Cuando uno viaja a otras ciudades, intenta organizarse la agenda (o se la organiza sobre la marcha), para poder ver lo que en esos momentos mejor le apetece; otra cosa es que se consiga. Por ejemplo, está el tema de las visitas a las iglesias. En estos momentos, me viene a la memoria el caso de dos de ellas.
En Londres se encuentra la Iglesia del Temple, sobre la que alguna guía indica que su horario es tan enigmático como la propia Orden Militar. Gracias a ese detalle, pudimos fijarnos bien en el reloj, y aunque resultó el único momento en todo el viaje en que más que pasear o andar, íbamos casi a paso ligero, conseguimos llegar a tiempo de ver (algo) la iglesia y, también, cómo cerraban las puertas una vez salimos.
Otro caso que ya traje a estas páginas es el de San Antonio de los Alemanes, en Madrid. Lo peculiar del horario no nos lo dijo ninguna guía de viaje, sino el guía de la visita al Casón del Buen Retiro; sólo que en esta ocasión no nos pudo concretar más, con lo que el resultado fue el contrario al obtenido en el viejo Londinium: la puerta estaba cerrada antes de llegar nosotros, y así permaneció.
Todo esto viene a cuento de que, como en la casa del herrero, en nuestra propia ciudad solemos tener las cucharas de palo. Es decir, con eso de que, total, ahí está, si no es hoy, será mañana, y si no, pasado, suele suceder (al menos, a mí), que en el horario mucho más regulado que tenemos habitualmente, hay que tener bastante puntería (y organización) para poder visitar las iglesias propias (y es que suele ser un cierta costumbre que los horarios de misa estén expuestos dentro, no fuera; y aunque están fuera, no los miremos).
Ya comenté hace poco la oportunidad que tuve de visitar la ermita de Santa Lucía tras su reapertura una vez llevados a cabo importantes trabajos de rehabilitación.
Con esta anotación, a modo de introducción, doy inicio a una serie dedicada a esas iglesias que habitualmente me he encontrado cerradas al pasar junto a ellas, y que por el motivo que, casualmente, sea, he podido visitar.
Créditos:
Fotografía del interior de la Iglesia del Temple, en Londres, de octubre de 2006, del autor.
Fotografía de detalle del exterior de San Antonio de los Alemanes, en Madrid, de junio de 2009, del autor.
En Londres se encuentra la Iglesia del Temple, sobre la que alguna guía indica que su horario es tan enigmático como la propia Orden Militar. Gracias a ese detalle, pudimos fijarnos bien en el reloj, y aunque resultó el único momento en todo el viaje en que más que pasear o andar, íbamos casi a paso ligero, conseguimos llegar a tiempo de ver (algo) la iglesia y, también, cómo cerraban las puertas una vez salimos.
Otro caso que ya traje a estas páginas es el de San Antonio de los Alemanes, en Madrid. Lo peculiar del horario no nos lo dijo ninguna guía de viaje, sino el guía de la visita al Casón del Buen Retiro; sólo que en esta ocasión no nos pudo concretar más, con lo que el resultado fue el contrario al obtenido en el viejo Londinium: la puerta estaba cerrada antes de llegar nosotros, y así permaneció.
Todo esto viene a cuento de que, como en la casa del herrero, en nuestra propia ciudad solemos tener las cucharas de palo. Es decir, con eso de que, total, ahí está, si no es hoy, será mañana, y si no, pasado, suele suceder (al menos, a mí), que en el horario mucho más regulado que tenemos habitualmente, hay que tener bastante puntería (y organización) para poder visitar las iglesias propias (y es que suele ser un cierta costumbre que los horarios de misa estén expuestos dentro, no fuera; y aunque están fuera, no los miremos).
Ya comenté hace poco la oportunidad que tuve de visitar la ermita de Santa Lucía tras su reapertura una vez llevados a cabo importantes trabajos de rehabilitación.
Con esta anotación, a modo de introducción, doy inicio a una serie dedicada a esas iglesias que habitualmente me he encontrado cerradas al pasar junto a ellas, y que por el motivo que, casualmente, sea, he podido visitar.
Créditos:
Fotografía del interior de la Iglesia del Temple, en Londres, de octubre de 2006, del autor.
Fotografía de detalle del exterior de San Antonio de los Alemanes, en Madrid, de junio de 2009, del autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario