“Son las cinco de la tarde del martes 11 de julio de 1972. Las entradas
del recinto del palacio de los deportes, el Laugardalsholl, en el anodino
complejo de ocio de Reikiavik, están agotadas. Sobre el estrado, el campeón del
mundo de ajedrez, Borís Vasilievich Spasski, de veinticinco años, está sentado
solo ante el tablero. Juega con las blancas. A la hora en punto, el árbitro
alemán Lothar Schmid pone en marcha el reloj. Spasski levanta el peón de la
reina y lo avanza dos casillas. El rey del ajedrez de la Unión Soviética ha
iniciado la defensa del título que ha sido suyo desde 1969, y de su país sin
interrupciones desde la Segunda Guerra Mundial. Echa un vistazo al otro lado
del tablero. La silla giratoria de piel negra, cara y de escasa altura, hecha a
medida para su contrincante, está vacía.
Seis minutos después llega el aspirante
norteamericano, Bobby Fischer. Un suspiro de alivio recorre la sala. Debido a
su negativa a marchar de Nueva York a tiempo para llegar a la inauguración del
match, la primera partida ha sido aplazada, y muchos temían que no apareciera.
Con Fischer nunca se sabe. Ahora, una mano grande se alarga hacia el tablero,
levanta el caballo del rey negro y lo coloca en f6.
En la provinciana y, por lo general, tranquila
capital islandesa, lo que ya se califica como «Match del siglo» acaba de empezar
por fin.”
El match, iniciado como
vemos un 11 de julio, comenzó su 21ª partida el 31 de agosto. Después de 40
jugadas, y como estaba estipulado, la partida se aplazó al día siguiente,
previa reflexión de Spasski:
“Spasski parecía agotado. Invirtió solo seis minutos en pensar su último
movimiento, que después anotó en un papel y entregó a Schmid, quien lo guardó
sellado en el sobre. Fischer firmó en la solapa, un control de seguridad
habitual. En ese momento el público pudo relajarse y charlar, se levantó del
asiento, y la conversación giró en torno a quién contaba con ventaja
posicional.”
Sin embargo, no me consta
que el sobre se abriera al día siguiente: Borís Spasski renunció
telefónicamente a continuar la partida, y ni se presentó en la sala. Bobby
Fischer sí se presentó, y por tanto, consiguió el triunfo, y con él, vencer en
el match del siglo.
Era Campeón del Mundo de
Ajedrez.
Créditos:
Transcripción del inicio
del capítulo 1 El match del siglo, y
del 19 Hacia el amargo final, según
traducción de Eduardo G. Murillo, de Bobby
Fischer se fue a la guerra. El duelo de ajedrez más famoso de la historia,
de David Edmonds y John Eidinow, tomada de la primera edición (de junio de
2006) realizada por Debate (pp. 23-24 y 280-281).
Cubierta de la edición
antedicha, del Departamento de diseño de Random House Mondadori / Nuria
Zaragoza, con fotografía de Hans Namuth, cortesía del Center for Creative
Photography.
Tira de Mafalda, tomada de Todo Mafalda, recopilatorio editado por Lumen en 1992 (pág. 375 de
la edición de 1996).
Por desgracia, lo mío no es el ajedrez. Sólo conozco la defensa siciliana :D
ResponderEliminarAbrazos