Como era fácil de deducir, y así lo hizo Gavión, el pasado fin de semana, superado el período fallero, estuve, con mi hermano, en Madrid.
El viaje lo hicimos en tren (no teniendo que ir a más sitios, sino sólo a Madrid, por muy grande que digan que sea, es lo mejor), y por eso, el título de la anotación es un recuerdo a una campaña publicitaria de RENFE de hace un montón de años (creo que en el gobierno estaba el PSOE, posiblemente su beautiful people, y por eso el nada subliminal mensaje consumista).
Casi de lo primero que vi al llegar a la Estación del Norte (ahora Estació del Nord – eso sí, el edificio de Demetrio Ribes está protegido, ¿eh?), fue el Punto informativo de ADIF de publicidad/propaganda/información sobre las obras del AVE entre Madrid y Valencia. Debo decir que te atienden bien y hasta hay opción de conseguir un folleto, tal cual cuya portada se acompaña.
De momento, el nombre de la línea ferroviaria ya asusta: Línea de Alta Velocidad. Madrid-Castilla la Mancha-Comunidad Valenciana-Región de Murcia. Sólo falta, y nunca más a propósito, aquello de “y de los grandes expresos europeos”. Y es que un poco más, y tienen que poner todo el mapa de España para dibujar el trazado entre Madrid y Valencia.
Superada la impresión sufrida tras constatar que Euclides no tiene ningún predicamento en el Ministerio de Fomento (ya se sabe, esas tonterías de que la línea recta es la más corta entre dos puntos, y cosas de ésas), me reconforté en la realidad.
Tenía el billete en la mano, observando la identificación del coche y asiento, más que nada para evitar problemas (aunque hubo gente que prefirió experimentarlos), apreciando, igualmente, que era para un tren del tipo Alaris, sí, tal y como el de la foto.
Sin embargo, en la vía correcta, se encontraba un tren distinto. Por lo menos, todos los asientos miraban hacia el mismo lado, hacia el conductor, aunque nadie alcanzara a verlo (con esto, quiero decir que todos estaban dispuestos en el sentido de la marcha – lo digo por si lo de Euclides puede afectar).
El viaje no tuvo mayores incidencias, salvo que creo que el conductor se había traído el GPS de su coche, y le estaba avisando todo el rato de que había radares en la carretera, porque en numerosos casos, la velocidad, digamos que no era tal.
La cuestión es que, saliendo del Norte, gracias al Sol como guía, no hubo pérdida en nuestro camino a Poniente desde Levante.
Y llegamos a Madrid.
Seguiremos informando.
El viaje lo hicimos en tren (no teniendo que ir a más sitios, sino sólo a Madrid, por muy grande que digan que sea, es lo mejor), y por eso, el título de la anotación es un recuerdo a una campaña publicitaria de RENFE de hace un montón de años (creo que en el gobierno estaba el PSOE, posiblemente su beautiful people, y por eso el nada subliminal mensaje consumista).
Casi de lo primero que vi al llegar a la Estación del Norte (ahora Estació del Nord – eso sí, el edificio de Demetrio Ribes está protegido, ¿eh?), fue el Punto informativo de ADIF de publicidad/propaganda/información sobre las obras del AVE entre Madrid y Valencia. Debo decir que te atienden bien y hasta hay opción de conseguir un folleto, tal cual cuya portada se acompaña.
De momento, el nombre de la línea ferroviaria ya asusta: Línea de Alta Velocidad. Madrid-Castilla la Mancha-Comunidad Valenciana-Región de Murcia. Sólo falta, y nunca más a propósito, aquello de “y de los grandes expresos europeos”. Y es que un poco más, y tienen que poner todo el mapa de España para dibujar el trazado entre Madrid y Valencia.
Superada la impresión sufrida tras constatar que Euclides no tiene ningún predicamento en el Ministerio de Fomento (ya se sabe, esas tonterías de que la línea recta es la más corta entre dos puntos, y cosas de ésas), me reconforté en la realidad.
Tenía el billete en la mano, observando la identificación del coche y asiento, más que nada para evitar problemas (aunque hubo gente que prefirió experimentarlos), apreciando, igualmente, que era para un tren del tipo Alaris, sí, tal y como el de la foto.
Sin embargo, en la vía correcta, se encontraba un tren distinto. Por lo menos, todos los asientos miraban hacia el mismo lado, hacia el conductor, aunque nadie alcanzara a verlo (con esto, quiero decir que todos estaban dispuestos en el sentido de la marcha – lo digo por si lo de Euclides puede afectar).
El viaje no tuvo mayores incidencias, salvo que creo que el conductor se había traído el GPS de su coche, y le estaba avisando todo el rato de que había radares en la carretera, porque en numerosos casos, la velocidad, digamos que no era tal.
La cuestión es que, saliendo del Norte, gracias al Sol como guía, no hubo pérdida en nuestro camino a Poniente desde Levante.
Y llegamos a Madrid.
Seguiremos informando.
El tren que dispuso RENFE era un Alvia porque los han retirado de la línea que servían, Madrid-Valladolid, porque ya disponen de AVE.
ResponderEliminarNosotros lo podremos disfrutar a partir de 201X ó 202X porque antes el nuevo ministro tiene que pillarle el "conceto" a la cosa y si se lo tiene que explicar la Excelentísima Señora vamos apañaos.