sábado, 24 de enero de 2009

Ser el blanco de las críticas

Yo, no sé otros, no dejo de tener la impresión de que en toda esta historia con Barak Hussein Obama hay una espectacular puesta en escena (e incluso hay quienes ven detrás a cierto y famoso Club de Bilderberg, es decir, una conspiración a escala mundial - pero bueno, lo que sea, con tal de vender libros, incluso referirse a El País como un diario de hace 50 años, esto es rigor).

No es momento de hablar de diversos aspectos a los que la prensa no es que no dé relevancia, sino que oculta o incluso confunde. Pero sí es momento de hablar de cómo actúa esa prensa.

Y el problema es que esa prensa, a efectos prácticos, es la prensa, o sea, toda la prensa.

Sin ir más lejos, a este lado del charco, el pasado martes día 20, parece que fue un agobio en todos los medios de comunicación con la famosa investidura, cosa a la que, que yo recuerde, nunca se le había dado más atención que unos minutos en las noticias; aquí, incluso se retransmitió en directo con traducción simultánea por varias cadenas de radio (lo que ya no sé es cómo explicaron el acto fallido del juramento -si hubiera sido otro, bien que lo habrían crucificado) [Para los curiosos, la foto que se acompaña es de Susan Walsh, de AP, en The Washington Post]

Toda esta adhesión inquebrantable, me recuerda la de octubre del 82: el lema era similar y la explicación del cambio, idéntica: que el país funcione (tampoco se explica en qué consiste ese funcionamiento). La cuestión es que después de esos recuerdos de octubre del 82, vienen los del picotazo a una abeja en febrero del 83, los de una mano que se chamuscó en un fuego rubio, los de una publicidad gratuita a los primeros teléfonos móviles de Motorola, y así hasta ahora, en que tras una X, ni del piso de la calle Pez Volador nadie más se volvió a acordar, ni de cierta diputada en su día por Cádiz (por méritos propios, claro, era otra Carmen, por favor), tampoco (lo que también me recuerda ciertas pintadas de hace muchos años, claro, en Madrid, que, por Navidad, muy atentamente, decían "Merry Christmas, Felipe" - pero se ve que ese año la nieve no cuajó).

[Me he ido un poco de lo que estaba comentando, pero vuelvo para acabar]

Sin embargo, siempre hay alguna Casandra que avisa sobre la realidad y la necesidad de adoptar decisiones. Por ejemplo, el mismo día 20, el WSJ empezaba un artículo de fondo de la siguiente guisa:

"Barack Obama takes the oath of office today amid a sense of expectation and opportunity rare even for new Presidents. Partly this is due to his heritage and the historic nature of his triumph, partly to our current economic troubles, and partly to a nation looking for a fresh start after the difficulties of the Bush era. The paradox is that in order to succeed Mr. Obama will soon need to turn the opacity of his hope into clear and often difficult choices, some of which will upset his most passionate supporters."

El caso es que los muy corporativistas de los periodistas se están quejando por cómo (no) les dejan hacer su trabajo, empezando por la repetición del juramento.

Y es que, otros sí, pero ese callo no se puede pisar.

Y de todo esto me entero el día en que los famosos 100 primeros días, se cumplen para este diario.

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