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Como no tengo vídeos de dicho concierto, acompaño un enlace a un vídeo que recoge la interpretación en la Oficine Musicali del Borgo (en Roma), de la Obertura Cubana de Gershwin, en versión para piano, a cuatro manos.
“Simon nunca quiso reconocerlo, pero su manera de tocar había cambiado bastante la práctica del piano en el jazz. Eso es todo, he terminado. Y luego desertó. Le olvidaron. Tanto más rápido cuanto que fastidiaba. Yo no. Nadie supo qué había sido de él. Yo sí. Seguimos siendo amigos. Y ahora continúo.”
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“Simon ardía por tocar aquel piano y hacer oír lo que tiene de inimitable. En otras palabras, y con esto habré terminado con Simon y el asunto del estilo, quería creer que después de diez años de silencio total podía aún tocar como nadie tocara jamás.
(…)
Suspiró, se estremeció y se puso a temblar. Había tomado una decisión. Supo que iría, que tocaría aquel piano, que se apoderaría de él. Eran las 22.30”
Como ya he adelantado, quedamos un grupo de amigos para asistir a una sesión de jazz.
Durante las interpretaciones, los músicos entraban y salían. Se presentaron inicialmente unos, pero continuamente cambiaban. Llegó un momento en que además de la batería, el contrabajo y la guitarra, hubo cinco vientos: tres saxos y dos trombones.
Después de la sesión me comentaron que la batería había estado demasiado presente, ocultando en ocasiones al resto de instrumentos. Sí, eso me había parecido a mí al oírlo.
“Casi había llegado arriba cuando oyó el piano a sus espaldas. Unas notas claras le tironeaban de la chaqueta. Volvió a bajar para comprobar. Era Simon, en efecto, el que tocaba, empezaba, intentaba empezar, tanteaba.”
Sin embargo, hace una semana, no hubo piano.
Créditos:
XIII Festival de Jazz de Valencia (julio de 2009): entrada del conciderto del día 10, programa del Festival y crítica del concierto.
Portada de Una noche en el club, de Christian Gailly, publicado por Anagrama
Fotos del cartel y de la sesión de jazz del 31 de marzo en el pub Contraseña de Valencia, del autor.
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