domingo, 5 de agosto de 2012

Augustus et Nix

Es sabido que el verano en Roma no es ninguna tontería, hasta el punto de que el mes de agosto tiene cambiado su nombre por el de ferragosto. Por eso no deja de resultar que curioso que hoy se celebre la festividad de Nuestra Señora de las Nieves.

Y es que una cosa es que sea curioso, y otra muy distinta que no sea lógico. Y lógica, no le falta. Y no, no es por el cambio climático.

Según la tradición, que en este caso no se encuentra en absoluto documentada, pero no es el tema de esta anotación; según la tradición, decíamos, la noche del 4 al 5 de agosto del año 358, tanto el Papa Liberio como un patricio romano llamado Juan tuvieron un mismo sueño: la Virgen María les anunciaba que les indicaría dónde deseaba la erección de una iglesia en su honor.

El hecho de que el patricio Juan tuviera tal sueño se entiende por cuanto carecía de hijos y junto con su mujer había hecho promesa de donar sus bienes para erigir una iglesia en honor a la Madre de Dios; y cabe entender que el sueño del Papa fuera para evitar problemas con la autoridad competente.

El caso es que por muy agosto que fuera, y en Roma, esa noche hubo una tempestad de nieve,… o no, porque las tradiciones no se terminan de poner de acuerdo. En lo que sí coinciden es que en una de las colinas de la fundación de Roma, el Esquilino, quedó marcada, bien por ser la única zona donde permaneció la nieve, bien por cualquier otro sistema, lo que se interpretó como la planta de una iglesia, en definitiva, el lugar de su construcción.

Con el tiempo, la iglesia se rehizo, agrandó amplió y consolidó, perdiéndose la referencia a Nuestra Señora de las Nieves, y pasando a ser conocida como Santa María la Mayor.

Y como llegamos en su día a puntito de que cerraran el horario de visitas, tengo que dejarlo aquí.

Créditos:
Fotografías de las fachadas principal y trasera (ésta con el ábside) de la iglesia de Santa María la Mayor, en Roma, el 10 de septiembre de 2011, del autor.

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