia humana, como muestra de animales monstruosos;…

(Un breve resumen de cada relato figura en la noticia donde se informa de los premiados, por lo que hago gracia de ellos.)

En toda esta variedad, es inevitable que los haya que me gusten más o menos (aunque ninguno me disgusta); que los entienda mejor o peor (tengo que reconocer que con el relato de Manuel Valderrama Conde, Tres páginas, dos voces, un hexágono, necesito lecturas adicionales, no sólo del relato); que los retenga en la memoria o que estén algo desdibujados; que me hayan impactado más o que apenas me hayan afectado.

Sobre los estilos de cada relato, por ejemplo, el de Jorge Durán en El negrito, más que entrecortado, como se indica en el artículo, yo diría que es de pincelada corta y precisa; Joaquín Gómez Carrillo en su El retrato de la Señorita Madre consigue dar los detalles justos para crear la atmósfera de y en la casona (la mención al Sidol ya muestra que toda la descripción es verdad); tanto Yolanda Obregón García, en El muñeco, que nos devuelve a la infancia con los amigos y los juguetes, como Christian Peña, en El Danger, historia de un redimido, cuya infancia es la que acoge animales desamparados, y Lola Sánchez Lázaro-Carrasco, en Catalina, con una infancia real, sólo en cuanto a la edad, consiguen dar las expresiones y detalles para realmente oír al niño que nos cuenta el relato.

Y agobios y angustias hay muchos, y a fe que los vivimos leyéndolos: Eugenio Rey Huerta en Un ovillo de lluvia, la angustia de quien espera; José Manuel Genovés Artal en Miguel, la de quien no puede esperar; Elena Marqués Núñez en 1947, la angustia y el agobio de quien no tiene tiempo para todo lo que hay que hacer; Dacio R. Medrano en El último hombre, en cambio, los de quien tiene el tiempo justo para sólo una cosa.

Tal vez los que menos me hayan atraído sean los relatos de Ruben Martín Camenforte, Los últimos días del seudónimo Gian Falco, porque me costó captar la situación; de Alejandro Sanz Peinado, El puticlub, porque veo un tanto forzada la secuencia narrativa; y José María Pérez Chaves, El engaño de Afrodita, porque el giro que da al relato legendario sucede demasiado tarde en el contexto conocido de la historia (muy bien narrada por otra parte) como para resultar creíble.

Hay relatos que tocan temas de actualidad (desde el punto de vista periodístico, se entiende), y así, de una manera sencilla, Ana Lasanta, en El candidato, reclama unos políticos muy distintos a los que hay; The Whiskerer en La taberna tomada, denuncia el avasallamiento de la personalidad propia (a costa del multiculturalismo, ¿por ejemplo?); y Raquel Andrés Durà en Frío, muestra los peligros de que una familia quede en una mera coincidencia de personas en una vivienda.

En esta muestra de la actualidad, dejo para el final el relato de Alberto de Frutos Dávalos, La colina mil uno, aunque se sitúe en Ruanda en 1994. Podría decirse que el relato acaba inverosímilmente bien, pero es normal esta sensación en un mundo que apenas deja sitio para la esperanza. Lo que lamento es no poder asegurar que esa esperanza podamos hallarla en un conflicto mucho más cercano a nosotros, como es la situación actual en Vascongadas.

Nota:
De los relatos de Bruno Moreno Ramos (Una decisión en conciencia), editor de Vita Brevis, e impulsor del concurso; Mario Crespo (Tener una tía monja), editor del libro; Juan Antonio Ruiz, LC (¡Adiós, Alonso!), articulista de InfoCatólica; Eleuterio Fernández Guzmán (El discípulo), bloguero de InfoCatólica; y Luis Fernando Pérez Bustamante (El hombre de corazón torcido), director de InfoCatólica, no digo nada que luego todo se sabe.

Nota final:
Tal vez al hilo del lema final del libro, puedo publicar esta anotación precisamente este día: Laus Deo Virginique Matri.

Créditos:
Portada del libro El hilo invisible, editado por Vita Brevis.

Quedarse en cuadro por quedarse sin cuadro

Hoy es un día curioso en el mundo del arte, o por mejor decir, de los museos de arte. Pero no es para sonreírse, precisamente.

A poco de estrenarse el pasado siglo, en concreto, hace 101 años, se descubrió por la mañanita que el cuadro de Leonardo da Vinci, poco famoso entonces, conocido como la Mona Lisa o la Gioconda, no estaba colgado en el hueco de pared que le correspondía en el Museo del Louvre. Una vez finalizada la búsqueda en el Museo, y visto que no lo veían, concluyeron que lo habían robado. Tras reconocer el correspondiente marrón (muy apropiado dado el origen de la palabra), el cuadro sí empezó a ser famoso.

Cincuenta años después, se dieron cuenta, aunque en esta ocasión en la National Gallery de Londres de otro hueco. Esta vez tampoco el pintor era del país, pues se trataba de Francisco de Goya, aunque el retratado, a efectos prácticos, sí: Arthur Wellesley, primer Duque de Wellington.

