«- Exqueeuse me, pleese. Can you... yeah...
take as a photo?
- Sí, hija, sí.
- ¡Ah! ¿Español? ¡Qué gracia!
- Sí, cosas que pasan. ¿Cómo la queréis?
- ¿Sólo la torre? ¿Algo del edificio del
Parlamento?
- No, no es necesario. En realidad, lo importante
es el reloj.
- Bien, de acuerdo.
- ¡Ah, sí! Que sea justo cuando suenen las
campanadas. En cualquier momento, pero tiene que ser mientras estén sonando.
Muy oportuno el aviso, pues el tiempo necesario
para que las dos muchachas se alejaran un poco y adoptaran la postura 'foto de
recuerdo del viaje a Londres de dos amigas', y, mientras, el viajero despistado
ajustara el encuadre, fue el que necesitó la maquinaria del famoso reloj para
poner en marcha el proceso de las campanadas.
Y, tal y como le habían pedido, mientras estaban
sonando las campanadas, él hizo la foto.
Nada más hacerla, se extrañó. Había notado como un
breve remolino de aire, frío y húmedo (al fin y al cabo, estaba en un puente
sobre el Támesis), y confiaba en que ese repentino escalofrío no supusiera que
la foto saliera movida. «Bueno, -pensó rápidamente- si tan importante es lo de
las campanadas, ya esperaremos las siguientes tomando una cerveza en un pub de
los cercanos al Parlamento.»
- Ya está, pero... -se quedó mirando la pantalla
de la cámara, orientándola para evitar los reflejos de un día excesivamente
luminoso- pero... -no terminaba la frase, extrañado al no ver el resultado de
la foto recién hecha, al no ver, en realidad, nada; bueno, sí, ahora...- ¡Ah! Creía
que la había roto... -inició una sonrisa aunque de inmediato frenó el gesto-
Pero, ¿qué es esto? -En vez de la foto que esperaba, la pantalla mostraba como
en un mosaico nueve fotos, todas de los famosos reloj y torre, pero cada una
con una persona distinta ante él, en primer plano, con una expresión de...
pánico- No entiendo nada... -Intrigado por
lo que veía no se dio cuenta de que las dos muchachas se le acercaban, con paso
tranquilo y expresión satisfecha.
- ¿Qué pasa? -dijo una de ellas aunque nada
intrigada.
- No sé... no lo entiendo. He hecho la foto, pero
no habéis salido vosotras... En cambio, la cámara me muestra fotos de otra
gente, fotos extrañas...
- No te preocupes -dijo la otra-. Seguro que ha
salido bien, ¿verdad? -concluyó, con una mirada a su amiga.
- Sí, creo que la foto ha salido bien -dijo ésta-.
Fíjate.
El viajero despistado volvió a mirar la pantalla
de la cámara. El mosaico había desaparecido, sustituido por una única
fotografía de la torre y el reloj. Las dos chicas seguían sin aparecer, pero
poco a poco iba tomando forma, en primer plano, una persona que, como las que
había visto antes, tenía una expresión de pánico.
- Muchas gracias por la foto -le dijo la muchacha
que le había pedido el favor, cogiendo la cámara de fotos con la mano, con
gesto firme, justo en el momento en que el viajero se daba cuenta de que la
persona de la fotografía era él, con la misma cara de pánico que estaba
mostrando mientras era absorbido dentro de la cámara de fotos.
- Ya tenemos otro recuerdo de este viaje -dijo,
fría pero sonriente, la muchacha.»
Créditos:
Fotografía (sin
acreditar) de la torre mal llamada Big
Ben, escultura en hielo (de autoría también sin acreditar) que figuraba de
la exposición Madrid on Ice, incluida
en el artículo El hielo se apodera de
Azca esta Navidad, de Iñaki Martínez, publicado en ABC el 2 de diciembre de 2007, de la hemeroteca del autor.
Jejejejeje... perfecto para el día de hoy en algunos países...
ResponderEliminar¡Qué miedo! :o
Pues, Pantera Rosa, según la estadística del blog este comentario tuyo es el número 3300.
ResponderEliminarTe lo digo por si quieres salir en la foto...
¡Jaaa, ja, ja, jaaaaaaa!