viernes, 23 de noviembre de 2012

Años después, seguimos hablando

- Eh, un momento, ¿qué está pasando aquí?
Los intrépidos ladronzuelos miraron hacia arriba para identificar al recién llegado y sus bocas se apretaron al verle. Se trataba de un muchacho delgado, enfundado en un largo abrigo negro. Alfred y Agatha retrocedieron asustados, pues el nuevo era bastante más alto que ellos y que los pillastres. Si así lo deseaba sería bastante fácil para él hacerse con el botín.
- Os tengo dicho que no quiero veros por este barrio –el desconocido miraba amenazante al líder de la banda–. Así que ya os estáis esfumando.
Los tres niños andrajosos relajaron sus brazos y se quitaron las gorras en actitud de sumisión. Al verlos, Agatha y Alfred suspiraron aliviados.
(…)
Aquel chico de ojos risueños parecía casi de su edad, aunque tenía aspecto de ser mucho más experimentado. Lucía una cabellera castaña repleta de rizos y sus ropas, desgastadas por el uso, asomaban bajo un desaliñado abrigo de paño. Estaba claro que su aspecto no era el de alguien acostumbrado a las comodidades.

El genio que Alfred y Agatha conocen en su cuarta aventura, resulta ser Adolph (luego Arthur) Marx, más conocido como Harpo Marx, y es el personaje que los chiquillos dibujaron esa tarde en BiblioCafé.

Bueno, no sólo los chiquillos, pues además de la firma de Ana Campoy, mi hija le pidió también una dedicatoria al ilustrador de los libros, Álex Alonso, y cuando éste le preguntó qué personaje prefería que le dibujara, mi hija le pidió, precisamente, Harpo Marx, ante la sorpresa del ilustrador que no se lo tenía preparado.

Ahora ya puedo hablar y contarlo, y es que tal día como hoy pero de 1888, nacía, claro, Harpo Marx.

Créditos:
Extracto del capítulo 5, Una extraña enfermedad, de El pianista que sabía demasiado, cuarta de Las aventuras de Alfred&Agatha, de Ana Campoy, tomado de la primera edición, de octubre de 2012, publicada por edebé (pp. 90-93)
Imagen de la dedicatoria ilustrada por Álex Alonso, en el ejemplar de mi hija.

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