viernes, 3 de agosto de 2012

Sumergidos, en superficie… y más allá

Una diferencia entre la llegada novelada al Polo (Sur) del submarino Nautilus, y la llegada recordada al Polo (Norte) del submarino Nautilus, es que ésta última fue en inmersión.

La primera permanencia de un submarino, en superficie, en el Polo Norte fue poco más de siete meses después, un 17 de marzo de 1959, y el submarino era el USS Skate.

No tengo documentación sobre esta hazaña. Sin embargo, sí tengo documentación valiosa sobre la hazaña del Nautilus verniano.

Ayer terminé de leer La biblioteca de los libros perdidos, de Alexander Pechmann, libro donde se recogen numerosos casos de obras literarias perdidas por diversos motivos. Lógicamente, no figuraba entre ellos el texto inicial que redactó Julio Verne (y que luego desechó) culminando la escena en la que el capitán Nemo y el profesor Aronnax, procedentes del Nautilus, coronaban el Polo Sur un 21 de marzo de 1868. Y no figura porque tengo yo el manuscrito original guardado celosamente en mi biblioteca…, en algún rincón de ella…, bueno, celosamente celosamente…, vamos, que lo de guardado, no diría yo que…, claro, que también he podido soñarlo…, creo…, o no.

El caso es que sí recuerdo claramente el texto del manuscrito cuya traducción al español vendría a ser la siguiente:
- Capitán, ¿me permite decirle que me ha emocionado?
- ¿Mi breve discurso, profesor? –Nemo no pudo dejar de esbozar una sonrisa.
- No le diré que no, pero ahora mismo no me refería a él.
- ¿Entonces…?
- Esto –y extendí los brazos casi en cruz, como queriendo abrazar todo lo que nos rodeaba–. La plenitud de la naturaleza,… y lo especial del lugar.
- Tiene razón – y el capitán inició un pausado movimiento con la cabeza, para abarcar con la mirada todo cuanto se nos ofrecía ante nosotros, las aguas delicadamente mecidas por una suave brisa, y la superficie helada con ocasionales alborotos de los copos de nieve más ligeros; por último, elevó ligeramente la cabeza, y la mantuvo así.
Yo dirigí mi mirada hacia el punto en el que él tenía fija la suya, sin apreciar nada de particular.
- ¿Capitán?
- ¿Sabe, profesor? –me respondió en un susurro, para apenas distraer la mirada– Esto es lo más impresionante de todo.
Iba a replicarle que no sabía a qué se refería, cuando yo también lo sentí. No hizo falta que se lo dijera, pues él, con esa extraña intuición de que había dado numerosas pruebas, se dio cuenta de ello, y habló por los dos.
- Sí, este inmenso azul polar.

Créditos:
Fotografía del USS Skate en el Ártico, en 1959, tomada de la Wikipedia.

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