Según las estadísticas que facilita Blogger, la anotación de este diario que
lleva camino de ser la más vista de todas (pues día a día cosecha visitas para
conseguirlo), es la que hice, medio en serio, medio en broma, acerca de un
billete de 10 euros en el que, por primera vez, veía impresa la firma del
actual Presidente del Banco Central Europeo.
Se ve que la facilidad en la identificación
de la firma del actual Presidente, así como la popularidad de su nombre, claro,
ha generado una cierta inquietud acerca de la validez o no de los billetes.
(Inquietud que, aunque no sea yo el más
adecuado para hacerlo, hay que resolver de todas, todas: estos billetes son… plenamente
válidos,… los que no sean falsos, claro.)
Porque el caso es que hasta ahora, nadie
se había fijado en si llevaban firma o no, ¿verdad?
Porque el caso es que nadie se fija en si
en un billete de 50 euros va la firma del primer Presidente del Banco, un tal
Wim Duisenberg, del que ningún común de la calle conocía el nombre, ni, menos aún,
la firma. Ya era bastante novedad el euro como para fijarse en detallitos.
Porque el caso es que nadie se fija si en
otro billete de 50 euros va la firma del segundo Presidente del Banco, un tal
Jean-Claude Trichet, éste algo más conocido, no tanto porque estuviera en el
cargo ocho años, sino, más bien, porque le pilló esta (ya cada vez menos)
reciente crisis financiera, apenas reconocible en su firma más allá de la jota
inicial.
Por eso, resulta curioso que nos hayamos
fijado muchos en la firma del tercer Presidente, Mario Draghi, cuyo apellido,
esta vez sí, es perfectamente legible en la firma, ya conocida en estas páginas.
En lo que no hay duda es en que nadie se
ha fijado en la firma del señor Duisenberg, que junto con una de las estrellas
del diseño, semeja una Estrella de Belén… en los billetes de 500 euros.
La razón es sencilla: estos billetes… no
existen.
Creo.
Créditos:
Imágenes de detalle de sendos billetes de
50 euros de la zona de las firmas de Wim Duisenberg y Jean-Claude Trichet.
Imagen de un billete de 500 euros con la
firma de Wim Duisenberg.
A raíz de la anterior anotación a la que aludes comencé a fijarme en las firmas en los billetes. Pero, para la de hoy me fiaré de ti porque desde luego por mi mano no pasan estos billetes...
ResponderEliminarUn saludo.
Tú fíate, fíate...
ResponderEliminarEl problema no es que pasen o no los billetes por mano de uno: el problema es que los que pasan... ¡no se quedan!
Un saludo.
posodo: Totalmente de acuerdo, tuve unos billetes Bin Laden en mis manos y duraron bastante poco.
ResponderEliminarUna pena.
un saludo