sábado, 24 de enero de 2009

The keys of the city

En este diario se celebran y conmemoran los nacimientos, o se recuerdan los fallecimientos, de personas que han tenido no sólo una gran trascendencia en el mundo, sino que dicha trascendencia ha sido positiva (en opinión de quien esto escribe).

Hoy toca, por contra, recordar el fallecimiento de una persona cuya trascendencia, en mi opinión, ha sido todo lo negativa que puede llegar a ser.

Y es que, aprovechando que hoy hace 85 años que a la ciudad de San Petersburgo le cambiaron el nombre y, en un espontáneo ejemplo de reconocimiento, pasaron a bautizarla como Leningrado, recordamos que tres días antes había fallecido (aunque algunos dicen que "lo fallecieron"), Vladimir Ilich, más conocido como Lenin.

Tal vez uno de los méritos por los que se justificaba el cambio de nombre de la ciudad, y que explicara ese subtítulo del artículo ("Soviet Congress in tears") fuera, tal y como se narra en Koba el Temible. La risa y los Veinte Millones, obra de 2002 de Martin Amis, según traducción de 2004 de Antonio-Prometeo Moya, para la edición de la obra publicada por Anagrama con el número 577 de su colección Panorama de Narrativas; fuera, como digo, el siguiente:

Por lo general se cree que el uso del hambre como arma del Estado contra la población es una innovación introducida por Stalin (luego adoptada por Mao y otros dirigentes comunistas), pero el hambre leninista de 1921-1922 también tuvo sus aspectos terroristas. Las dos hambrunas tuvieron la misma causa: requisa alimentaria punitiva. Mientras que Stalin fomentó y consolidó el hambre total, Lenin permitió al final y a regañadientes la intervención norteamericana,que salvó más de 10 millones de vidas. Sin embargo, el hambre leninista se imbricó con el terror, al menos en Ucrania. Como dijo en 1927 el historiador H.H. Fisher: «El gobierno de Moscú no sólo no informó a la American Relief Administration de la situación en Ucrania, tal como había informado en el caso de regiones mucho más lejanas, sino que deliberadamente puso obstáculos.» Y Conquest añade: «La verdad es que entre el 1 de agosto de 1921 y el 1 de agosto de 1922 se sacaron de Ucrania 5 millones de quintales de cereal para repartirlos por otros lugares.» Durante toda su vida adulta, Lenin fue un admirador del hambre como elemento «radicalizador» (y secularizador) del campesinado. (...) Así pues, Stalin, en 1933, se limitó a demostrarse a sí mismo, una vez más, que era «el más capacitado discípulo de Lenin». Su única novedad cualitativa, al margen de las purgas del Partido, fue la farsa de los Procesos de Moscú. Podemos traer a colación el comentario de Solzhenitsyn sobre el juicio «de propaganda» de los socialistas revolucionarios de 1922: Lenin «casi casi estuvo allí».

Y, como se sigue viendo, todavía hay quien lo sigue.

1 comentario:

  1. Con una semana de retraso hago este comentario pero viene bien el retraso porque ayer en Madrid hubo una mani en solidaridad y apoyo no a Cuba sino a la dictadura de los hermanos Castro.
    Sé que el mnaifiesto lo leyó Willy Toledo, ¿dónde estaría la Humanidad sin Willy? pero no he podido confirmar si estuvieron la Bardem y Rosana Pastor. Si no estuvieron la mani fue un fracaso y no me vale como excusa que estuvieran preprando algo fuerte para la Gala de los Goya de esta noche, en la que van a cantar las cuarenta a ZParo por la situación económica.
    Del comentario a la entrada es que si esperamos que esta gentuza pida perdón por los más de 100 millones de asesinados por el comunismo o por la alianzas con Hitler debemos hacerlo sentados.

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