En mi última visita al Museo del Prado,
finalmente, me hice ‘amigo’ del Museo; en definitiva, me uní a una asociación (o
fundación, en este caso) para dar un cierto apoyo económico (y moral) al Museo.
Al cabo de un tiempo, recibí una carta
con dos sorpresas:
La primera, que a pesar de estar la
fundación en Madrid, el sobre había sido franqueado en la provincia de
Barcelona, o, al menos, esa era la dirección del gestor postal que lo había
hecho.
La segunda, que la dirección de marras
era en la calle… ¡Pablo Iglesias!
Salvo esto, todo lo demás, muy bien.
Créditos:
Imagen del logotipo de la Fundación Amigos del Museo del Prado, que figura en el sobre en cuestión.
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