“Orión,
un cazador de Hiria, en Beocia, y el hombre más bello de todos los mortales,
era hijo de Posidón y Euríale. Llegando un día a Hiria, en Quíos, se enamoró de
Mérope, hija de Enopión y nieta de Dioniso. Enopión había prometido a Mérope en
matrimonio con Orión si conseguía liberar a la isla de las peligrosas bestias
salvajes que la infestaban, a lo cual él se dedicó con empeño llevando todas
las noches a Mérope las pieles de los animales que había matado. Pero cuando al
final acabó de cumplir su tarea, y la reclamó como esposa, Enopión sacó a
relucir que había rumores de leones, osos y lobos rondando aún por las colinas y
se negó a entregarle a su hija debido a que en realidad él mismo estaba
enamorado de ella.
(…)
Después
de visitar Delos en compañía de Eos, Orión regresó para vengarse de Enopión, al
cual, no obstante, no pudo encontrar en ningún lugar de Quíos porque se estaba
escondiendo en una cámara subterránea que le había construido Hefesto. Puso
rumbo a Creta pensando que Enopión podía haber huido allí buscando la
protección de su abuelo Minos, pero se encontró con Ártemis, que compartía con
él su pasión por la caza, y enseguida le convenció para que se olvidara de la
venganza y saliera a cazar con ella.
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Créditos:
Extracto del apartado dedicado a Orión, en Los mitos griegos, obra de Robert Graves, según traducción de
Esther Gómez Parro, tomado de la edición realizada por RBA para la colección distribuida
en kioscos Grandes obras de la cultura
(pp. 169-171), de la biblioteca del autor.
Fotografía del cuerpo central, el más
identificativo de la constelación de Orión,
con (de norte a sur y de este a oeste -o sea, de arriba a abajo, y de izquierda a derecha-), Betelgeuse y Bellatrix, en los hombros;
las Tres Marías en el cinturón; y Saiph y Rigel, pie -levantado- y rodilla,
respectivamente; y, entre éstas y el cinturón, las Nebulosas M43 de De Mairan,
y M42, de Orión, más brillante; esta noche, del autor.
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