domingo, 8 de mayo de 2011

Una Cruz ¿hueca?

Según una leyenda generalmente admitida por los estudiosos eclesiásticos, santa Helena, madre de Constantino, descubrió la Verdadera Cruz de Cristo en el año 326, durante un viaje a Jerusalén realizado con objeto de encontrar el Santo Sepulcro. Según la conocida Leyenda dorada de Santiago de la Vorágine, en cuanto Helena, que entonces tenía ochenta años, llegó a Jerusalén, sometió a tortura a los judíos más sabios del país para que confesaran cuanto supieran del lugar en el que Cristo había sido crucificado (…) y, así, la llevaron hasta el supuesto Gólgota, el monte de la Calavera (…) donde el emperador Adriano, unos doscientos años antes, había mandado erigir un templo dedicado a Venus. Santa Helena ordenó derribar el templo y excavar en aquel lugar, encontrando tres cruces: la de Jesús, por supuesto, y las de los dos ladrones. Para averiguar cuál de las tres era la del Salvador, santa Helena ordenó que un hombre muerto fuera llevado al lugar y, en cuanto lo pusieron sobre la Vera Cruz, el hombre resucitó. Después de este feliz acontecimiento, la emperatriz y su hijo hicieron construir en el lugar del hallazgo una fastuosa basílica, la llamada Basílica del Santo Sepulcro, en la que guardaron la reliquia. De ella, con el devenir de los siglos, salieron numerosos fragmentos que repartieron por todo el mundo.

Como ya se comentó en estas páginas, el día 3 de mayo se celebra la Santa Cruz, y se festeja popularmente con las llamadas Cruces de Mayo, unos monumentos básicamente de flores dando forma a una Cruz.

Este año, en el concurso convocado por la asociación Lo Rat Penat, en Valencia, ha resultado con el premio extraordinario de la categoría A, el monumento de la falla Almirante Cadarso-Conde de Altea.

El pasado jueves pude verlo y resulta original la composición, en la que es el adorno floral quien da la forma a la cruz, que, por tanto, en realidad está hueca.

Como el año pasado, la foto que acompaña estas líneas tiene una señal de tráfico, en este caso recordando que hay direcciones prohibidas.

Otra cosa que me vino al pensamiento al ver el monumento ganador es que en muchas ocasiones adornamos con flores unas posturas ante la vida que en realidad están vacías, huecas.

¿No tendremos muchas veces también hueca la Cruz que decimos defender?

Créditos:
Extracto del capítulo 2 de El último Catón, de Matilde Asensi, tomado de la segunda edición, noviembre de 2001, de Plaza y janés (pp.62-63).
Fotografía de la Cruz de Mayo de la Falla Almirante Cadalso-Conde de Altea, de mayo de 2011, del autor.

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