Una de las asignaturas de
mi hija, en este segundo curso de Bachillerato, es Literatura Universal. Aunque pueda parecer increíble, van a
trabajar sobre libros de la… literatura universal. Sin embargo, hay un
problema.
El problema se llama «Selectividad».
Dada la situación actual en relación con los números clausus, en que una centésima puede suponer la exclusión
del alumno en el acceso al centro que le interesa, el Bachillerato en realidad
es una preparación a la Selectividad, más que un periodo de la enseñanza e
instrucción como tal.
Por eso, cuando se
facilita la relación de libros sobre los que se va a trabajar, se indica una edición
concreta no por ser la traducción o la introducción mejores que otras, sino
porque esa edición es la que se va a utilizar como referencia en el examen de la
Selectividad.
Naturalmente, con esos
criterios y/o amenazas, da lo mismo que la edición de Kafka que uno tenga en
casa sea casi histórica, por no
hablar de que la Commedia o Hamlet estén sin traducir.
Y aquí están, recién
comprados esta mañana (aunque falta Edipo
Rey: - ¿Te vas? - Sí, pero en seguida vuelvo - No tardes, que tienen que
leerte).
Cubiertas de los libros
en cuestión.
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