martes, 6 de julio de 2010

Echar un capote

Gracias a circunstancias que ya comentaré en su momento, hoy he podido pasar por delante del Museo Taurino de Valencia, ver que la puerta estaba abierta, y, como disponía de tiempo para ello, entrar para visitarlo.

Como hace unas semanas en el Palacio de Cervelló, mi hijo y yo éramos los únicos visitantes durante todo el periodo de tiempo que dedicamos al Museo, por lo que, como dice el título de la anotación, vamos a echarle un capote.

El Museo se dispone en una primera planta, en dos salas, a la izquierda creo que para unos audiovisuales, o algo así, y a la derecha, la exposición de diversos objetos y explicaciones. Junto a la entrada, gratuita, al menos hoy, dan unos folletos (en valenciano o similar, y en español si los pides así). Son cuatro: el propio del Museo Taurino, y tres por cada elemento básico de la Tauromaquia, es decir, el Toro, el Torero y la Plaza de Toros.

También hay una visita guiada a la Plaza, pero el horario de la visita ya no se me adaptaba a mis posibilidades, y lo he dejado para mejor ocasión.

Como se nos informa en el correspondiente folleto, el Museo ('el más antiguo del mundo' según se refleja en la entrada) “se fundó en 1929 con fondos procedentes de la donación de Luis Moróder Peiró y del picador de toros José Bayard Badila, dos coleccionistas taurinos que durante años habían recopilado un significativo número de materiales y objetos de la tauromaquia valencianda del siglo XIX y de principios del siglo XX”.

Tras una primera sección, Los orígenes del toreo, la estructura de la exposición está desarrollada, lógicamente, alrededor del toreo valenciano: Los precursores del toreo valenciano, Manuel Granero (años 20), Entre Barrera y el Choni (años 30 y 40), De azabache y plata (los subalternos), El toreo moderno (a partir de los 50), Los toreros cómicos (parodia bien hecha de la tauromaquia), y se cierra con dos secciones dedicadas a toreros valencianos actuales, Vicente Ruiz el Soro y Bajo el signo de Enrique Ponce.

La exposición de objetos tal vez resulte un poco fría (como en general en cualquier museo), y no sé si los audiovisuales resuelven el problema, pues como ya he dicho, no los vi.

En los folletos se documentan algunos aspectos (las distintas zonas de la Plaza, los numerosos elementos del Traje, los pelajes del Toro). En cambio, echo de menos información sobre las distintas suertes del toreo (salvo que se encuentren en los audiovisuales).

Una cosa útil es el color del pañuelo que se usa según la decisión de la presidencia. Como puede observarse, el pañuelo blanco es el que marca los distintos momentos de la corrida, e incluso los avisos y trofeos al torero. Sin embargo, los premios al toro tienen sus propios pañuelos: azul para la vuelta al ruedo, y naranja, para el premio máximo, el indulto.

También el toro tiene sus castigos: la devolución a los corrales, si no sirve para la lidia, y un castigo físico si no responde. Lo que se queda uno con ganas es poder aplicar estos pañuelos, verde y rojo, al gobierno y a los políticos. Pero ésta ya es otra lidia.

Créditos:
Entrada al Museo Taurino, folletos facilitados en el mismo y transcripción parcial del inicio del correspondiente al del propio Museo.
Fotografía de la puerta del Museo Taurino de Valencia, tomada hoy por el autor.

2 comentarios:

  1. La verdad es que da moral que tipos como tú tengan hijos. Suponen un atisbo de esperanza en un futuro que pinta cada vez más negro, partiendo de una realidad donde el Museo más frecuentado por padres e hijos al uso, es el del Jamón.

    Saludos

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  2. Gracias, Guido. Se hace lo que se puede.

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