Y por último, esta vez sí, en este mismo día, la cosa fue más descarada: un atraco a plena luz en el Munch Museum de Oslo, para robar dos, a falta de uno, cuadros del titular del Museo, Edvard Munch: la Madonna, y, lógicamente, El grito, versión de 1910, es decir, un año antes de que comenzara esta serie.


¿Es o no es para dar un grito?

Créditos:
Fotografía del conjunto de dos imanes mostrando por separado la mirada y la sonrisa de la Mona Lisa, del autor.
Imágenes de los cuadros referidos, tomadas de la Wikipedia.

Una salus victis

Hace una semana se publicó que Grecia iba a hacer un desafío a sus socios de la Unión Europea planteando una prórroga en el plazo de realización de su plan de ajuste.

Cuando Troya estaba cayendo, tras el ataque nocturno de la ‘caballería’ de Ulises, y los incendios se extendían por toda la ciudad, precedidos por los atacantes griegos, Eneas arenga al grupo de familares y amigos que le rodea y concluye:

Una salus victis nullam sperare salutem.

Los enfrentó a lo desesperado de la situación (“La única salvación para los vencidos está en no esperar salvación alguna”), y “así la furia se añadió a los ánimos de los jóvenes”, pudiendo como grupo, sin abandonarse a los llantos y lamentos, abrirse camino en medio de una ciudad ardiendo e infestada de enemigos, hasta un sitio seguro.

Curiosamente, en esta ocasión son los griegos, y no los troyanos, quienes están en una situación desesperada, aunque las soluciones sean similares. No obstante, conviene recordar que Eneas no actuó a lo loco, sino con criterio, por muy urgente que le hubiera resultado tomar una decisión y acometerla; y que el camino desde su casa hasta las puertas Esceas, u otras, en la muralla, ya con brechas e inútil, fue arduo y trabajoso, en el curso del cual vieron cómo moría el rey Príamo y el palacio y los tesoros de Pérgamo se perdían.

Así pues, recordemos la arenga de Eneas resumida en el verso de Virgilio, y actuemos sabiendo que la única salvación será la que salga de nosotros mismos.

¡Ah! Y dos cosas para finalizar:
- Eneas perdió Troya, pero consiguió huir para acabar llegando a Italia, donde su estirpe fundaría Roma.
- La Eneida no se escribió en griego, sino en latín,… por lo que nos toca más de cerca.

Créditos:
Verso 354 del Libro II de la Eneida, de Virgilio, y traducción de los versos 354 y 355 según Víctor José Herrero, tomados de la edición del Libro II realizada por Gredos, en su colección Gredos Bilingüe (octava reimpresión de la primera edición, en 1994).
Fotografía de El incendio de Troya, de Francisco Gutiérrez, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, de enero de 2011, del autor.

Un Campeador y varios felones

Mio Çid don Rodrigo / non lo quiso retardar,
adeliñó para Valençia, / e sobrillas va echar,
bien la çerca mio Çid / que non i avía hart;
viédales exir / e viédales entrar.
Metióla en plazdo, / si les viniessen huviar.
Nueve meses complidos, / sabet, sobrilla yaz,
quando vino el dezeno / oviérongela a dar.
Grandes son los gozos / que van por es logar
quando mio Çid gañó a Valençia / e entró en la çibdad.
Los que foron de pie / cavalleros se facen;
El oro e la plata / ¿quien vos lo podrie contar?
Todos eran ricos / quantos que allí ha.

De este modo canta el juglar la toma de Valencia por Rodrigo Díaz, de Vivar, más conocido como El Cid Campeador.

Como puede observarse en la fotografía, la placa con texto del Cantar que ilustra la estatua que homenajea al Cid en Valencia, mantiene restos de una pintada, un círculo con cuatro palotes.

Esta muestra de cultura y civilización es obra de unos valientes ‘maulets’, grupo catalanista (por eso lo de los ‘palotes’; en otras circunstancias hubiera dicho ‘barras de Aragón’), que muy valientemente desafiaron al Cid, en tanto que nacido en la, según ellos, opresora Castilla,… nueves siglos después de que hubiera muerto, tiempo prudencial, se dirían, para evitar que ante ellos volviera a vencer en una batalla después de muerto.

El caso es que tras ver esto, ya no me quedan dudas de que la leyenda que adorna la gatera en la calle Museo, en el Barrio del Carmen, se refiere realmente al año 1094, pues fue el 17 de junio de dicho año cuando El Cid rindió la ciudad de Valencia, entonces en poder de los almorávides.

Se ve que los gatos almohades no tuvieron ningún problema en octubre de 1238 cuando se rindió la ciudad a Jaime I. Y es que, claro, éste no era castellano.

Desde luego, ¡vaya un hatajo de idiotas!

