“Es por ello que se afirma con razón en el tema: «Ha visitado a su pueblo». Pues bien, el modo de la visitación de Dios durante el juicio final se describe pormenorizadamente en Mateo 25, [31]: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria», etc. En esta autoridad se contienen ocho conclusiones. La primera: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria», pues si el primer advenimiento del Hijo de Dios fue de humildad, éste será de tal terror y rigurosidad, que el cielo y la tierra se conmoverán, y por ello canta la Iglesia: «Cuando se conmuevan los cielos y la tierra». Ejemplo: en las escuelas infantiles, cuando el docente está ausente, los escolares ríen y juegan, pero cuando menos se lo esperan, quedan temblando y atemorizados ante la irrupción del maestro. Este mundo es la escuela y nosotros los escolares, divertidos y gozosos en el pecado, pero cuando menos lo pensemos llegará nuestro maestro para el juicio, y entonces quedaremos aterrorizados y temerosos.”
En la recopilación de los dieciséis sermones que San Vicente Ferrer predicó en Friburgo y otras localidades suizas durante la Cuaresma de 1404, se puede observar la impresionante pedagogía del santo, haciendo honor a su pertenencia a la Orden de Predicadores, o Dominicos.
En el texto transcrito se puede observar dicha estructura.
Cada sermón se inicia con un tema, que se corresponde con algún versículo de la Biblia, y que es sobre el que se desarrolla el sermón.
En dicho desarrollo, en numerosas ocasiones San Vicente relaciona algo, propiedades, características, modos, actuaciones,… o conclusiones, como en este caso. Para un mejor seguimiento, siempre indica la cantidad de la relación (“ocho conclusiones”), y conforme las expone, las numera, para que nadie se pierda (“La primera”).
También siempre, San Vicente hace uso de ejemplos de la vida cotidiana (en este caso, el comportamiento de los alumnos en una escuela infantil –cosa que tal vez resulte curiosa para el año 1404, pero no para los valencianos).
Resulta interesante ver algunas de las explicaciones que San Vicente Ferrer expone en sus sermones. Y cómo siguen siendo actuales.
“«Si tu mano o tu pie te escadaliza, córtatelo», etc. en Mateo 18, [18]. Estas palabras no deben entenderse al pie de la letra, porque es pecado mortal cortarse un miembro o castrarse por Dios o la observación de la castidad. Las manos significan las obras, porque es frecuente que éstas se realicen con aquéllas; así pues, si alguna obra tuya te escandaliza por ser contraria a Dios o perjudicial para tu alma, aléjate de ella al momento y recházala. (…)
Y también, «Y si tu ojo», etc. [Mt 18,9]. El ojo muestra al hombre el camino bueno y malo y simboliza al consejero. Así pues, si las exhortaciones del consejero o del confesor que te corresponda te movieran al pecado, recházalo y aléjalo de ti como materia de condenación eterna, de ahí el Poeta: «Aquello que te perjudica, déjalo por mucho que lo desees».”
Como podemos ver, no sólo trae citas bíblicas, sino también utiliza otras fuentes (como “el Poeta”). Y en algunas ocasiones, viene a ‘traducir’ la frase bíblica, y con contundencia:
“Sobre la tercera parte. «los arrojó a todos del templo» de la santa madre Iglesia y fe católica, pues los expulsará de tal manera que no quedará nadie fiel a Dios, y es por ello que dice: «Cuando venga el Hijo del hombre», en el día del juicio «¿encontrará fe en la tierra?», en Lucas [18, 8], como diciendo «apenas nada».”
La edición resulta interesante, incluyendo la versión original, es decir, en latín, en la que, por cierto, figuran a pie de página algunas notas aclaratorias al texto que no se encuentran en la parte traducida. Y la introducción ilustra numerosos aspectos de la obra.
La recopilación de los sermones finaliza de esta manera:
“De ista materia applica plura si placuerit.
Expliciunt sermones magistri Vincencii.
Extrae gran provecho de esta materia si te ha complacido.
Terminan aquí los sermones del maestro Vicente.”
Y sí, me ha complacido, e intento sacar provecho.
