“PARSIFAL:
¡Qué hermosa parece hoy la pradera!
He encontrado flores encantadas
que trepaban, ardientes, hasta mi cabeza,
pero jamás vi un conjunto igual
de plantas, flores y tallos;
nunca me parecieron tan dulces sus perfumes
ni me hablaron con acento tan cariñoso!
GURNEMANZ:
¡Es el encanto del Viernes Santo, señor!
PARSIFAL:
¡Ah, el supremo día de dolor!
En él, todo cuanto florece,
respira, y vive y renace
no debería sino llorar - ¡ay! – y llorar.
GURNEMANZ:
Ya ves que no es así.
Las lágrimas del arrepentido pecador
son las que hoy, convertidas en sagrado rocío,
riegan campos y praderas:
por eso florecen.
Hoy todas las criaturas siguen con alegría
los pasos del divino Redentor
y le dedican sus plegarias.
Y como a Él no pueden verlo en la Cruz,
contemplan al hombre redimido,
libre de su culpa y vergüenza,
purificado gracias al sacrificio amoroso de Dios:
Así, plantas y flores de las praderas saben
que hoy ningún pie humano las aplastará
porque, al igual que Dios en su infinita bondad
se compadeció de él y sufrió por él,
así el hombre, con piadoso sentimiento,
se desliza hoy entre ellas con paso gentil.
Por eso, toda criatura da gracias
a todo lo que florece y pronto marchita
porque la Naturaleza purificada
ha recobrado hoy su inocencia.”
Créditos:
Parte del diálogo entre Parsifal y Gurnemanz, de Parsifal, Festival sagrado con letra y música de Richard Wagner, según traducción sin acreditar en el libreto del álbum editado por DECCA-Discos Columbia, en 1974.
Qué maravillosa entrada!!
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado, gracias.
ResponderEliminarIntento seguir tu ejemplo.
Un saludo.