miércoles, 13 de febrero de 2013

De Profecías y Buenas Nuevas

Y percibí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré?, ¿y quién irá de parte nuestra?»
Dije: «Heme aquí, envíame.»

Hace casi ocho años, el Cardenal Joseph Ratzinger así respondió ante el resultado del Cónclave convocado tras el fallecimiento del Papa Juan Pablo II, pasando a ser, con el nombre de Benedicto XVI, Sumo Pontífice y Primado de la Iglesia Católica.

Este texto del profeta Isaías formaba parte de la Primera Lectura para este pasado domingo, día 10, V del Tiempo Ordinario, y último antes del inicio de la Cuaresma, tiempo de meditación y preparación para la Pascua de Resurrección.

Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.» Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse.

También este texto del Evangelio de San Lucas formaba parte de las lecturas de este pasado domingo.

No hace falta recordar que este mismo Simón es a quien Jesucrito dice, conforme recoge San Mateo, lo siguiente:
Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.

Puede verse cómo la primera aparición de Simón Pedro en el Evangelio es tras haber “estado bregando toda la noche”, por lo que caber suponerle cansado. Aun así, se pone a disposición de Jesucristo, primero alejando un poco la barca de la orilla para que desde ella Jesucristo pudiera enseñar mejor a la muchedumbre, y luego cuando, “por tu palabra”, se pone de nuevo a trabajar, echando las redes. Y es la pesca “de modo que las redes amenazaban romperse”.

Sigue el Evangelio de San Lucas diciéndonos que:
Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y se llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.

Lo que leemos en el Evangelio, por tanto, es que Simón Pedro, cansado y todo, consigue, siguiendo las indicaciones de Jesucristo, una pesca milagrosa. Pero, a su cansancio, se añade que “las redes amenazaban romperse”. Y tuvo que pedir ayuda.

El escrito con cuya lectura anunció este lunes, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, Su Santidad Benedicto XVI la renuncia al Pontificado tenía fecha de este V Domingo del Tiempo Ordinario.

Ante lo que uno se plantea:
¿Cuál es la tarea, cuál es la “gran cantidad de peces”, que la Barca de San Pedro tiene ante sí, que supone tal riesgo de que se rompan las redes, que incluso el titular de la Barca, habiendo dicho “Envíame”, se ve cansado y sin fuerzas para poder llevarla adelante, y, humildemente, ha pedido ayuda a “los compañeros de la otra barca”?

En todo caso, Dios, en su Divina Providencia, ante la que no existen casualidades ni coincidencias, inspirará mediante el Espíritu Santo la elección de un responsable de la Barca, ante cuya travesía, ahora, sólo podemos rogar que sea grata a los ojos de Dios.

Y ayudar para que así sea.

Créditos:
Extractos del Libro de Isaías (6, 8), del Evangelio según San Lucas (5, 5-6 y 7), y del Evangelio según San Mateo (16, 18-19), tomados de la Nueva Biblia de Jerusalén, revisada y aumentada, editada en 1998 por Desclée De Brouwer.

1 comentario:

  1. Dios proveerá. Ésa es nuestra fe. Por nuestra parte, a seguir rezando y, como bien dices, a ayudar en lo que esté en nuestra mano...

    Un saludo.

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