Cuando éramos pequeños, en casa, en el corral, había unas matas de perejil, de las que de vez en cuando, enviados por nuestra madre, recolectábamos algunas que otras ramitas para el guiso culinario que fuera (por ejemplo, unas maravillosas croquetas de bacalao).
Es sabido que el perejil ‘casa’ prácticamente con cualquier guiso (otra cosa es que, a pesar del nombre de este diario, yo no sea capaz de hacer nada con él), y de ahí, la expresión coloquial diciendo de alguien que es “el perejil de todas las salsas”.
Esta anotación se me ocurrió allá por los principios de este año, empecé a prepararla a finales de marzo, y acabo publicándola en julio, pero el perejil sigue francamente vigente.
Puede decirse que el perejil está plenamente en su salsa por la noche, en la suya propia, y en la sureña. Tan es así, que incluso hay una repetición de “lo mejor” al final de la madrugada, justo antes de la mañana.
Si bien era tradicional la presencia del perejil en la salsa de la mañana, esta temporada ha conseguido dos huecos por la tarde (uno semanal, como tertuliano, y el otro, diario, aunque grabado).
Incluso una vez (que recuerde), prolongó la jornada haciendo de vaquero circunstancial.
Por eso, no descarto que condimente algún momento (aunque sea grabado) de la madrugada de confidencias e íntima.
Al cabo de un tiempo, descubrí que también había encontrado salsa ¡en un programa de deportes!, aunque eso sí, sobre baloncesto (lo curioso es que, tal vez inspirado por el título del programa, lleve todo el mes fallando – desde el 28 de mayo).
No obstante, de momento, aún no he oído que haya salsa en los programas de Manuel Román; tal vez sea porque un producto difícilmente lo admitiría, y el otro, dura demasiado poco como para hablar de otras cosas. Algo parecido podría decirse cuando se trata de la música comentada.
Y, en frase famosa, creo que ni está ni se le espera temprano los fines de semana. Pero que nadie se acompleje por ello.
Por eso, supongo, por las salsas en las que aún puede estar presente el perejil, son ya diez días con una serie de artículos (de momento, tres y uno de propina) de lo más ilustrativa.
Podría recordarse lo que dicen las malas lenguas en el sentido de que con las salsas se busca disimular la menor calidad del plato principal, pero en mi opinión, no es el caso. Otra cosa muy distinta es un empacho de salsa.
Es sabido que el perejil ‘casa’ prácticamente con cualquier guiso (otra cosa es que, a pesar del nombre de este diario, yo no sea capaz de hacer nada con él), y de ahí, la expresión coloquial diciendo de alguien que es “el perejil de todas las salsas”.
Esta anotación se me ocurrió allá por los principios de este año, empecé a prepararla a finales de marzo, y acabo publicándola en julio, pero el perejil sigue francamente vigente.
Puede decirse que el perejil está plenamente en su salsa por la noche, en la suya propia, y en la sureña. Tan es así, que incluso hay una repetición de “lo mejor” al final de la madrugada, justo antes de la mañana.
Si bien era tradicional la presencia del perejil en la salsa de la mañana, esta temporada ha conseguido dos huecos por la tarde (uno semanal, como tertuliano, y el otro, diario, aunque grabado).
Incluso una vez (que recuerde), prolongó la jornada haciendo de vaquero circunstancial.
Por eso, no descarto que condimente algún momento (aunque sea grabado) de la madrugada de confidencias e íntima.
Al cabo de un tiempo, descubrí que también había encontrado salsa ¡en un programa de deportes!, aunque eso sí, sobre baloncesto (lo curioso es que, tal vez inspirado por el título del programa, lleve todo el mes fallando – desde el 28 de mayo).
No obstante, de momento, aún no he oído que haya salsa en los programas de Manuel Román; tal vez sea porque un producto difícilmente lo admitiría, y el otro, dura demasiado poco como para hablar de otras cosas. Algo parecido podría decirse cuando se trata de la música comentada.
Y, en frase famosa, creo que ni está ni se le espera temprano los fines de semana. Pero que nadie se acompleje por ello.
Por eso, supongo, por las salsas en las que aún puede estar presente el perejil, son ya diez días con una serie de artículos (de momento, tres y uno de propina) de lo más ilustrativa.
Podría recordarse lo que dicen las malas lenguas en el sentido de que con las salsas se busca disimular la menor calidad del plato principal, pero en mi opinión, no es el caso. Otra cosa muy distinta es un empacho de salsa.
¡Qué buena, qué estupenda, qué extraordinaria anotación! Cómo las he gozado leyéndola.
ResponderEliminarPor cierto que, con el barullo de vida que llevo los últimos días, no había vuelto a leer ninguna de las acotaciones de César. Siguiendo tu enlace, he llegado hasta ellas (y hasta la propina). Las he leído en diagonal y no puedo ofrecer una opinión al respecto, pero continúa sin convencerme con sus ¿argumentos?
También le he echado un vistazo a los comentarios de los lectores. Sin haber hecho un estudio exhaustivo, me parece que el personal se ha mostrado bastante anti-César. Lo que no entiendo es el lamento con que éste nos llora en referencia a las "ordas moístas" (¿las llamó así?) porque (aunque es verdad que no me he leído todos los comentarios), las críticas a César Vidal me han parecido en general bastante educadas y, sobre todo, fundadas en su propio texto, y no en descalificaciones personales (como él sí ha hecho con Pío Moa).
Felicidades por la anotación. ¡Es genial!