viernes, 13 de septiembre de 2013

El arte en la fotografía

«- Exqueeuse me, pleese. Can you... yeah... take as a photo?
- Sí, hija, sí.
- ¡Ah! ¿Español? ¡Qué gracia!
- Sí, cosas que pasan. ¿Cómo la queréis?
- Pues aquí, en esta acera del puente... de modo que se vea la torre con el reloj al fondo.
- ¿Sólo la torre? ¿Algo del edificio del Parlamento?
- No, no es necesario. En realidad, lo importante es el reloj.
- Bien, de acuerdo.
- ¡Ah, sí! Que sea justo cuando suenen las campanadas. En cualquier momento, pero tiene que ser mientras estén sonando.

Muy oportuno el aviso, pues el tiempo necesario para que las dos muchachas se alejaran un poco y adoptaran la postura 'foto de recuerdo del viaje a Londres de dos amigas', y, mientras, el viajero despistado ajustara el encuadre, fue el que necesitó la maquinaria del famoso reloj para poner en marcha el proceso de las campanadas.

Y, tal y como le habían pedido, mientras estaban sonando las campanadas, él hizo la foto.

Nada más hacerla, se extrañó. Había notado como un breve remolino de aire, frío y húmedo (al fin y al cabo, estaba en un puente sobre el Támesis), y confiaba en que ese repentino escalofrío no supusiera que la foto saliera movida. «Bueno, -pensó rápidamente- si tan importante es lo de las campanadas, ya esperaremos las siguientes tomando una cerveza en un pub de los cercanos al Parlamento.»

- Ya está, pero... -se quedó mirando la pantalla de la cámara, orientándola para evitar los reflejos de un día excesivamente luminoso- pero... -no terminaba la frase, extrañado al no ver el resultado de la foto recién hecha, al no ver, en realidad, nada; bueno, sí, ahora...- ¡Ah! Creía que la había roto... -inició una sonrisa aunque de inmediato frenó el gesto- Pero, ¿qué es esto? -En vez de la foto que esperaba, la pantalla mostraba como en un mosaico nueve fotos, todas de los famosos reloj y torre, pero cada una con una persona distinta ante él, en primer plano, con una expresión de... pánico-  No entiendo nada... -Intrigado por lo que veía no se dio cuenta de que las dos muchachas se le acercaban, con paso tranquilo y expresión satisfecha.
- ¿Qué pasa? -dijo una de ellas aunque nada intrigada.
- No sé... no lo entiendo. He hecho la foto, pero no habéis salido vosotras... En cambio, la cámara me muestra fotos de otra gente, fotos extrañas...
- No te preocupes -dijo la otra-. Seguro que ha salido bien, ¿verdad? -concluyó, con una mirada a su amiga.
- Sí, creo que la foto ha salido bien -dijo ésta-. Fíjate.

El viajero despistado volvió a mirar la pantalla de la cámara. El mosaico había desaparecido, sustituido por una única fotografía de la torre y el reloj. Las dos chicas seguían sin aparecer, pero poco a poco iba tomando forma, en primer plano, una persona que, como las que había visto antes, tenía una expresión de pánico.

- Muchas gracias por la foto -le dijo la muchacha que le había pedido el favor, cogiendo la cámara de fotos con la mano, con gesto firme, justo en el momento en que el viajero se daba cuenta de que la persona de la fotografía era él, con la misma cara de pánico que estaba mostrando mientras era absorbido dentro de la cámara de fotos.
- Ya tenemos otro recuerdo de este viaje -dijo, fría pero sonriente, la muchacha.»

Créditos:
Fotografía (sin acreditar) de la torre mal llamada Big Ben, escultura en hielo (de autoría también sin acreditar) que figuraba de la exposición Madrid on Ice, incluida en el artículo El hielo se apodera de Azca esta Navidad, de Iñaki Martínez, publicado en ABC el 2 de diciembre de 2007, de la hemeroteca del autor.

2 comentarios:

  1. Jejejejeje... perfecto para el día de hoy en algunos países...

    ¡Qué miedo! :o

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  2. Pues, Pantera Rosa, según la estadística del blog este comentario tuyo es el número 3300.
    Te lo digo por si quieres salir en la foto...

    ¡Jaaa, ja, ja, jaaaaaaa!

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