“Entretanto, Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los
discípulos del Señor se presentó al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las
sinagogas de Damasco, para que, si encontraba algunos seguidores del Camino,
hombres o mujeres, los pudiera llevar presos a Jerusalén.
Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca
de Damasco, de repente le envolvió una luz venida del cielo, cayó en tierra y
oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» Él preguntó: «¿Quién
eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra
en la ciudad y te dirán lo que debes hacer.» Los hombres que iban con él se habían
detenido mudos de espanto, pues oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se
levantó del suelo, y, aunque tenía sus ojos bien abiertos, no veía nada. Le
llevaron de la mano y le introdujeron en Damasco. Pasó tres días sin ver, y sin
comer ni beber.”
Poco después de
pronunciar su breve discurso sobre la libertad, Don Quijote, junto con Sancho,
se encontró con unos hombres que estaban comiendo, en un alto en el camino
en el que transportaban unas imágenes, parte de un retablo, cubiertas para
evitar su deterioro. Los hombres les mostraron las dos primeras imágenes, y “luego descubrieron otro lienzo, y pareció
que encubría la caída de San Pablo del caballo abajo, con todas las
circunstancias que en el retablo de su conversión suelen pintarse. Cuando le
vido tan al vivo, que dijeran que Cristo le hablaba y Pablo respondía.
-Éste -dijo
don Quijote- fue el mayor enemigo que tuvo la Iglesia de Dios Nuestro Señor en
su tiempo, y el mayor defensor suyo que tendrá jamás: caballero andante por la
vida, y santo a pie quedo por la muerte, trabajador incansable en la viña del
Señor, doctor de las gentes, a quien sirvieron de escuelas los cielos y de
catedrático y maestro que le enseñase el mismo Jesucristo.”
Estos días se nos
presenta muy congestionado el camino hacia Damasco, y la gran duda es si al
final del camino, llegando (o no) a la ciudad, habrá libertad y conversión, o si,
por el contrario, se mantendrán (o aumentarán) las “amenazas y muertes” y los enemigos (también los de “la Iglesia de Dios Nuestro Señor”).
Créditos:
Extracto de los Hechos de los Apóstoles (9, 1-9), tomado
de la Nueva Biblia de Jerusalén,
revisada y aumentada, editada en 1998 por Desclée De Brouwer.
Extracto del capítulo
LVIII de la segunda parte de la obra de Miguel de Cervantes, tomado de Don Quijote de la Mancha, edición del IV
Centenario, realizada por la Real Academia Española y la Asociación de
Academias de la lengua española, publicada por Alfaguara en 2005, y con edición
no venal patrocinada por la Generalidad Valenciana (pp. 986-987), de la
biblioteca del autor.
Imagen de la Conversión de San Pablo, óleo sobre
lienzo, obra de Vicente Carducho (Florencia, 1576 - Madrid, 1638), en el Museo
de Bellas Artes San Pío V, de Valencia, tomada de la página de internet del museo.
Pues sí... Está la situación bastante complicada... A ver si alguno más cae del caballo...
ResponderEliminarSaludos.
Tras los primeros impulsos,María Gaetana, y tres semanas después, Siria... ya no es noticia.
ResponderEliminarSin embargo, el camino de Damasco sigue lleno de "amenazas y muertes", aunque se siga discutiendo, torticeramente, quién amenaza y quién muere.
Un saludo.