lunes, 1 de agosto de 2011

Humor general

En su libro de memorias, Vernon Walters no sólo hace una breve referencia a España, en la ‘persona’ del equipo militar médico destacado en el delta del Mekong, durante la guerra del Vietnam; sino que dedica un capítulo específico a nuestro país.

En dicho capítulo, narra una graciosa anécdota:

En la mañana del día siguiente, 22 de diciembre, fui en automóvil con el presidente a El Pardo, para celebrar conversaciones con Franco. Esta visita comenzó con un desayuno en el que imperó un ambiente tan amistoso y de tan buen humor que Eisenhower me pidió que contara a Franco una historieta que yo había contado a Ike, y que le había divertido mucho. Es la siguiente:

En los ejércitos de Napoleón había un coronel llamado Dupont. Era extraordinariamente valeroso, lo cual es frecuente en los coroneles, y era extraordinariamente estúpido, lo cual es muy infrecuente en los coroneles. Pero ansiaba rabiosamente llegar a general, que es lo que les pasa a todos los coroneles. Napoleón decía que le constaba que Dupont era valeroso, pero que no podía tener a un general tan estúpido en el ejército francés. Sin embargo, en la batalla de Austerlitz, Napoleón vio cómo Dupont daba una carga, al frente de la caballería de la Guardia, rompiendo las líneas rusas y austríacas, y ganando prácticamente la batalla. Y mientras esto ocurría, Napoleón vio que Dupont se tambaleaba en la silla y que caía del caballo. Le habían herido. Muy impresionado, Napoleón mandó inmediatamente a su ayudante y a su médico, Larrey, para que éste hiciera cuanto pudiera por salvar a Dupont. Poco después, el joven ayudante, regresaba al galope al lado de Napoleón, y le decía: «Sire, una bala ha atravesado la cabeza del coronel Dupont. La bala le entró por una oreja y le salió por la otra. Larrey dice que el coronel Dupont ahora está todavía consciente, pero que morirá antes de que anochezca.» Napoleón pensó durante unos instantes y dijo: «Muerto antes de que anochezca… Bueno, pues vaya allá y dígale al coronel que le he ascendido a general.» El joven ayudante salió disparado, al galope, y llegó a la tienda de campaña de asistencia médica, en donde Larrey estaba tratando al nuevo general, le había dado a Dupont unos buenos tragos de coñac, le había aserrado la tapa de los sesos, y había puesto el seso sobre una mesa. El seso estaba muy dañado, y Larrey intentaba recomponerlo, en el momento en que el ayudante entró en tromba en la tienda de campaña y anunció: «El emperador acaba de ascender al coronel Dupont a general.» Dupont había quedado notablemente afectado por el coñac Napoleón, y tenía el seso sobre una mesa, pero, a través de los vapores del coñac oyó la mágica palabra «general», y, tambaleándose se puso en pie, se colocó la tapa de los sesos, y se dirigió vacilante hacia la puerta. Larrrey fue tras él, diciéndole: «Mon général, no puede irse tal como está… ¡Que se deja el seso en la mesa!» A lo que Dupont, tartajeando, repuso: «¡Que se vaya al cuerno el seso! ¡Ahora soy general y para nada lo necesito!»

Buscando otras cosas, me he enterado hoy de que en la sección de historia que tiene César Vidal Manzanares en el programa Es la mañana de Federico, el pasado 11 de abril, se dijo que el chiste lo había contado Franco, y que la foto en la que “se les ve a los dos riéndose con la boca abierta” (entiendo que es ésta que acompaña estas líneas), es consecuencia del chiste: “Franco le había contado un chiste de militares de la época de la independencia.

Se ve que ese día el señor Vidal Manzanares (don César) no había consultado las fuentes, o decidió que no eran de su confianza, contando, pues, lo que contó.

"Son chistes de militares que no entendemos pero que a ellos les parecen divertidísimos", ha apuntado César Vidal.

Ni lamento ni dejo de lamentar discrepar de su opinión, pero yo sí entiendo el chiste. Tal vez fuera porque sí hice el Servicio Militar, mientras que él fue Objetor, como nos ha recordado en numerosas ocasiones. Vernon Walters, que también tenía sus relaciones con la milicia, aparte de contar el chiste, también lo entendió, y no fue el único:

Todos los presentes, algunos de los cuales eran generales, se rieron mucho. Franco también rió, y luego, astutamente, dijo a Eisenhower: «¿Se ha fijado en que quienes no son generales se han reído mucho más que los generales?» No había sospechado yo que Franco tuviera esa clase de sentido del humor.

Pues se ve que el famoso “fresco general procedente de Galicia” sí tenía algo de humor, a pesar de don César.

Créditos:
Extracto del capítulo España, de la segunda parte de Misiones discretas, libro de memorias del General Vernon A. Walters, según la traducción de Andrés Bosch, en edición de Planeta de septiembre de 1981 (pág. 324)
Fotografía tomada del libro, de la reunión entre Franco y Eisenhower (Walters se encuentra a la derecha de Eisenhower)

3 comentarios:

  1. Lo dijera quien lo dijera, leyenda o chiste, tiene gracia. Yo hice la PSS en Protección civil con los bomberos y doy fe que coroneles no había ninguno, ni se le esperaba.

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  2. Curiosa anécdota, chiste o lo que sea. No me reí (será porque no soy militar y tampoco hice la mili -pues no era tarea propia de mi sexo), pero curiosa, como dije al principio, sí me pareció.

    PD: y además te vino bien para introducir una nueva pildorita vidaliana (que es lo que más me gustó) ;-)

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  3. Caragüevo: pues en la tele, de entonces, si iban los bomberos y aparecía un occiso, sí iba el coronel.
    S.Cid: no empecemos con el sexismo, pues, aunque hubieras querido, no hiciste la mili por cuestiones de tu enviable juventud.

    ¡Ah! Por cierto, por cierto. ¿Pildorita? ¿Yooo?

    P.S. Y sin ánimo de ser exhaustivos,... habrá más. ;-)

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