“El campo de competencia de la ciencia es el mundo natural, es decir, la
realidad observada por nuestros sentidos o por los instrumentos que los
potencian. Trabaja proponiendo explicaciones de los fenómenos y sometiéndolas
luego al contraste con el experimento o la observación para que sean
confirmadas o refutadas. De ese modo ha sido capaz de construir el inmenso y
maravilloso edificio de la ciencia de hoy y ha llegado a ser imbatible en su
propio terreno. Pero, fuera de esos fenómenos cuantificables, la ciencia no
tiene competencia especial ni hay razones para que tome una postura oficial. En
relación con el tema de este libro, la ciencia no tiene nada que decir sobre
las creencias religiosas ni sobre el sentido de la vida o sobre la ética, excepto
para defenderse cuando la religión interfiere con la ciencia, negando por
ejemplo alguna idea científica probada o reclamando una autoridad que no tiene.
En este caso, los científicos hacen bien en oponerse con energía como hicieron Carl
Sagan o Stephen Jay Gould en varias ocasiones, por poner algún ejemplo. En
otras palabras, la existencia de Dios no es un problema científico sobre el
cual la ciencia tenga competencia especial.
A pesar de ello, para una parte de la opinión
pública y del mundo intelectual, la ciencia se opone necesariamente a la fe en
cualquier forma de Dios y los científicos son todos necesariamente ateos. Pero
hay también quien lo ve de otra manera, asegurando que la ciencia puede acercar
al hombre a Dios pues le permite comprender mejor su obra, del mismo modo que
quienes tienen educación musical aprecian mejor un cuarteto de Beethoven. Se da
también una tercera posición intermedia, defendida por ejemplo por el gran
químico y biólogo francés Louis Pasteur (1822-1895), considerado como el
fundador de la microbiología y uno de los científicos que más han influido en
nuestras vidas, quien decía que «un poco de ciencia aleja de Dios, mucha
ciencia acerca de nuevo a Dios».”
Y luego, también están
las posiciones, por ejemplo, de un divulgador de la ciencia, y de los
comentaristas en internet de la entrevista en cuestión.
Créditos:
Extracto del apartado Por qué este libro, de Mirada y pregunta, primer capítulo de Los científicos y Dios, obra de Antonio
Fernández-Rañada, tomado de la edición realizada en 2008 por Editorial Trotta,
en su colección Estructuras y procesos
(pág. 44), de la biblioteca del autor.
Me encantó este libro. Espero que a te guste tanto como a mí.
ResponderEliminarEl divulgador podrá decir lo que quiera, pero personalmente he buscado más a Dios en los libros de ciencia que en la propia Biblia o en una iglesia.