“Todo empezó a las pocas semanas de casarnos. Ahora pienso que nuestro matrimonio fue un error. Pero él me necesitaba, ¿sabe? ¡Estaba tan solo! La nostalgia, a estas edades, es peligrosa… Pero creo, de cualquier forma, que cometió un error llamándome a su lado.”
El otro día pude decirle a Luis Alberto de Cuenca que mucha gente no sabía que, finalmente, James Bond se casó (de nuevo), esta vez con Monneypenny. Él, naturalmente, ya lo sabía.
Y es que este secreto nos lo desveló, hace casi cuarenta años, aunque hablando en futuro (futuro que ya es pasado nuestro), José Luis Garci, en el primero de los relatos del periodista Adam Blake, relato que, como no podía ser de otra manera, se titula Un tipo de antes.
“De James Bond, Adam conocía algo. Fue uno de los cultos más fascinantes de la absurda cultura del pasado siglo. ¡Como si nunca hubieran existido superhéroes fascistas en América o Europa que pudieran matar impunemente…! Bond fue un «duro» inglés, un agente secreto –el 007– al servicio del Imperio Británico (¡qué lejos quedaba eso de Imperio Británico!). Educado, elegante, cruel, mujeriego, el tal James Bond no pasó de ser un empleadillo más de los gabinetes políticos de Occidente (¡Cristo, lo de Occidente sonaba casi a prehistoria!). Gracias a la propaganda, los hombres de varias décadas atrás –los manejados, neuróticos e infelices seres del pasdo siglo– acogieron a Bond como un semidiós.”
Luis Alberto de Cuenca me comentó que un día, mejor dicho, una noche, le llevó a Garci al programa de Luis Herrero Cowboys de medianoche el libro en cuestión; llevándose la sorpresa de que el mismo Garci no lo tenía.
O sea, que ya tengo una cosa en común con Luis Alberto de Cuenca.
“Adam quiso conocer las últimas palabras del héroe.
- Bueno, nos llamó a todos a su lado –dijo Q–, y, tras mirarnos detenidamente, nos dijo: «¡Oh, muchachos, todo es una juerga, creedme, todo es una juerga!...» Luego silbó el tema que le hizo tan famoso, y murió.”
Créditos:
Portada de Adam Blake, de José Luis Garci, en edición de Miguel Castellote, Editor (Madrid) de 1972.
Extractos del primer relato, Un tipo de antes, del citado volumen.
El otro día pude decirle a Luis Alberto de Cuenca que mucha gente no sabía que, finalmente, James Bond se casó (de nuevo), esta vez con Monneypenny. Él, naturalmente, ya lo sabía.
Y es que este secreto nos lo desveló, hace casi cuarenta años, aunque hablando en futuro (futuro que ya es pasado nuestro), José Luis Garci, en el primero de los relatos del periodista Adam Blake, relato que, como no podía ser de otra manera, se titula Un tipo de antes.
“De James Bond, Adam conocía algo. Fue uno de los cultos más fascinantes de la absurda cultura del pasado siglo. ¡Como si nunca hubieran existido superhéroes fascistas en América o Europa que pudieran matar impunemente…! Bond fue un «duro» inglés, un agente secreto –el 007– al servicio del Imperio Británico (¡qué lejos quedaba eso de Imperio Británico!). Educado, elegante, cruel, mujeriego, el tal James Bond no pasó de ser un empleadillo más de los gabinetes políticos de Occidente (¡Cristo, lo de Occidente sonaba casi a prehistoria!). Gracias a la propaganda, los hombres de varias décadas atrás –los manejados, neuróticos e infelices seres del pasdo siglo– acogieron a Bond como un semidiós.”
Luis Alberto de Cuenca me comentó que un día, mejor dicho, una noche, le llevó a Garci al programa de Luis Herrero Cowboys de medianoche el libro en cuestión; llevándose la sorpresa de que el mismo Garci no lo tenía.
O sea, que ya tengo una cosa en común con Luis Alberto de Cuenca.
“Adam quiso conocer las últimas palabras del héroe.
- Bueno, nos llamó a todos a su lado –dijo Q–, y, tras mirarnos detenidamente, nos dijo: «¡Oh, muchachos, todo es una juerga, creedme, todo es una juerga!...» Luego silbó el tema que le hizo tan famoso, y murió.”
Créditos:
Portada de Adam Blake, de José Luis Garci, en edición de Miguel Castellote, Editor (Madrid) de 1972.
Extractos del primer relato, Un tipo de antes, del citado volumen.
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