Como ya comenté en su día, tengo un pequeño juego con mi proveedor oficial de libros, haciendo uso de unas listas de libros que constan tanto de libros propiamente encargados, como de libros que se proponen, cuya elección recae en mi librera.
En la lista de la que hablo en la referida anotación, figuraba un libro que, en ese momento, se encontraba si no descatalogado, sí fuera de los circuitos normales de distribución. Consecuencia de ello fue que me quedé sin él, claro.
El pasado martes, regresando hacia casa con mi hijo, desde el centro de Valencia, pasamos junto a una tienda especializada en tebeos, cómics, historias gráficas, o como queramos llamarlos, así como en material vinculado a ellos, como por ejemplo, figuras, carteles y juegos de cartas. Mi hijo quiso entrar para ver si encontraba algo que le gustaba, y… yo fui detrás de él. Con el resultado de que nada más entrar, vi sobre el expositor el libro que no pude comprar hace casi cuatro años.
En mayo del pasado año, recibí un pedido que había hecho poco antes a Barnes&Noble. Uno de los libros del pedido era Hitler triumphant. Alternative decisions of World War II, volumen a cargo de Peter G. Tsouras, recopilatorio de diversos trabajos que recrean el “What if…?” centrado en situaciones que hubieran podido conducir a un triunfo de Hitler en la II Guerra Mundial, redactados por historiadores militares, como es también el editor del volumen. Cada trabajo desarrolla una situación histórica real, y la desarrolla considerando que se tomaron unas decisiones en vez de otras, con el resultado ya dicho. Se finaliza el trabajo volviendo a la realidad, comentando las diferencias entre ésta y lo narrado.
Este resultado imaginario, aquí planteado en un terreno militar por historiadores militares, se presentan novelado en la novela de Philip K. Dick que lleva por título The Man in the High Castle, escrita en 1962 y ganadora al año siguiente del premio Hugo, aun no siendo propiamente una novela de ciencia-ficción.
En España, el título de la novela fue traducido como El hombre en el castillo, y este año 2010 ha sido nuevamente editado por Minotauro en su colección Clásicos Minotauro. Esta novela es precisamente la que pude comprar el martes, casi cuatro años después. Y anoche empecé a leerla.
En el escenario que plantea Dick los vencedores de la II Guerra Mundial, en 1947, son Alemania y Japón, con la consecuencia de que los Estados Unidos han sido ocupados por la potencias vencedoras, repartiéndose entre ellas el territorio.
La novela empieza en 1962, justo el año de su publicación, en San Francisco, bajo el dominio japonés. Uno de los personajes, convencido de que va a ser despedido de su trabajo, se plantea el exilio:
“Podía, por ejemplo, irse a vivir a los Estados de las Montañas Rocosas. Pero esas gentes tenían cierta relación con los Estados del Pacífico y eran capaces de atender una solicitud de extradición. ¿Y el Sur? Se estremeció. Oh, eso no. Allí, la posición de los hombres blancos era superior, pero no quería esa clase de posición.
Y además el Sur tenía una cantidad de lazos económicos, ideológicos, y otros poco conocidos con el Reich. Y Frank Frink era judío.”
En su momento se recordó en estas páginas la liberación del campo concentración y exterminio de Auschwitz/Bikernau (cuyo letrero fue recuperado a los pocos días de ser robado)
Y es que las situaciones imaginadas, sea por historiadores sea por novelistas, no se han producido, y se han quedado en el terreno de la ucronía. Sin embargo, estos trabajos pueden resultar muy útiles aun cuando sea sólo para ver lo cerca que se pudo estar de que la Historia cambiara por completo. Echo en falta, o al menos, no conozco, trabajos en la línea del “What if…?” que ilustren cómo hubiera podido evitarse el estallido de la II Guerra Mundial, pero de verdad, no en el estilo buenista de Neville Chamberlain.
Y es que estos trabajos nos podrían ilustrar sobre cómo actuar. Porque, aunque pueda resultar inconcebible, los hay que siguen trabajando para conseguir una reversión de la Historia, aunque sea parcial.
Frente a éstos, pues, nos toca insistir en la evidencia, y trabajar para que lo que aprenda la inmensa mayoría de la gente, por ejemplo, es que se necesitó de una terrible guerra para, entre otras cosas, hace justo 65 años, liberar el campo de concentración de Buchenwald.
Créditos:
Portada de Hitler triumphant. Alternative decisions of World War II, volumen a cargo de Peter G. Tsouras, editado por Greenhill Books, de Londres, en 2006.
Portada de El hombre en el castillo, de Philip K. Dick, en edición de Minotauro, en 2010, y transcripción tomada del capítulo 1, según traducción de Manuel Figueroa.
En la lista de la que hablo en la referida anotación, figuraba un libro que, en ese momento, se encontraba si no descatalogado, sí fuera de los circuitos normales de distribución. Consecuencia de ello fue que me quedé sin él, claro.
El pasado martes, regresando hacia casa con mi hijo, desde el centro de Valencia, pasamos junto a una tienda especializada en tebeos, cómics, historias gráficas, o como queramos llamarlos, así como en material vinculado a ellos, como por ejemplo, figuras, carteles y juegos de cartas. Mi hijo quiso entrar para ver si encontraba algo que le gustaba, y… yo fui detrás de él. Con el resultado de que nada más entrar, vi sobre el expositor el libro que no pude comprar hace casi cuatro años.
En mayo del pasado año, recibí un pedido que había hecho poco antes a Barnes&Noble. Uno de los libros del pedido era Hitler triumphant. Alternative decisions of World War II, volumen a cargo de Peter G. Tsouras, recopilatorio de diversos trabajos que recrean el “What if…?” centrado en situaciones que hubieran podido conducir a un triunfo de Hitler en la II Guerra Mundial, redactados por historiadores militares, como es también el editor del volumen. Cada trabajo desarrolla una situación histórica real, y la desarrolla considerando que se tomaron unas decisiones en vez de otras, con el resultado ya dicho. Se finaliza el trabajo volviendo a la realidad, comentando las diferencias entre ésta y lo narrado.
Este resultado imaginario, aquí planteado en un terreno militar por historiadores militares, se presentan novelado en la novela de Philip K. Dick que lleva por título The Man in the High Castle, escrita en 1962 y ganadora al año siguiente del premio Hugo, aun no siendo propiamente una novela de ciencia-ficción.
En España, el título de la novela fue traducido como El hombre en el castillo, y este año 2010 ha sido nuevamente editado por Minotauro en su colección Clásicos Minotauro. Esta novela es precisamente la que pude comprar el martes, casi cuatro años después. Y anoche empecé a leerla.
En el escenario que plantea Dick los vencedores de la II Guerra Mundial, en 1947, son Alemania y Japón, con la consecuencia de que los Estados Unidos han sido ocupados por la potencias vencedoras, repartiéndose entre ellas el territorio.
La novela empieza en 1962, justo el año de su publicación, en San Francisco, bajo el dominio japonés. Uno de los personajes, convencido de que va a ser despedido de su trabajo, se plantea el exilio:
“Podía, por ejemplo, irse a vivir a los Estados de las Montañas Rocosas. Pero esas gentes tenían cierta relación con los Estados del Pacífico y eran capaces de atender una solicitud de extradición. ¿Y el Sur? Se estremeció. Oh, eso no. Allí, la posición de los hombres blancos era superior, pero no quería esa clase de posición.
Y además el Sur tenía una cantidad de lazos económicos, ideológicos, y otros poco conocidos con el Reich. Y Frank Frink era judío.”
En su momento se recordó en estas páginas la liberación del campo concentración y exterminio de Auschwitz/Bikernau (cuyo letrero fue recuperado a los pocos días de ser robado)
Y es que las situaciones imaginadas, sea por historiadores sea por novelistas, no se han producido, y se han quedado en el terreno de la ucronía. Sin embargo, estos trabajos pueden resultar muy útiles aun cuando sea sólo para ver lo cerca que se pudo estar de que la Historia cambiara por completo. Echo en falta, o al menos, no conozco, trabajos en la línea del “What if…?” que ilustren cómo hubiera podido evitarse el estallido de la II Guerra Mundial, pero de verdad, no en el estilo buenista de Neville Chamberlain.
Y es que estos trabajos nos podrían ilustrar sobre cómo actuar. Porque, aunque pueda resultar inconcebible, los hay que siguen trabajando para conseguir una reversión de la Historia, aunque sea parcial.
Frente a éstos, pues, nos toca insistir en la evidencia, y trabajar para que lo que aprenda la inmensa mayoría de la gente, por ejemplo, es que se necesitó de una terrible guerra para, entre otras cosas, hace justo 65 años, liberar el campo de concentración de Buchenwald.
Créditos:
Portada de Hitler triumphant. Alternative decisions of World War II, volumen a cargo de Peter G. Tsouras, editado por Greenhill Books, de Londres, en 2006.
Portada de El hombre en el castillo, de Philip K. Dick, en edición de Minotauro, en 2010, y transcripción tomada del capítulo 1, según traducción de Manuel Figueroa.
Yo me pasé años buscando dos tomos que me faltaban para completar mi colección de novelas de Agatha Christie. Busqué y rebusqué por todas partes sin encontrarlos nunca, hasta que un día, en vacaciones de verano, husmeando por una mini-feria del libro en Laredo... ahí había tres tomos entre los cuales... se encontraban los dos que me faltaban.
ResponderEliminarYo me pasé años buscando dos tomos que me faltaban para completar mi colección de novelas de Agatha Christie. Busqué y rebusqué por todas partes sin encontrarlos nunca, hasta que un día, en vacaciones de verano, husmeando por una mini-feria del libro en Laredo... ahí había tres tomos entre los cuales... se encontraban los dos que me faltaban.
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