El dos de mayo de 1866 tuvo lugar el combate de El Callao, entre la escuadra española del Pacífico y las defensas costeras del puerto, dentro de la guerra mantenida entre Perú y sus vecinos como aliados, y España.
En esa campaña, poco antes, en vísperas del bombardeo de Valparaíso, el comandante de la escuadra, Casto Méndez Núñez, pronunció la famosa frase que en su versión popular, que no literal, dice “Más vale honra sin barcos, que barcos sin honra”.
Precisamente es en El Callao, donde Tintín inicia la aventura relatada en El templo del sol, donde esperan resolver todo lo sucedido en Las siete bolas de cristal, en cuanto se produzca la arribada del carguero “Pachacamac”, en el que suponen que se encuentra secuestrado el profesor Tornasol.
En cuanto son avisados de que el carguero se encuentra a la vista, se dirigen Tintín y el capitán Haddock al puerte, al muelle n º 24. Desde ahí, el capitán observa el carguero mediante unos prismáticos:
“¡Mil diablos! El ‘Pachacamac’ enarbola la bandera amarilla y el triángulo azul: enfermedad contagiosa a bordo”
Tras la revisión del servicio sanitario: “¡Los demonios lo lleven! La señal de cuarentena”
Durante la espera hasta tener la decisión del servicio sanitario, paseando arriba y abajo a lo largo del muelle, Hernández (o Fernádez), que también se encuentran allí (para ayudar a Tintín y el capitán, se supone, a encontrar al profesor Tornasol), está intrigado por el contenido de unos sacos apilados en el muelle, y se decide a preguntar al capitán.
Si ayer ya tuvimos una muestra de guano, hoy vamos a por el saco entero, una vez que Zaplana reconoce el derecho de una mujer a abortar.
Pues eso: ni barcos… ni honra. Enfermedad contagiosa... sin cuarentena
En esa campaña, poco antes, en vísperas del bombardeo de Valparaíso, el comandante de la escuadra, Casto Méndez Núñez, pronunció la famosa frase que en su versión popular, que no literal, dice “Más vale honra sin barcos, que barcos sin honra”.
Precisamente es en El Callao, donde Tintín inicia la aventura relatada en El templo del sol, donde esperan resolver todo lo sucedido en Las siete bolas de cristal, en cuanto se produzca la arribada del carguero “Pachacamac”, en el que suponen que se encuentra secuestrado el profesor Tornasol.
En cuanto son avisados de que el carguero se encuentra a la vista, se dirigen Tintín y el capitán Haddock al puerte, al muelle n º 24. Desde ahí, el capitán observa el carguero mediante unos prismáticos:
“¡Mil diablos! El ‘Pachacamac’ enarbola la bandera amarilla y el triángulo azul: enfermedad contagiosa a bordo”
Tras la revisión del servicio sanitario: “¡Los demonios lo lleven! La señal de cuarentena”
Durante la espera hasta tener la decisión del servicio sanitario, paseando arriba y abajo a lo largo del muelle, Hernández (o Fernádez), que también se encuentran allí (para ayudar a Tintín y el capitán, se supone, a encontrar al profesor Tornasol), está intrigado por el contenido de unos sacos apilados en el muelle, y se decide a preguntar al capitán.
Si ayer ya tuvimos una muestra de guano, hoy vamos a por el saco entero, una vez que Zaplana reconoce el derecho de una mujer a abortar.
Pues eso: ni barcos… ni honra. Enfermedad contagiosa... sin cuarentena
Precisamente el pasado fin de semana estuve escaneando unas viñetas de "El templo del Sol" que voy a incluir en un articulito de próxima publicación. Es curiosa la coincidencia de que lo traigas tú también al tuyo..., aunque por motivos muy diferentes al mío (que van por lo astronómico).
ResponderEliminarMe ha sorprendido, desagradablemente, este comentario de Zaplana, de quien tenía una idea que no encaja para nada con esa estúpida, necia y falsa retórica que enlaza las palabras: "mujer"-"derecho"-"aborto". Es una perversión más del lenguaje: sinceramente no entiendo cómo se pueden aunar los tres términos en una frase y quedarse tan panchos. Sin duda algún listo ideó la oración y ahora van por ahí repitiéndola tanto aquellos que tienen cerebro para que el cráneo no les suene a hueco como la "clase política" (otra perversión del lenguaje: ¿"clase"?) de este país desgraciado al que algún Zeus, mosqueado sin duda porque se le escapaba una ninfa, objeto de sus deseos, echó alguna maldición.
Gracias por ir descubriendo a estos tipos. Ayer Mariano, hoy Eduardo, ¿mañana?
Saludos.
S. Cid
¿Y a qué hora era eso? Lo digo por la telepatía porque la idea me vino el domingo por la tarde.
ResponderEliminarLo que no me esperaba era que podría usarla tan pronto.
Pues fue también el domingo in the afternoon... Si va a ser que tenemos comunicación telepática...
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