Créditos:
Extracto de la serie 74 (en el Cantar II Las hijas del Cid), del Poema de Mío Cid, según texto primitivo establecido por Ramón Menéndez Pidal (en 1913), tomado de la tercera edición (de 1958), de la publicación por Aguilar como número 96 de su famosa colección Crisol (pp. 242-244).
Fotografías de la estatua de Ruy Díaz de Vivar, El Cid, obra de Anna Vaughn Hyatt Huntington, en la Plaza de España de Valencia, y de una de las placas en el lateral derecho, con un fragmento de la serie 90, también en el Cantar II Las hijas del Cid, de agosto de 2012, del autor.

Exclusiva Posodoleaks

Este pasado domingo, en relación con el caso Assenge (que no es lo mismo que el caso Wikileaks), ha habido en Londres dos declaraciones, una al lado de la otra, y sucesivamente.

En segundo lugar habló el ‘titular’ del caso, desde un balcón de la Embajada de El Ecuador ante el Reino Unido, por lo que hubo quien lo calificó como ‘balconing’.

En primer lugar, como telonero, intervino el abogado del ‘titular’, en el mundo, Baltasar Garzón.

Habló de sus cosas, pero no dijo, tal vez, lo más importante, mediáticamente hablando, claro.

Como se puede apreciar en la fotografía, el señor Garzón vestía lo que parece una gabardina, de color gris o azul muy oscuro, a juego con el paraguas con el que dan la imagen de protegerlo de la lluvia, aunque por los tonos de la camisa, una de dos, o apenas llovía, o ya estaba empapado (y el bolígrafo del bolsillo ‘ahogado’, como le pasó una vez a un móvil mío –pero luego se secó y siguió funcionando, ya que era de los de antes).

La imagen que traslada el señor Garzón en esta fotografía es que la lluvia no le preocupa (sea poca o mucha), porque sabe que no llegará a calarle a través de la vestimenta. ¿Por qué?

Porque cuando se trata del señor Garzón, las filtraciones siempre van hacia fuera.

Y esta es la exclusiva que Posodleaks quiere compartir con sus lectores:
«Estén atentos, porque en cualquier momento, las líneas principales de argumentación de la defensa del señor Assange serán publicadas en Wikileaks.»

Al fin y al cabo, si no ven problema en publicar los secretos de otros, ¿por qué no los suyos?

Vaya, llaman a la puerta. Un momento, y vuelvo.

«Hello, Mr. Hoover. What a surprise! Are you at work still?»
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Créditos:
Fotografía de la rueda de prensa de Baltasar Garzón del domingo 19 de agosto de2012, tomada de la noticia de ABC.

martes, 21 de agosto de 2012

Unas cartas… de felicitación

Hoy es el septuagésimocuarto cumpleaños de Kenny Rogers.

Así pues, llevemos la apuesta para verle la jugada.

Siete mares eran pocos

Uno de los primeros libros que recuerdo haber leído es Un drama en el océano Pacífico, de Emilio Salgari, en edición de Ediciones Petronio, de allá por el año 1972. En esas fechas, también publicaron en la misma colección Los piratas de Malasia, obra que se integró en la biblioteca de mi hermano, y en la que descubrimos a Sandokán.

Una idea, más allá del volumen de ventas o lecturas, de la importancia de Emilio Salgari en la literatura juvenil del último siglo (salvo, por desgracia, estos años más cercanos), es que en la reciente colección Joyas literarias juveniles, en la que cada volumen recoge, en forma de tebeo, tres novelas de la literatura universal, el primero está dedicado a Julio Verne, el segundo a Robert Louis Stevenson, y el tercero es, ya, para Emilio Salgari.

Curiosamente, la primera novela de ese volumen, que figura con el título de Sandokán, y que en realidad es Los tigres de Mompracem, es la única que tengo de Salgari en El Libro de Bolsillo, casi diez años después de las que he comentado (fue un regalo de los Reyes en 1982).

Curiosamente también, otro día de Reyes, pero de 2001, tuve como regalo una edición de El Rey del Mar, que es la continuación de la ya mencionada Los piratas de Malasia, y que, salvo error, es el último libro de Salgari que he adquirido.

Y una vez cerrado el círculo, podemos celebrar hoy el sesquicentenario del nacimiento en Verona de Emilio Salgari.

Aunque no está claro que conociera nada de los escenarios y caracteres que reflejaba en sus novelas, éstas han conseguido entretenernos y divertirnos, haciéndonos olvidar, y tal vez también a él, que su vida sí fue una aventura personal y familiar… pero triste.

Créditos:
Cubierta del volumen número 3 de la nueva colección Joyas literarias juveniles, publicada por Editorial Planeta entre 2009 y 2010, reproduciendo la de Antonio Bernal Romero para el número independiente de Sandokán, en la colección original, en 1976.
Cubierta (de Daniel Gil) de Los tigres de Mompracem, de Emilio Salgari, publicado en 1981 como número 809 de la colección El Libro de Bolsillo, de Alianza Editorial.
Fotografía de Emilio Salgari, tomada de la Wikipedia.