Hace un mes llevé una nueva lista a mi proveedor oficial de libros (el caso es que no recuerdo si he comentado por aquí lo de las listas -si es así, y para el que ya lo sepa, si quiere, que se lo salte-: cada mes o mes y medio, me llego a la tienda de París-Valencia del parterre, y les dejo una lista de libros a modo de encargo, entre los que hay unos fijos, y luego otros de entre los cuales ellos tienen que elegir un par o tres).
Bien, el caso es que nada más entregar la lista, al leerla, me dicen que uno de los libros (editado en 2004) lo habían tenido de oferta y tal vez quedara algún ejemplar aún. Me extrañó, pero nos pusimos a buscarlo (con poca dedicación pues en cuanto se encontró, dejamos de buscar). El libro estaba de oferta a 2,95 euros, siendo lo curioso que todavía tenía marcado a lápiz, en su interior, el precio oficial (14 euros).
El otro día pasé, no llevaba nueva lista, a ver si había algo para recoger. Sí lo había, y además recolecté algún ejemplar adicional. Escarmentado de la visita anterior ojeé las mesas de ofertas y encontré un libro (éste de 2005) que tenía en la lista de posibles compras, pero aún no me había decidido. Naturalmente lo añadí al carrito. El libro marcaba ahora 3 euros, y su precio original no lo sé porque según la Base de Datos del Ministerio de Cultura, el libro no existe (no me extraña porque no es la primera vez que me ocurre).
Esta vez ya pregunté a qué se debía esta situación, y me contestaron que era decisión de las editoriales: de pronto, sin previo aviso, llegaban los ejemplares ya como de oferta. Esto me recordó una escena que había visto en la librería hacía un tiempo, que consistió, tan solo, en un montón de cajas de libros correspondientes a novedades, procedentes directamente del editor/distribuidor, muchos de los cuales apenas llegarían a mostrarse al público y, en las mismas cajas o similares, serían devueltos al cabo de poco tiempo (el espacio en las librerías en general es muy escaso, caro y codiciado).
Todo esto viene a cuento de la noticia, que por casualidad he leído hoy, según la cual "la edición de libros desafía la crisis y crece un 12,6% en 2008". De todas formas, puestos a leer, mejor leer el original, porque la noticia, en claro ejemplo de deontología profesional, está directamente fusilada de la nota de prensa del I.N.E. (menos mal que sí hacen referencia al todavía Instituto Nacional, lo que me ha permitido localizarla).
Lo que no sé es si existen estadísticas de los libros que van a la guillotina, o de aquellos con más suerte que acaban en las mesas de ofertas. Sabiendo esto, sí se podrá evaluar mejor las cifras de las ediciones y tiradas. Mientras tanto, el que no se consuela es porque no quiere.
Bien, el caso es que nada más entregar la lista, al leerla, me dicen que uno de los libros (editado en 2004) lo habían tenido de oferta y tal vez quedara algún ejemplar aún. Me extrañó, pero nos pusimos a buscarlo (con poca dedicación pues en cuanto se encontró, dejamos de buscar). El libro estaba de oferta a 2,95 euros, siendo lo curioso que todavía tenía marcado a lápiz, en su interior, el precio oficial (14 euros).
El otro día pasé, no llevaba nueva lista, a ver si había algo para recoger. Sí lo había, y además recolecté algún ejemplar adicional. Escarmentado de la visita anterior ojeé las mesas de ofertas y encontré un libro (éste de 2005) que tenía en la lista de posibles compras, pero aún no me había decidido. Naturalmente lo añadí al carrito. El libro marcaba ahora 3 euros, y su precio original no lo sé porque según la Base de Datos del Ministerio de Cultura, el libro no existe (no me extraña porque no es la primera vez que me ocurre).
Esta vez ya pregunté a qué se debía esta situación, y me contestaron que era decisión de las editoriales: de pronto, sin previo aviso, llegaban los ejemplares ya como de oferta. Esto me recordó una escena que había visto en la librería hacía un tiempo, que consistió, tan solo, en un montón de cajas de libros correspondientes a novedades, procedentes directamente del editor/distribuidor, muchos de los cuales apenas llegarían a mostrarse al público y, en las mismas cajas o similares, serían devueltos al cabo de poco tiempo (el espacio en las librerías en general es muy escaso, caro y codiciado).
Todo esto viene a cuento de la noticia, que por casualidad he leído hoy, según la cual "la edición de libros desafía la crisis y crece un 12,6% en 2008". De todas formas, puestos a leer, mejor leer el original, porque la noticia, en claro ejemplo de deontología profesional, está directamente fusilada de la nota de prensa del I.N.E. (menos mal que sí hacen referencia al todavía Instituto Nacional, lo que me ha permitido localizarla).
Lo que no sé es si existen estadísticas de los libros que van a la guillotina, o de aquellos con más suerte que acaban en las mesas de ofertas. Sabiendo esto, sí se podrá evaluar mejor las cifras de las ediciones y tiradas. Mientras tanto, el que no se consuela es porque no quiere.
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