“-
Hombre, debería usted darse cuenta –exclamó Biff finalmente–. No puede andar
por ahí con esta pinta. Vaya, si hasta me sorprende que no le hayan arrestado
por vagabundeo. Tiene que desembriagarse. Necesita lavarse y un corte de pelo.
¡Madre de Dios! No está en condiciones de andar entre la gente. –Blount frunció
el ceño y se mordió el labio inferior–. Vamos, no se ofenda ni se salga de sus
casillas. Haga lo que le digo. Vaya a la cocina y dígale al chico de color que
le prepare una cacerola grande con agua caliente. Dígale a Willie que le dé una
toalla y mucho jabón, y lávese bien. Luego tome un poco de leche con tostadas,
y abra su maleta y póngase una camisa limpia y unos pantalones que le vayan
bien. Mañana podrá empezar a hacer lo que le apetezca y a trabajar en lo que
tenga intención de trabajar, y a andar derecho.”
“Bruscamente,
Biff cesó en su meditación y abrió completamente el grifo del agua. Se quitó la
camiseta y empezó a lavarse. Siempre iba escrupulosamente limpio de la cintura
para arriba. Cada mañana se enjabonaba el pecho y los brazos, así como el
cuello y los pies, y un par de veces en cada estación se metía en el baño y se
limpiaba todas ls partes.”
Créditos:
Extractos de El corazón es un cazador solitario, obra de Carson McCullers, según
traducción de R. M. Bassols, tomados de la decimosexta impresión (febrero 2013) de
la primera edición en la colección Biblioteca
Formentor de Seix Barral (pp. 29 y 40-41), de la biblioteca del autor.
Viñeta de Xaudaró, publicada en Blanco y Negro, tomada del tomo III de
la colección Chistes de Xaudaró,
publicado por Prensa Española, sin fecha, de la biblioteca del autor.
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