lunes, 5 de enero de 2009

Un empujón, y el coche arrancó

En la última anotación del pasado año, hice referencia a Thomas Alva Edison.

En dicha anotación, reflejaba ciertos comentarios que Henry Ford hacía en su libro Edison tal como yo lo he conocido. Como buen ingeniero, sigue un orden, por lo que empieza el libro por el principio, es decir, por el momento en que conoció a Edison:

Me encontré por primera vez con míster Thomas A. Edison el 11 de agosto de 1896. Esta fecha significa mucho para mí.
(…)
Se estaba celebrando una Junta de las Sociedades Edison, reunión anual a la que asistían los ingenieros jefes y administradores de las diversas empresas Edison, con objeto de tratar de sus experimentos.
(…)
Durante la sesión de la tarde, la Junta se había dedicado a discutir ampliamente el nuevo campoque se abría a la electricidad con la carga de baterías de acumuladores para vehículos.– Los hombres de la estación central veían en el coche eléctico el coche sin tracción animal que todos habían soñado.(…) La conversación giró sobre el mismo asunto durante el banquete y fue entonces cuando Alexander Dow, señalándome por encima de la mesa, dijo:
«Ese joven ha construído un coche movido por gas» (…)
Alguien en la mesa me preguntó cómo había logrado hacer marchar mi coche y empecé a explicarme en voz clara y alta (…) Míster Edison percibió algo de lo que dije y se llevó la mano al oído para oír mejor, porque ya entonces estaba sordo.– Edison empezó a hacerme algunas preguntas que demostraban que había hecho ya un estudio de la máquina de gas.–
- «¿Se trata de una máquina con ciclo de cuatro tiempos?», me preguntó.– Le contesté que así era, en efecto, y a continuación hizo un gesto de aprobación.– Luego inquirió si la explosión del gas en el cilindro se producía por electricidad, y si se hacía por contacto o por chispa–pues esto ocurría antes de que las bujías se hubieran inventado.–
Le expliqué que era por medio de un contacto para conectar y desconectar– que funcionaba separadamente por el émbolo– y le hice un diagrama de toda la combinación del contacto, tal como la tenía en mi primer coche–el que míster Dow había visto.– Le dije también que en el segundo coche, en el cual estaba trabajando entonces,había instalado lo que llamaríamos hoy una bujía(…)
Me hizo observar que por chispa se obtendría una ignición más segura y un contacto(…)
Cuando hube concluído , descargó su puño cerrado con fuerza sobre la mesa, y dijo:
«¡Está bien, joven!–Posee usted el asunto.–No lo deje de la mano.(…) Está usted en lo cierto.–¡Adelante!»
Aquel puñetazo en la mesa valía más que un mundo para mí.– Nadie hasta aquel día me había alentado en mis proyectos.(…) El hombre que más sabía de electricidad en el mundo había dicho que para lo que se intentaba, mi motor de gas era mejor de lo que pudiera ser cualquier motor eléctrico.(…) ¡Y esto en una época en que todos los ingenieros electricistas aceptaban como un hecho irrefutable la teoría de que nada podría haber nuevo y digno de tenerse en cuenta mientras no funcionara por electricidad!(…)A Edison corresponde una parte del éxito por haber apresurado la realización del automóvil tal como lo conocemos hoy día–con una máquina de combustión interna.


Como consecuencia de estos alientos, Henry Ford, a la sazón ingeniero jefe de la Detroit-Edison Company, terminó fundando la Ford Motor Company.

Y, según leí en su momento en The New York Times, tal día como hoy, un cinco de enero de 1914, instituyó en la empresa un salario mínimo de 5 dólares al día, muy por encima de lo normal en la industria de la época.

También, tal día como hoy, pero propiamente hoy, es decir, un 5 de enero de 2009, se leen otras cosas.

Y luego hay quien no ve claramente las diferencias entre la iniciativa privada y la pública.

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