Créditos:
Portada y transcripción parcial, según traducción de Daniel Gozalbo Gimeno:
del quinto sermón, en Friburgo, el jueves tras el Domingo de Laetare,
del undécimo sermón, en Avenches, el miércoles anterior al Domingo de Ramos,
del segundo sermón, en Friburgo, el lunes tras el Domingo de Laetare,
según la edición crítica a cargo de Francisco M. Gimeno Blay y Mª Luz Mandingorra Llavata, de la obra San Vicente Ferrer. Sermones de Cuaresma en Suiza, 1404, editada en 2009 por el Ayuntamiento de Valencia.
En la recopilación de los dieciséis sermones que San Vicente Ferrer predicó en Friburgo y otras localidades suizas durante la Cuaresma de 1404, se puede observar la impresionante pedagogía del santo, haciendo honor a su pertenencia a la Orden de Predicadores, o Dominicos.
En el texto transcrito se puede observar dicha estructura.
Cada sermón se inicia con un tema, que se corresponde con algún versículo de la Biblia, y que es sobre el que se desarrolla el sermón.
En dicho desarrollo, en numerosas ocasiones San Vicente relaciona algo, propiedades, características, modos, actuaciones,… o conclusiones, como en este caso. Para un mejor seguimiento, siempre indica la cantidad de la relación (“ocho conclusiones”), y conforme las expone, las numera, para que nadie se pierda (“La primera”).
También siempre, San Vicente hace uso de ejemplos de la vida cotidiana (en este caso, el comportamiento de los alumnos en una escuela infantil –cosa que tal vez resulte curiosa para el año 1404, pero no para los valencianos).
Resulta interesante ver algunas de las explicaciones que San Vicente Ferrer expone en sus sermones. Y cómo siguen siendo actuales.
“«Si tu mano o tu pie te escadaliza, córtatelo», etc. en Mateo 18, [18]. Estas palabras no deben entenderse al pie de la letra, porque es pecado mortal cortarse un miembro o castrarse por Dios o la observación de la castidad. Las manos significan las obras, porque es frecuente que éstas se realicen con aquéllas; así pues, si alguna obra tuya te escandaliza por ser contraria a Dios o perjudicial para tu alma, aléjate de ella al momento y recházala. (…)
Y también, «Y si tu ojo», etc. [Mt 18,9]. El ojo muestra al hombre el camino bueno y malo y simboliza al consejero. Así pues, si las exhortaciones del consejero o del confesor que te corresponda te movieran al pecado, recházalo y aléjalo de ti como materia de condenación eterna, de ahí el Poeta: «Aquello que te perjudica, déjalo por mucho que lo desees».”
Como podemos ver, no sólo trae citas bíblicas, sino también utiliza otras fuentes (como “el Poeta”). Y en algunas ocasiones, viene a ‘traducir’ la frase bíblica, y con contundencia:
“Sobre la tercera parte. «los arrojó a todos del templo» de la santa madre Iglesia y fe católica, pues los expulsará de tal manera que no quedará nadie fiel a Dios, y es por ello que dice: «Cuando venga el Hijo del hombre», en el día del juicio «¿encontrará fe en la tierra?», en Lucas [18, 8], como diciendo «apenas nada».”
La edición resulta interesante, incluyendo la versión original, es decir, en latín, en la que, por cierto, figuran a pie de página algunas notas aclaratorias al texto que no se encuentran en la parte traducida. Y la introducción ilustra numerosos aspectos de la obra.
La recopilación de los sermones finaliza de esta manera:
“De ista materia applica plura si placuerit.
Expliciunt sermones magistri Vincencii.
Extrae gran provecho de esta materia si te ha complacido.
Terminan aquí los sermones del maestro Vicente.”
Y sí, me ha complacido, e intento sacar provecho.
Créditos:
Portada y transcripción parcial, según traducción de Daniel Gozalbo Gimeno:
del quinto sermón, en Friburgo, el jueves tras el Domingo de Laetare,
del undécimo sermón, en Avenches, el miércoles anterior al Domingo de Ramos,
del segundo sermón, en Friburgo, el lunes tras el Domingo de Laetare,
según la edición crítica a cargo de Francisco M. Gimeno Blay y Mª Luz Mandingorra Llavata, de la obra San Vicente Ferrer. Sermones de Cuaresma en Suiza, 1404, editada en 2009 por el Ayuntamiento de Valencia.
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