Desde hace un tiempo, se han extendido las políticas de fidelización de clientes. Incluso El Corte Inglés tiene una tarjeta en relación con los departamentos de música, cine y videojuegos, y también tuvo en el supermercado (aunque ahora no sé si sigue con ella).
Sin embargo, ésta no es una práctica novedosa. Hace ya más de treinta años que se practicaba, al menos, aquí en Valencia, mediante el conocido Cupón Regalo Comercial.Esta campaña de entonces, consistía, como ahora, en que según el volumen de compra, el establecimiento adherido te daba unos cupones, que debidamente adheridos (en este caso, en su acepción de pegados) en una libreta (pues de eso se trataba, de una verdadera libreta con no sé cuántas páginas para rellenar), se conseguía un acopio de "libretas al portador" canjeables en su momento por diversos regalos, valorados según una determinada escala.
En el caso concreto de mi familia, tras mucho tiempo de disciplina y dedicación, y capeando la crisis de entonces como se pudo (básicamente con sacrificio en el trabajo y en la calidad de vida, e imaginación en la cesta de la compra), se consiguió ahorrar el número suficiente de cartillas para conseguir completa una vajilla, y creo que también cristalería. Y como muestra, una bandejita.
Tras leerlo, y recordando lo más arriba expuesto, yo, como soy de ciencias (versión de antes de la LOGSE, y parcialmente, incluso de antes de la EGB), he dado varias vueltas a la Finca de Hierro, mirándola por todos los lados.
Por fin, aunque bien arriba, he encontrado un par de triángulos rectángulos con sus correspondientes catetos, e hipotenusas, claro.
En resumen, los únicos catetos son los de las fotos,... junto con el redactor de la nota de la exposición. Y es que el título de aquella película, también de 1970, es plenamente vigente, aunque no precisamente aplicable al protagonista.
Me acuerdo perfectamente aunque era muy cría de la cara que pusieron los del cupón comercial cuando nos vieron descargar las cajas, sí las cajas, con todas las libretas llenas del cupón comercial y pedir la vajilla completa y los vasos, y efectivamente nada de Andorra, en pleno centro de Valencia y por compras hechas en Requena (cuando a Requena sólo la conocíamos los requenenses).
ResponderEliminar