sábado, 28 de marzo de 2009

Cuestión de tablas

Deseoso el supremo consejo de Castilla de arreglar la policía de los espectáculos, mandó a la real academia de la Historia, por orden de 1º de junio de 1786, le informase lo que la constase acerca de los juegos, espectáculos y diversiones públicas usados en lo antiguo en las respectivas provincias de España; y la Academia, para desempeñar este trabajo, cometió á mi cuidado su preparación. (…) Pero las funciones ordinarias de mi empleo, y algunas extraordinarias tareas derivadas de ellas, prolongaron esta esperanza de un día en otro, hasta que en 1789 las vi desaparecer casi del todo.
En junio y noviembre de dicho año se dignó su majestad confiarme dos comisiones fuera de Madrid.


El caso es que, finalmente, “me arrojé á extender la presente Memoria, que dirigí á sus manos en 29 de diciembre de 1790.

Estamos hablando de la “Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas, y sobre su origen en España”, elaborada por Gaspar Melchor de Jovellanos.

La Memoria consta de dos partes, una primera, recopilatoria de los orígenes e historia de los diversos espectáculos y diversiones, y una segunda, en la que se exponen las medidas a adoptar para su mejora.

En esta segunda parte, al hablar del teatro, empieza así:

Esta reflexión me conduce á hablar de la reforma del teatro, el primero y más recomendado de todos los espectáculos; el que ofrece una diversión más general, más racional, más provechosa, y por lo mismo el más digno de la atención y desvelos del Gobierno.

Para la reforma, Jovellanos considera distintos aspectos del teatro, exponiendo sus opiniones sobre cada uno de ellos. el segundo que afronta es “en su representación”, cuyo principio es como sigue:






Perfeccionados así los dramas, restará mejorar su ejecución, cuya reforma debe empezar por los actores ó representantes. En esta parte el mal está también en su colmo. Es verdad que á juzgar por el descuido con que son elegidos nuestros comediantes, debemos confesar que hacen prodigios. ¿Cómo sería de esperar que entre unas gentes sin educación, sin ningún género de instrucción ni enseñanza, sin la menor idea de la teórica de su arte, y lo que es más, sin estímulo ni recompensa, se hallasen de tiempo en tiempo algunos de tan estupenda habilidad como admiramos en el día? En ellos el genio hace lo más ó lo hace todo. Pero nótese que tan raros fenómenos se hallan solamente para la representación de aquellos caracteres bajos, que están al nivel ó más cercanos de su condición, sin que para la de altos personajes y caracteres se haya hallado jamás alguno que arribase á la medianía. La declamación es un arte, y tiene, como todas las artes imitativas, sus principios y reglas, tomados de la naturaleza, donde están repartidos todos los modelos de los sublime, lo bello y lo gracioso.

Estos párrafos están extraídos de la referida Memoria, según está publicada en mi ejemplar de Obras escogidas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos con una advertencia preliminar. Tomo I, editado en Barcelona por Daniel Cortezo y Cª, en su Biblioteca Clásica Española, en 1884.

Ayer u hoy, no estoy muy seguro (tampoco es algo que me preocupe lo más mínimo), es el Día Mundial del Teatro. Hasta aquí, los antecedentes; en este otro sitio, los presentes.

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