viernes, 14 de diciembre de 2012

Parados viendo una parada

Es conocido por los habituales lectores de este diario mi gran interés por el deporte. Todavía habrá quien recuerde el sensacional seguimiento que realicé de la edición de este año de la Vuelta Ciclista a España, por no hablar de la emoción que se desprendía ante mi participación en la última maratón celebrada en Valencia.

Pues bien. Hace tres meses, cuatro días y cinco horas, saliendo por Cannon Street, llegábamos a St. Paul’s Churchyard. La perspectiva de lo que vimos habría hecho suponer a cualquiera que se trataba de la celebración de mis logros deportivos en varias de las especialidades que habían formado parte de los Juegos Olímpicos celebrados en Londres este verano.

Y ese ‘cualquiera’ casi hubiera acertado.

Porque efectivamente se trataba de la celebración de unos logros deportivos, los correspondientes a la participación (y también los premios, claro) de los deportistas británicos tanto en los Juegos Olímpicos como en los Juegos Paralímpicos, cuya edición (de éstos) se había clausurado la noche anterior.

Nosotros ya nos barruntábamos algo, pues poco antes de llegar a San Pablo, en la esquina con Bread Street, un par de voluntarias nos obsequiaron con sendas manoplas para saludar, según se deducía de lo en ellas escrito, a atletas británicos.

Y allí que nos confundimos entre el paisanaje, mejor dicho, nos mezclamos con ellos.

De ese modo, pudimos ver cómo la gente se acomodaba todo lo bien que podía; cómo los chiquillos disfrutaban de bastante tiempo de asueto fuera de las aulas, aunque sin dejar de vestir el uniforme del colegio; cómo en cuanto se podía, se mostraba orgullosamente la bandera del Reino Unido;…

Cómo, en definitiva, gente de toda clase y condición, desde los primeros escalones, hasta lo más alto, se asomaba a la calle para ver pasar sus héroes.

Y bueno, la cuestión es que héroes… pasaron. No los que eran estrictamente ‘titulares’ del desfile, pero hay que reconocer que los policías británicos, se llamen Bobby o no, tienen su fama, lo que no deja de ser una heroicidad.



Y además, haciendo gala de humor… británico, claro: sea culminando al sprint una mini-carrera ciclista, entre aplausos del público; sea siendo saludados por espontáneos de ese público; sea acercándose al mismo para saludarlo chocando la mano, en este caso sí, literalmente.



Pero por fin, la cabecera del desfile, una especie de dragón, se dejó ver.


...








Y tras ella
...
numerosos remolques abiertos, a modo de modernas carrozas, donde estaban los verdaderos héroes, los atletas. Abría la marcha la patrocinada por la Alcaldía de Londres, y también estaba, sí, la de British Airways.

Cerraban el desfile los voluntarios que habían participado en los Juegos Olímpicos, no sabiendo decir este cronista si recibieron más aplausos o muchos más que los propios atletas.


Y tras el cierre, la despedida: la gente regresando a donde tuviera a bien, y nosotros, por lo avanzado de la tarde, yéndonos a comer al Harry’s Bar, que como su propio nombre indica, es una pizzería italiana.

Mientras, el desfile siguió su marcha, pero una maravillosa coordinación británica nos permitió, ya de nuevo en la calle, ver el paso de la Patrulla Águila de allí, es decir, los Red Arrows.

En definitiva, que se lo pasaron muy bien todos, y además, se tomaron en serio lo del desfile en honor a los atletas, de lo que, además de lo visto, era ejemplo modesto el cartel colocado en la verja de la Iglesia Ortodoxa Rumana, en Fleet Street, ante la cual pasó el desfile, cartel que supongo no podrían ver los atletas por la presencia de gente delante de él, pero ahí estaba puesto.


Es muy posible que todo esto nos lo hubiéramos ahorrado de haber hojeado antes, y no después, como fue el caso, un ejemplar del gratuito Metro. Pero entonces tampoco hubiera tenido con qué llenar esta anotación, ¿no?


Y para lo que no pudimos ver (el tramo final del Mall no era de entrada libre), tuvimos al día siguiente el Daily Mail para poder informarmos.



Ese martes, pues, fue día de agradecimientos, tanto en Londres como, sí, en Barajas, donde también tuvieron el detalle de felicitar al equipo paralímpico español.


Por cierto, yo también tuve mi ración de felicitaciones, después del plantón de tres horas, que se dice pronto, ante San Pablo, cosa que ni harto de vino hago en España. Tuve que esperar al día que tocaba, para hacer la debida coordinación con el olímpico espíritu deportivo que, como se puede observar, me caracteriza.

Créditos:
Fotografías diversas relativas al desfile en homenaje a los atletas británicos participantes en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos celebrados este verano en Londres, el día 10 de septiembre de 2012, del autor.
Imagen de detalle de la noticia al respecto publicada en el diario gratuito Metro, en su edición londinense del mismo día.
Imágenes de noticias y anuncios publicados al respecto en el diario Daily Mail, en su edición del día siguiente, 11 de septiembre.
Fotografía del cartel de bienvenida a los atletas españoles en el Aeropuerto de Madrid-Barajas, del día 11 de septiembre, del autor.
Imagen de un cupón de la ONCE en homenaje al centenario del Comité Olímpico Español, del día 12 de diciembre de 2012.

3 comentarios:

  1. Buena crónica del evento. Espero que no fuerais con prisa, eso sí...

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  2. Buen reportaje, echo en falta la fotografía del momento en que el desfile pasaba por delante de la embajada de Cataluña.
    Un saludo

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  3. MGae:
    Gracias. La ventaja de hacer los viajes como los hacemos es que nunca tenemos prisa, con lo que estos imprevistos pueden asumirse sin ningún problema.

    caraguevo:
    Yo sólo doy fe de lo que vi. De todos modos, en el Daily Mail del martes, tampoco he visto referencia a ese "acontecimiento" (o similar), lo que demuestra que, a pesar de lo que se diga, aún queda buen juicio en el Reino Unido.

    Un saludo a ambos.

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