viernes, 9 de enero de 2009

Unos granos en la exposición

El pasado domingo hice una reseña de la exposición sobre el Rey Jaime I celebrada en el edificio del Almudín, en Valencia.

Hoy, ya finalizada, quiero comentar dos cosas sobre la imagen que, en ocasiones, se acaba transmitiendo, con independencia de la calidad de la exposición.

El Ayuntamiento de Valencia, a través de la Concejalía de Cultura, edita Valentia, revista de distribución gratuita. En su número 31, correspondiente al trimestre octubre-diciembre de 2008, abre en portada con la referencia a las exposiciones sobre el Rey Jaime I, guerrero y legislador.

En el caso concreto de la exposición Jaime I, Rey y Caballero, el artículo se ilustra con una foto del exterior del edificio en proceso de engalanamiento para la inauguración, y con un detalle sobre la dirección, horarios y condiciones de las visitas.



Bien, pues, supongo que por tratarse del periodo navideño, y aunque, como se puede observar, no se refleja en la revista, para la visita que realizamos este pasado día 30 no fue necesario adquirir entrada - no digo que nos resultara gratuita, ya que nadie, por este motivo, nos ha perdonado ninguna parte de los impuestos que hemos pagado.

(Un inciso: durante un viaje a Milán hace dos años menos casi tres meses, durante la visita al Palacio Sforza, a partir de cierta hora, la visita a determinadas salas resultó gratuito -no pago impuestos directos en Italia- pero sí nos hicieron entrega de la entrada, nos dijeron, "para estar cubiertos por el seguro". Siempre se aprende algo cuando se viaja)

En la exposición, además de la referida revista, había un pequeño folleto como ya comenté en su día. En él, en la contraportada, además de todos los patrocinadores, también figuran las referencias de la exposición en lo que respecta al edificio, dirección, periodo y horarios.

Como se puede observar, la revista y el folleto no se ponen de acuerdo en el apellido del santo que da nombre a la plaza. Es cierto que éste es un pequeño detalle, que no se aprecia si no se contrastan ambas publicaciones (y, claro, hay otras cosas más importantes que hacer).

Sin embargo, este otro detalle sí es más visible. La foto es del día de la visita, ¡y qué lejos han quedado las galas de la inauguración! Como se puede ver, faltan numerosos estandartes, lo cual, aunque mantengan el porte erguido, deja a los mástiles en una posición algo ridícula (pues, supongo, su objeto era dar soporte a los estandartes para que orgullosamente ondearan mecidos por el viento).

Y la verdad, no sé qué es peor: si es que nadie se daba cuenta, si le daba lo mismo... o si los habían robado.

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